La Templanza

Desde el México recién independizado hasta la España de solera y bodega, la nueva novela de María Dueñas sigue los pasos del indiano Mauro Larrea en su enconada lucha por recuperar rango y fortuna. “La Templanza”, tercera obra de la autora de “El tiempo entre costuras” y “Misión Olvido”, llega a las librerías españolas de mano de editorial Planeta.

Templanza: sinónimo de moderación, sobriedad, y contención de carácter. Sin duda la novela de María Dueñas posee estas tres características, y en alto grado. Quienes no las poseen sin embargo son sus protagonistas, envueltos en un drama social y financiero que avanza a impulsos del azar, y que les pondrá una y otra vez contra las cuerdas hasta el desenlace final.

Ni frío ni calor

“La Templanza” es un libro agradable de leer, de eso no cabe duda. Está correctamente escrito, bien documentado y posee puntos esporádicos de brillantez. Sin embargo, lamentamos decir que no es un texto memorable. Nos hacemos cargo de la delicada situación de la autora: después del arrollador éxito de “El tiempo entre costuras”, cualquier obra posterior de María Dueñas está condenada a la comparación. Y todos sabemos que las comparaciones son odiosas.

Pese a ello, “La Templanza” es una obra ambiciosa, muy arriesgada. Tiene un línea argumental compleja, secundarios brillantes, una pareja de protagonistas que pretenden ser carismáticos y tres escenarios que se desarrollan en un contexto histórico de difícil ambientación, la segunda mitad del siglo XIX.

Entendemos que no es fácil llevar a buen puerto proyecto de tal calibre. Para lograrlo, la autora ha apostado por una sólida labor de documentación y un meticuloso estilo narrativo. Pero solidez y meticulosidad no lo son todo en la literatura, y ahí reside el problema de esta novela: le falta alma, y esa chispa de frescura que hizo que nos enamoráramos de Sira Quiroga y no de Soledad Montalvo. Las pormenorizadas descripciones ralentizan los acontecimientos, y mientras tanto los personajes se nos escapan irremediablemente de la cabeza, diluyéndose hasta desaparecer nada más cerrar las tapas del libro.

Con aires indianos

Pero no nos recreemos en sus flaquezas. Hablemos mejor de sus fortalezas, aquellas que consiguen dejar un poso en el lector. La primera de ellas es el protagonista masculino, don Mauro Larrea, y su inseparable ayudante chichimeca Santos Huesos. Esta inefable pareja posee carisma, y la autora acierta de pleno al compararles con un Don Quijote y Sancho Panza ultramarinos. Sus conversaciones, siempre mecidas por el acento bronco y dulzón del habla mexicana, nos trasladan mejor que cualquier descripción al ambiente de la recién nacida república.

[quote]“¿Qué paso, Santos Huesos?; muy delicado me parece a mí que este has vuelto a estas alturas. ¿Y dónde creciste tú, sino entre los zacatales de la sierra de San Miguelito? ¿Y yo, sino en una mísera herrería? ¿Y las noches de Real de Catorce que pasamos al raso entre fogatas, ¿ya se te olvidaron? Apúrate y déjate de remilgos, que pareces una solterona camino de misa del alba, cabrón”.[/quote]

Al igual que Santos Huesos, el elenco de personajes secundarios es digno de mención, destacando las figuras de Elías Andrade, compadre en lo bueno y en lo malo, y la habanera Gorostiza, tan inestable como una tormenta tropical. Resultan un soplo de aire fresco frente a los arquetipos convencionales de la pareja protagonista: porque al fin y al cabo Mauro es un hombre alto, fuerte, viril y visceral, y Soledad una mujer de bandera, aristocrática y poseedora de una peligrosa inteligencia. Todos conocemos ya cómo acaba este cuento.

Los tres destinos de Mauro Larrea

Los tres destinos de Mauro Larrea son México, la Habana y Jerez de la Frontera. También se entrecruzan otros como Cádiz, Londres o París, pero son básicamente los tres primeros sobre los que bascula la novela.

Todo comienza en ciudad de México, cuando el próspero minero ve volatilizada su fortuna, escarbada con mucho esfuerzo bajo el suelo de la capital azteca. Se inicia entonces una angustiosa carrera contrarreloj que le permita restaurar el patrimonio y afianzar su rango que se tambalea. Mauro arriba así a las costas sofocantes de la Habana, donde el destino le tiene reservada otra (nunca mejor dicho) carambola que lo proyecta, rodando sin control, a las costas españolas que le vieron nacer. Al sur de la provincia, en el pujante Jerez de mediados del siglo XIX, encontrará Mauro lo que nunca anduvo buscando.

Mención especial merece el esmerado trabajo de ambientación de este ultimo destino, retratado con mucho mimo por la autora. Ese Jerez noble y bodeguero, con sus grandes familias del vino y sus fincas de tierra blanca, aparece en todo su esplendor y resulta un bello y elegante escenario para el desenlace de la trama.

María Dueñas, fenómenos best-seller

La autora María Dueñas (Puertollano, Ciudad Real, 1964) es doctora en Filología Inglesa y profesora titular en la Universidad de Murcia, actualmente en excedencia. En 2009 irrumpe en el mundo de la literatura con El tiempo entre costuras, la novela que se ha convertido en el gran éxito editorial y cuyos derechos han sido cedidos para traducciones a más de veinticinco lenguas y para una serie de televisión a cargo de Antena 3. «La Templanza» es su tercera novela, después de “Misión Olvido”.

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