Abraham Lincoln, cazador de vampiros

Ser el país más poderoso del planeta tiene numerosas consecuencias. Una de ellas es que la historia de los Estados Unidos (o, al menos, los aspectos más relevantes de la misma) es conocida en prácticamente todas las naciones de la Tierra. Así, acontecimientos como la Guerra de la Independencia o la Guerra de Secesión, y nombres como George Washington, Franklin Delano Roosevelt o John Fitzgerald Kennedy nos suenan a todos, ¿verdad? Y, ¿qué decir de Abraham Lincoln, el hombre a quien se debe la abolición de la esclavitud en el país de las barras y las estrellas?

 Tratándose de uno de los presidentes norteamericanos más importantes, no resulta aventurado afirmar que su biografía es conocida por los historiadores hasta en su más mínimo detalle. No obstante, durante muchos años se había especulado sobre la existencia de unos diarios secretos en cuyas páginas Lincoln vertió sus pensamientos más profundos, dio rienda suelta a sus sentimientos más intensos y, lo más importante de todo, realizó una crónica de toda una vida dedicada a una labor desconocida por sus compatriotas: la caza de vampiros.

Un paquete misterioso

Seth Grahame-Smith es un escritor frustrado que regenta una tienda de “todo a un dólar” mientras sueña con acabar una novela empezada años atrás. Entre sus clientes habituales destaca por su volumen de compra un tal Henry, de quien apenas sabe nada. Un día, el misterioso personaje le hace entrega de un paquete consistente en un puñado de cartas y diez volúmenes encuadernados en cuero. Junto a dicho material, se incluye una nota en la cual Henry le pide a Seth que lo utilice como base para escribir un libro, además de ponerle ciertas condiciones.

Cuando el tendero-escritor abra el primero de los libros contenidos en el paquete, siete palabras absolutamente inesperadas saltarán a sus asombrados ojos: “Éste es el diario de Abraham Lincoln”. A partir de ese momento, la vida de Seth contará con un nuevo objetivo: dar forma a la crónica de la guerra que el difunto presidente libró durante décadas contra los no-muertos.

La forja de un cazador

La muerte de la madre de Abraham Lincoln, cuando éste contaba con tan sólo nueve años, le dejó sumido en la tristeza más absoluta. No obstante, el pesar del joven Abe se transformaría en una furia incontenible cuando descubrió, un par de años más tarde, que el causante del fallecimiento de su progenitora fue un vampiro. Su propio padre le confesará como, tras contraer una deuda con un no-muerto y ser incapaz de saldarla, la vida de su esposa sirvió como pago de la misma.

 Tras conocer unos hechos tan sorprendentes, el futuro presidente de los Estados Unidos escribiría en su diario: “Juro solemnemente matar a todos los vampiros en Norteamérica”. Así, a pesar de su juventud, el muchacho se dedicará en cuerpo y alma a aumentar su fuerza física y a desarrollar una serie de habilidades (como el manejo del hacha) que le permitirán cumplir su promesa. Y será el asesino de su madre el primero en caer víctima de su afán justiciero.

 “No nos juzgues a todos por el mismo rasero, Abraham”

Cuatro años después de decidir convertirse en un cazador de vampiros, el joven Lincoln vuelve a tener al fin noticias de la existencia de un no-muerto en los alrededores. Sin embargo, su enfrentamiento con la terrible criatura está a punto de costarle la vida. Paradójicamente, será un miembro de la raza a la cual ha jurado exterminar quien impida que muera a manos de su enemigo.

Henry Sturges, superviviente de la famosa colonia establecida en Roanoke en el siglo XVI, se convierte en el tutor de Abraham, y le hace ver que no todos los vampiros son criaturas sanguinarias sin respeto alguno por la vida humana. Hay algunos, como él mismo, que desean coexistir pacíficamente con los hombres. Por eso explicará al joven cazador todo lo que necesita saber para acabar eficientemente con un no-muerto, y le revelará datos tan interesantes como que, a partir del siglo de vida, pueden moverse a plena luz del día protegidos con gafas oscuras y una sombrilla.

 La verdad tras la esclavitud

Los años irán pasando, y Lincoln eliminará vampiro tras vampiro (la mayoría de las veces siguiendo las indicaciones de Sturges), a veces en solitario, aunque contando con la ayuda de algún aliado de cuando en cuando. Paralelamente, Abraham se convertirá en abogado, se casará, tendrá hijos y comenzará una carrera política que acabará por conducirle a la Casa Blanca.

Pero será el tema de la esclavitud en el sur de los Estados Unidos el que cobrará una importancia capital en la vida del futuro presidente, sobre todo cuando descubra que existe un pacto entre vampiros y dueños de plantaciones que les proporcionan de forma regular esclavos con los que poder saciar su sed de sangre. Más adelante, Sturges le revelará que los vampiros sureños planean convertir la nación en un lugar regido por los no-muertos, en el cual todos los humanos, tanto esclavos como libres, no serán más que reses a las que poder sacrificar a su antojo.

 Será esa terrible información la que, a la larga, desencadene la Guerra de Secesión, un conflicto fraticida en el cual acabaría por decidirse, más que el destino de una simple nación, el de toda la humanidad.

 Seth Grahame-Smith y el mash-up literario

En 2009, Seth Grahame-Smith publicó “Orgullo y prejuicio y zombis”, una reinterpretación de la novela inmortal de Jane Austen que dio pistoletazo de salida a toda una serie de novelas que, con mayor o menor acierto, se apuntaron a la moda de mezclar un texto clásico con elementos de corte terrorífico o de ciencia-ficción. En España se han editado, además de las obras de Grahame-Smith, otras muestras del subgénero denominado mash-up como “Sentido y sensibilidad y monstruos marinos”, “Orgullo y prejuicio: el amanecer de los zombis” o “Androide Karenina”, todas ellas de la mano de Umbriel.

Ignoramos si dichos libros tienen algún valor literario o son meras novelas oportunistas aparecidas para aprovechar la coyuntura favorable. Lo que sí podemos afirmar desde El Mar de Tinta es que “Abraham Lincoln, cazador de vampiros” es una novela tremendamente entretenida cuyo autor ha sabido entrelazar con sorprendente habilidad la biografía del presidente norteamericano con todo un trasfondo fantástico perfectamente inserto en la realidad histórica.

La novela, en la cual se alternan extractos de los diarios secretos de Lincoln con partes escritas por Grahame-Smith, se lee en un suspiro  y deja con ganas de más. Algo que, por determinadas razones cuya naturaleza no conviene revelar en esta reseña, quizá  podría llegar a hacerse realidad algún día.

 Un autor polifacético

Además de sus dos novelas publicadas en castellano, Seth Grahame-Smith ha escrito varios libros de temáticas tan dispares como el porno, Spider-Man o cómo sobrevivir en una película de terror. Y en su obra más reciente, “Unholy Night”, nos aporta una peculiar visión de los tres Reyes Magos que, de momento, se está saldando con un nuevo éxito de ventas.

 Además de su labor como literato, el joven autor norteamericano trabajó como escritor y productor televisivo, y también cuenta en su haber con un par de guiones cinematográficos. Entre sus créditos como guionista figuran “Sombras tenebrosas” para Tim Burton, así como la adaptación de “Abraham Lincoln, cazador de vampiros” que no tardaremos mucho en ver en España.

En un panorama editorial en el cual hacerse un hueco resulta sumamente complicado, contar con una legión de imitadores es probablemente una de las pruebas más evidentes de haber logrado el éxito. Y, si bien dicho éxito muchas veces no va acompañado de un mínimo de calidad, en el caso de la novela que nos ocupa podemos afirmar con toda seguridad que nos encontramos ante un libro que ofrece una historia tan absorbente como bien escrita. Estamos deseando tener la oportunidad de leer más obras de Seth Grahame-Smith, y confiamos en que Umbriel nos las siga presentando con el mismo buen hacer al que nos tiene acostumbrados.

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