El gran espectáculo secreto

Hace ya varias décadas que Stephen King se refirió a Clive Barker como «el futuro del horror», y el polifacético autor británico puede presumir de una carrera plagada de éxitos que van más allá de lo literario. Hasta hace poco tiempo, sus libros «clásicos» se habían convertido en piezas de coleccionista, y sus obras más recientes brillaban por su ausencia en nuestras librerías. Afortunadamente, La factoría de ideas lleva algunos años dedicada a ofrecernos obras inéditas de Barker, al tiempo que recupera el material más añejo del autor. «El gran espectáculo secreto» es una nueva muestra del buen hacer de la editorial.

Todo se inicia en el lugar más anodino imaginable: una sala en la cual se acumulan miles de «cartas muertas», misivas que el Servicio Postal de los Estados Unidos no ha podido entregar por algún motivo. Randolph Jaffe, un hombrecillo insignificante, debe ocuparse de ir abriéndolas y clasificándolas. Una labor tediosa e interminable que, de forma fortuita, hará que el gris funcionario realice un descubrimiento asombroso.

Quididad, el mar de los sueños

Reuniendo información dispersa por las innumerables cartas que va revisando, Jaffe tiene conocimiento de un lugar más allá de nuestra realidad, una dimensión en la que existe un mar inmenso, Quididad, cuyas aguas bañan la misteriosa isla Efemérides. Un mar de sueños, al que sólo accedemos durante tres momentos de nuestra vida material: al nacer, al dormir por vez primera con la persona amada, y en el instante previo a la muerte.

Obsesionado con alcanzar Quididad, Jaffe descubre también la existencia del Arte, algo que cree le permitiría lograr su objetivo. Pero es incapaz de alcanzar a ese Arte por sí solo, y acabará por asociarse con Richard Fletcher, un heterodoxo científico que combinará magia y ciencia para crear el Nuncio: una sustancia con el poder de acelerar la evolución humana hasta el punto de convertir a ambos hombres en seres sumamente poderosos.

La guerra interminable

Sin embargo, los objetivos de Jaffe (transformado ahora en «el Jaff») y Fletcher resultan opuestos, como lo son también las capacidades que obtienen al mutar tras entrar en contacto con el Nuncio. Fletcher tratará de impedir que Jaffe acceda al Arte y profane Quididad y, para ello, se enzarzará en una lucha sin fin con su adversario. La batalla  hará que crucen el país mientras combaten, hasta llegar a la californiana población de Palomo Grove.

Allí, exhaustos, se ocultarán en las profundidades de la tierra. Pero no permanecerán inactivos, pues la esencia de ambos se introducirá en los cuerpos de cuatro adolescentes que sentirán la necesidad irresistible de mantener relaciones sexuales de forma compulsiva. El objetivo de Fletcher y de Jaffe es conseguir engendrar hijos, para intentar romper con su ayuda el tenso equilibrio en el que sus fuerzas igualadas les mantienen.

Dieciocho años después…

Howard Katz regresa a Palomo Grove tras la muerte de su madre. De manera casual conoce a Jo-Beth McGuire, y ambos jóvenes sienten una atracción mutua repentina e irresistible. Lo que ninguno de los dos sabe es que son hijos de Fletcher (Howard) y de Jaffe (Jo-Beth), y que el amor que sienten no entraba en los planes de sus progenitores. Más ceñida al guión, resulta, en cambio,  la reacción de intenso rechazo experimentada por Tommy Ray, el hermano gemelo de Jo-Beth, al conocer al interés amoroso de su hermana.

Sea como fuere, las piezas se encuentran dispuestas en el tablero. Jaffe y Fletcher consiguen escapar de su prisión subterránea y se reúnen con sus hijos, a quienes tratan de convencer para que lleven a cabo aquello para lo cual fueron concebidos. El enfrentamiento final entre los antiguos socios tendrá lugar ante la atónita mirada de los residentes de Palomo Grove, pero la aparente victoria de uno de ellos acabará generando una serie de acontecimientos que podrían acarrear la destrucción de nuestro mundo.

Una novela compleja y fascinante

«El gran espectáculo secreto» es una obra plagada de subtramas, personajes y conceptos ciertamente complejos. No resulta fácil, por lo tanto, realizar un resumen de la misma sin correr el riesgo de revelar demasiado. El lector que se aventure entre las páginas de la novela encontrará en ella mucho más de lo expuesto con anterioridad, pero en El Mar de Tinta consideramos que es mejor que sea él o ella quien descubra a la Hueste, los Iad o los Terata, así como a Grillo, Raúl, Tesla y tantos otros personajes y elementos relevantes de la historia

Nos encontramos ante una novela fascinante, densa, que demanda una lectura reposada para apreciar como se merecen la prosa del genial autor británico y la intrincada arquitectura del peculiar universo fruto de su extraordinaria imaginación. Hay historias que exigen ser devoradas más que leídas, pero otras requieren tiempo y paciencia, y piden al lector un esfuerzo que, a la larga, saben recompensar con creces. Y ese es, sin duda, el caso de esta obra de Barker.

Un moderno hombre del Renacimiento

Clive Barker no sólo se dedica a la literatura. Ha guionizado, producido y dirigido varias películas (como la aterradora «Hellraiser», en la que Doug Bradley da vida a Pinhead, el cenobita con la cabeza cubierta de clavos que se ha convertido en un icono del horror reconocible incluso por quienes desconocen a su padre literario). También ha dado forma a videojuegos y líneas de muñecos muy valoradas por los coleccionistas. Además, es un pintor más que competente, y muchos de sus libros han contado con ilustraciones surgidas de sus pinceles.

Es, por lo tanto, mucho más que un escritor de Terror (de hecho, ha tocado más géneros, aunque en esos casos ha gozado de menor repercusión entre los aficionados). Pero son sus novelas y, fundamentalmente, sus relatos terroríficos los que le han dado una fama que mantiene intacta desde aquel ya lejano 1984 en que vieron la luz sus primeros «Libros de sangre».

Aunque probablemente no habrá aficionado al género que no sepa de la existencia de esa colección de seis antologías, como cabe la posibilidad de que esta reseña llegue a quien todavía las desconozca, recomendamos encarecidamente su lectura. Relatos como «En las colinas, las ciudades», «El tren de la carne de medianoche», «La política del cuerpo» y tantos otros,  son joyas que actuaron como un revulsivo en el panorama de la literatura de Terror de finales del siglo XX, y justifican con creces los elogios dedicados en su día a Barker por parte de autores como King.

Relatos versus novelas

Se suele decir que el mejor Clive Barker se aprecia en su obra breve, y que sus novelas no están a la altura de sus cuentos. No obstante, desde El Mar de Tinta nos permitimos discrepar ante tal opinión.

Barker es un autor cuya obra, sea del tipo que sea, hace gala de una calidad innegable y de un estilo exquisito. Evidentemente, tendrá trabajos que gustarán más que otros, pero si bien sus relatos son verdaderas obras maestras, sus novelas no desmerecen en absoluto frente a estos. Pueden ser más densas y, como ya comentamos anteriormente, exigir un mayor esfuerzo por parte del lector, pero no creemos que esa sea una razón para tachar sus libros como «malos».

Los libros del Arte

«El gran espectáculo secreto» ofrece al lector español una oportunidad de oro para comprobar que Barker es tan buen novelista como escritor de ficción breve. Y nos complace descubrir, en la bibliografía que los editores de La factoría siempre incluyen en sus libros, su intención de publicar «Everville» segunda entrega de la trilogía que el autor denomina «del Arte» y cuya tercera parte, todavía por escribir, se espera que vea la luz en unos años.

Poco a poco, entre reediciones y publicación de material inédito, la editorial madrileña está compilando un catálogo de obras de Barker que ya roza la docena de libros. Ojalá se mantenga la tendencia y, con el tiempo, podamos disfrutar en nuestras estanterías con la obra completa de un autor tan fascinante como imprescindible.

2 respuestas a «El gran espectáculo secreto»

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