A mil años luz de Alfa Centauro

A veces, entre tanta edición ostentosa, tanto libro moderno y tanta innovación, se echa en falta novelas para niños de las de toda la vida. Las que se clasificaban por colores y franjas de edad. Edimáter sigue la senda de las colecciones clásicas infantiles y juveniles ofreciendo historias originales y muy divertidas, que despertarán en los pequeños lectores el amor por la lectura. Este título de Susana Fernández Gabaldón es un buen ejemplo.

En esta novela breve, la autora madrileña, nos invita a hacer un disparatado viaje interestelar. La estrambótica tripulación de la nave Buenafortuna, comandada por el capitán Cabezabuque están teniendo problemas para regresar a su hogar. Se les ha acabado el carburante, la nave está estropeada y se encuentran en un cuadrante inhóspito de una galaxia muy, muy lejana.

Aterrizando en una bola gris plateada     

Haciendo gala de su espíritu aventurero, Cabezabuque se empeñará en aterrizar en un pequeño planeta, el único en millones de kilómetros a la redonda. Allí, la tripulación descubrirá unos extraños cactus muy asustadizos, y una baba verde que huele a rayos. Los habitantes de este extraño mundo son los responsables de esta sustancia tan desagradable y gelatinosa. Pero ¿qué usos se le puede dar a gel verde?

Cabezabuque no tardará en tener otra brillante idea. Él, Microchip, los robots Sing y Song, y el resto de la tripulación vivirán un sinnúmero de disparatas aventuras, mientras exploran los planetas de la galaxia Perdutus per sempre, buscando la forma de volver a casa.

Risas y diversión

“A mil años luz de Alfa Centauro” es sin duda un relato que derrocha buen humor y originalidad y donde los niños podrán dar rienda suelta a su imaginación con escenarios tan pintorescos como increíbles, ajustándose como un guante a las fascinantes mentes infantiles.

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Susana Fernández Gabaldón cuenta en una nota incluida en el libro que fue su hijo Aldo quien inspiró la idea para esta novela. Al jugar, el pequeño mantenía batallas épicas intergalácticas en las que utilizaba un vocabulario tan fresco y original que su madre decidió convertirlo en una historia que pudiese divertir y entretener a muchos otros niños.

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En El Mar de Tinta afirmamos que Fernández Gabaldón consigue, con buen hacer y mucha labia, atrapar al lector y disfrutar del libro de cabo a rabo, riendo con los entrañables personajes y sus peripecias. Como si de una “Guía del autoestopista galáctico” en versión infantil se tratase, nos gusta que esta escritora se atreva con la Ciencia Ficción, pues es un género repleto de obras maestras. Conseguir que los lectores (ya desde tiernas edades) se aficionen a él es algo enriquecedor y, además, abre de par en par las puertas a la inventiva y la imaginación.

Jugar y aprender

La editorial Edimáter se encuentra entre nuestros sellos preferidos para el público infantil. El motivo de esta preferencia es, sin duda alguna, su dedicación y cuidado exquisito para hacer hincapié en los valores positivos que la lectura puede transmitir al niño. De este modo, el pequeño lector si divierte y aprende al mismo tiempo.

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En el caso de “A mil años luz de Alfa Centauro”, podemos encontrar valores como la amistad, el esfuerzo para encontrar soluciones a los problemas, la solidaridad y el trabajo en equipo, independientemente de las diferencias de opiniones. Salir adelante,  y afrontar juntos las penalidades es algo que los lectores podrán aprender de Cabezabuque y sus espaciales amigos.

Del Valle, talento para ilustrar

Esta novela (recomendada a partir de 10 años) se completa, además de con un diccionario galáctico muy divertido, con los dibujos de Ana del Valle Seoane. Aunque el blanco y negro de la edición resta vivacidad a las ilustraciones, el estilo moderno de la mayor de las hermanas del Valle se adecúa perfectamente al talante de esta galáctica novela.

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Conocemos el trabajo de ambas hermanas (Mar del Valle también ha ilustrado obras en esta editorial) y pese a la disparidad de estilos, creemos que las pinceladas de estas jóvenes artistas darán, con el tiempo,  mucho que hablar.

Sobre la autora

Susana Fernández Gabaldón es arqueóloga pero lleva más de quince años dedicada a escribir novelas. Su obra se caracteriza por la pasión que la autora siente por las culturas antiguas, las aventuras y la fantasía. Otras de sus obras son, por ejemplo “Caravanserai”, “Rumbo a Thubán” o “La torre de los mil tiempos”.

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En definitiva, “A mil años luz de Alfa Centauro” es una lectura harto recomendable por su entrañable argumento y, desde El Mar de Tinta, estamos convencidos que los niños disfrutarán enormemente con su lectura.

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