De Madrid al Zielo

La Línea Z de Dolmen, referente indispensable del subgénero zombi en nuestro país, lleva un tiempo dándonos una de cal y una de arena. Puede que ello obedezca a un cierto desgaste de la temática, o quizás se deba a la aparente necesidad de publicar con regularidad uno o dos títulos cada mes.

La cuestión es que, de un tiempo a esta parte, la Línea Z nos ha ofrecido alguna que otra novela con una calidad inferior a la esperable en un título que ha de compartir colección con nombres tan ilustres como Joe Álamo, Carlos Sisí o Juan de Dios Garduño. Un ejemplo de ello es De Madrid al Zielo, opera prima (algo que se nota mucho, la verdad sea dicha) de Alfonso Zamora Llorente.

Madrid tiene seis letras

Alfonso vive en el barrio madrileño de Vallecas, y su vida tranquila y rutinaria transcurre entre el trabajo, las reuniones con los amigos, su relación con Lorena y el cuidado de sus perros Bitxo y Luna. Pero esa monótona existencia comienza a verse alterada poco a poco por las noticias que, casi con cuentagotas, van apareciendo en los medios de comunicación sobre un brote vírico acontecido en Alemania.

Como es de esperar, a pesar de las palabras tranquilizadoras emitidas por las autoridades, el virus se descontrola y, extendiéndose rápidamente por toda Europa, llega a nuestro país. Así, de la noche a la mañana (literalmente), Madrid se convierte en un hervidero de muertos reanimados hambrientos de carne humana.

Alfonso se atrincherará en un piso junto a algunos amigos y familiares. Sin embargo, el convencimiento de que la supervivencia en la vivienda no está garantizada a largo plazo, hará que se planteen la posibilidad de encontrar a alguno de los grupos de militares supuestamente dispersos por Madrid. Finalmente, tras diversas y peligrosas andanzas por las calles de la capital de España (descritas con todo lujo de detalles, hasta el punto de que hay momentos en los cuales parece que la narración se transforma en las instrucciones surgidas de un GPS), hallarán refugio en un Santiago Bernabeu rodeado por un número creciente de muertos vivientes.

Sobre originalidad y carisma

No debe resultar fácil, a estas alturas, dotar a una novela de zombis de elementos innovadores que la diferencien de la apabullante cantidad de libros de temática similar presentes en las librerías. Por lo tanto, que el noventa por ciento de “De Madrid al Zielo” le resulte familiar al lector habitual de este tipo de literatura no es extraño. El problema está en el diez por ciento restante, en el peculiar giro narrativo al cual recurre Alfonso Zamora para, imaginamos, aportar una nota original a su narración. Una curiosa vuelta de tuerca sobrenatural, ciertamente sorprendente, la cual es más que probable que genere más de un incrédulo alzamiento de ceja.

En otro orden de cosas, algo fundamental para que una obra de estas características consiga interesar al público es, sin ninguna duda, la caracterización de sus protagonistas. Ahora bien, en El Mar de Tinta consideramos que ese es, precisamente, uno de los puntos débiles de “De Madrid al Zielo”.

Alfonso, el principal protagonista y narrador de la mayor parte de la novela, es incapaz de generar empatía ante su situación. Sus decisiones suelen oscilar entre lo absurdo y lo ridículamente arriesgado, de modo que uno se pregunta cómo es posible que no muera a las primeras de cambio. En cuanto al resto de personajes, hay de todo: Lorena, la novia de Alfonso, resulta insoportable; Pedro, policía y cuñado del protagonista, hace gala de un aire chulesco que provoca deseos de que sea abatido lo antes posible; Íker, militar al mando en el Santiago Bernabeu, compite con Alfonso por tomar la decisión menos inteligente; etcétera, etcétera.

De la red al papel

“De Madrid al Zielo” empezó como un blog de su autor en el año 2010, algo bastante habitual en el subgénero zombi. Y, si bien está claro que el texto de Alfonso Zamora ha experimentado diversas revisiones, estas no han conseguido pulir determinados errores estilísticos o situaciones cuando menos chocantes: desde tanques que lanzan misiles hasta autobuses cuyos depósitos se llenan con una sencilla garrafa de combustible, por citar un par de ejemplos.

Ahora bien, los errores presentes en el libro no resultan tan irritantes como el cúmulo de decisiones inexplicables a las que asistimos a lo largo de la lectura del mismo. ¿Cómo se explica, por ejemplo, que contando con un buen número de soldados entre los cuales elegir, se envíe a una misión extremadamente peligrosa al único capaz de pilotar el helicóptero con el que cuentan los militares? Y lo disparatado del plan con el cual se cierra la novela hace que sea muy difícil entender cómo es posible que se intente llevar a cabo.

Preguntas por responder

“De Madrid al Zielo” tiene un final abierto que deja en el aire numerosas incógnitas. ¿Qué se esconde realmente tras el virus que ha zombificado a la inmensa mayoría de la población? ¿Cómo se desarrollará la impactante revelación sobre Alfonso realizada en el último tramo de la novela? ¿Qué ocurrirá con los supervivientes?

Se trata de preguntas que Alfonso Zamora responderá en la continuación de su primera novela, en la cual trabaja en estos momentos, y cuya publicación imaginamos también tendrá lugar en el seno de la Línea Z de Dolmen. No obstante, la principal incógnita que deseamos ver respondida es: ¿se apreciará una evolución en el estilo del joven autor madrileño? Confiamos en que la respuesta sea afirmativa, por el bien de quienes decidan hacerse con su nueva obra llegado el momento.

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