No estamos locos

La situación actual en España, por mucho que quienes nos gobiernan insistan en lo contrario, no es nada buena. La tan traída y llevada crisis ha generado escenas terribles como no se veían en nuestra nación desde hace mucho tiempo. Y la gran mayoría de la población observa desde la indefensión que las medidas tomadas por el Gobierno no parecen tener como objetivo mejorar el día a día de los sufridos ciudadanos.

Ante semejante panorama, no resulta sorprendente que surjan voces airadas para protestar y denunciar comportamientos abusivos y situaciones francamente reprobables. Eso es lo que hace en La Sexta, de lunes a jueves, el Gran Wyoming (alias de José Miguel Monzón Navarro) en su programa televisivo “El intermedio”. Un programa que recurre al humor para criticar sin tapujos a los poderosos, y en el cual se encuentra el germen de “No estamos locos”, el libro más reciente surgido de la pluma del popular presentador.

Un vistazo al pasado

Para entender quiénes somos, es necesario saber de dónde venimos. Con tal idea en mente, el autor de “No estamos locos” dedica la primera parte de su libro a recordar lo que ocurrió durante la Guerra Civil y a lo largo de la dictadura franquista. La idea de que existían, y existen todavía, dos Españas bien diferenciadas (la de los vencedores y la de los perdedores del conflicto armado) le permite a Wyoming extrapolar esa división al momento actual, dejando bien claro que quienes ostentan hoy el poder son herederos de la vieja derecha política y, por lo tanto, defensores de las ideas propias de aquella.

También dedica espacio el comunicador a revisar el papel que la Iglesia Católica ha jugado en nuestra historia más reciente, y al hacerlo manifiesta con claridad su rechazo ante tal institución, a la cual dedica abundantes críticas. Según Monzón, la Iglesia (la cual contó con un papel preponderante en tiempos de Franco) avanza de la mano del Estado cuando el poder está en manos del Partido Popular. De este modo, la institución eclesiástica obtendría numerosos beneficios y contaría con una gran influencia cuando al frente del Gobierno se encuentra un Presidente afín a sus ideas.

Analizando el presente

La mayor parte de “No estamos locos” está dedicada a revisar de forma muy crítica la situación actual en España. Para ello, Wyoming repasa las dos últimas décadas lanzando duros ataques a las dos legislaturas de Aznar, criticando a fondo la gestión del actual equipo de gobierno y pasando de puntillas por el periodo en el cual Zapatero fue el Presidente de la nación.

El conductor de “El intermedio” no escatima páginas a la hora de valorar negativamente la labor de Mariano Rajoy y sus ministros, poniendo el punto de mira en los numerosos casos de corrupción política todavía en los tribunales (unos tribunales en los cuales, por cierto, no confía demasiado). También expone el afán privatizador de los gobiernos de centro-derecha, llamando la atención del lector sobre el hecho de que quienes se encargan de poner en manos privadas empresas públicas, acaban ocupando puestos muy bien remunerados en dichas empresas.

Wyoming no sólo denuncia la corrupción, la prevaricación y el enchufismo descarado. También se acuerda de los medios de comunicación los cuales, en manos de quienes nos gobiernan, se convierten en meras herramientas al servicio de los poderosos, quienes se encargan de que la información nos llegue convenientemente manipulada (cuando nos llega).

Nosotros y ellos

“Nosotros” somos los ciudadanos, el “pueblo soberano”, la “mayoría silenciosa”. Muchos son los apelativos admisibles para identificar a una ciudadanía que debe soportar reformas, recortes y una presión fiscal en aumento. A nosotros nos toca cobrar cada vez menos y pagar cada vez más por servicios básicos. Y, para Wyoming, en nuestra mano está la posibilidad de reaccionar, de plantar cara a quienes parecen gobernar para entidades tan difusas como “los mercados”, en lugar de para quienes les entregaron su voto con la esperanza de una actuación completamente opuesta a la que están realizando.

“Ellos” son todos aquellos que están en nuestra contra a pesar de ocupar puestos de responsabilidad para con la mayoría. Son todos esos políticos que se llenan los bolsillos con sobornos o con un dinero desviado del erario público. Son banqueros y empresarios cuya torpeza, unida a una ambición desmedida, ha generado pérdidas económicas inmensas que hemos acabado pagando quienes no somos culpables de nada. “Ellos” son el adversario, un rival al cual no le interesa que reaccionemos y que está haciendo todo cuanto está en su mano para impedir que podamos siquiera manifestar nuestro hartazgo.

España es, según Wyoming, una suerte de moderna “dictadura democrática” en la cual unos pocos mantienen sometido a un pueblo que soporta lo insoportable. Un pueblo, “nosotros¨, al cual Monzón anima una y otra vez a reaccionar ante la tiranía a la que nos someten “ellos”. Un deseo resumido en una simple palabra, tan concisa como llena de fuerza: “uníos”.

Un libro necesario

El Gran Wyoming jamás ha ocultado su ideología política ni sus simpatías por la izquierda. Por lo tanto, quien se acerque a “No estamos locos” ha de hacerlo teniendo en cuenta que la opinión personal de su autor obedece a una forma de pensar muy concreta, con la cual se puede no estar de acuerdo.

Sea como fuere, el color político asignable a Monzón no influye en absoluto en el apartado informativo y de denuncia del libro. Al fin y al cabo, cualquier persona que se mantenga medianamente informada estará al tanto de la gran cantidad de causas abiertas por corrupción, malversación y demás delitos que afectan a la “clase política” española. La interpretación puede variar según la visión de cada cual, pero los hechos son los que son. Y de hechos probados está lleno el volumen que nos ocupa.

La editorial Planeta, con la edición de “No estamos locos”, pone a nuestro alcance un libro lúcido, magníficamente escrito, nacido de la intensa indignación que siente su autor. Se podrá comulgar o no con lo que en él se expone, está claro, pero desde El Mar de Tinta no dudamos en recomendarlo con el convencimiento de que, cuanto mayor sea el número de puntos de vista sobre el momento presente que tengamos a nuestro alcance, más fácil será que consigamos desenmarañar las complejidades de la sociedad en la cual nos ha tocado vivir. 

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