Alas tenebrosas

A lo largo de la historia de la Literatura de Terror, pocos autores han logrado ser referentes absolutos para escritores tanto coetáneos como de generaciones posteriores. Sin duda alguna, uno de ellos es Howard Phillips Lovecraft, creador de una mitología moderna que goza en la actualidad de una popularidad que el genio de Providence jamás habría llegado a soñar.

En Estados Unidos se publican todos los años varias antologías que compilan relatos inspirados en los clásicos de Lovecraft. En ocasiones se trata de historias que pretenden reproducir fielmente el estilo del autor, un estilo tan peculiar como “anticuado”. En otros casos, los textos lovecraftianos sirven como inspiración para narraciones que sitúan en el mundo moderno conceptos y criaturas surgidas de la prodigiosa imaginación el autor norteamericano.

Un batir de alas tenebrosas

Según S. T. Joshi, editor de “Alas tenebrosas”, las ideas centrales de la obra de Lovecraft siguen atrayendo a multitud de autores. Sin embargo, tales autores prefieren dar forma a esas ideas “en el lenguaje de nuestros días”. Así en esta antología (magníficamente editada por Valdemar) nos encontramos ante veintiún relatos que, si bien le deben mucho al padre de Cthulhu y Nyarlathotep, en la gran mayoría de los casos se alejan tremendamente de la estructura narrativa de clásicos como “La sombra sobre Innsmouth” o “El horror de Dunwich”.

Al leer “Alas tenebrosas” conoceremos a unos peculiares yonquis en “Trapicheo de calamar”, de Michael Shea, nos introduciremos en la mente de la madre de Lovecraft de la mano de Jason Van Hollander en “Susie”, y descubriremos que Lovecraft fue acosado por vía postal en “La correspondencia de Cameron Thaddeus Nash”, de Ramsey Campbell. En cuanto al infame “Necronomicón”, está presente en relatos como “La cúpula”, de Mollie L. Burleson o “El libro de Denker”, de David J. Schow.

“El modelo de Pickman”, una de las narraciones más recordadas de Lovecraft, es uno de los referentes más utilizados por los autores presentes en esta colección, ya que tanto Caitlín R. Kiernan (en “El otro modelo de Pickman”) como W. H. Pugmire (en “Los habitantes de Wraithwood”) y Brian Stableford (en “La verdad sobre Pickman”), realizan aportes de muy distinta naturaleza al original. Y también se recurre a historias menos populares, como ocurre en “Tentadora Providence”, de Jonathan Thomas, o en “Róterdam”, de Nicholas Royle.

Insignes desconocidos

La publicación de “Alas tenebrosas” sirve, además de para ofrecer al lector hispanoparlante la posibilidad de leer una serie de relatos más que interesantes, para poner de manifiesto la escasa presencia de obras de autores de Terror escrito en inglés en nuestro país. De los veintiún escritores que encontramos en la antología, hay diez cuya primera obra publicada en España es, precisamente, el relato con el cual colaboran en la misma.

Mollie L. Burleson, Jonathan Thomas, Darren Schweitzer o Philip Hadelman son verdaderos desconocidos para el lector español. Y otros autores como Norman Partridge, Nicholas Royle o Laird Barron apenas cuentas con algún relato incluido en diversas recopilaciones. Algo que, tras comprobar la amplitud de su obra en las noticias biográficas que preceden a cada historia en “Alas tenebrosas”, resulta descorazonador.

La principal excepción es el gran Ramsey Campbell, un escritor que cuenta con abundantes libros publicados en España (si bien alguno de ellos resulta muy difícil de conseguir). Por fortuna, al menos dos de los participantes en el volumen que nos ocupa contarán con futuras ediciones a cargo de Valdemar. “La joven ahogada” de Caitlín R. Kiernan verá la luz muy pronto en el sello “Insomnia” de la editorial madrileña, mientras que la novela “The Croning”de Laird Barron tardará algo más en verse en las librerías.

Más allá de los mitos de Cthulhu

“Alas tenebrosas” es una antología ciertamente ecléctica, en la cual desde el más acérrimo seguidor de la obra de H. P. Lovecraft hasta el lector que se asome por primera vez a su mitología encontrará algún relato que le satisfará plenamente. La calidad literaria de todas las historias es sobresaliente, si bien existen amplias diferencias en lo que al contenido de las mismas se refiere.

Hay relatos muy apegados al corpus lovecraftiano, y hay narraciones que apenas rozan el mismo. Como es normal en cualquier antología que compile obras de diversos autores, cada lector acabará teniendo sus favoritas. Las que destacaríamos en El Mar de Tinta son la ya mencionada “El otro modelo de Pickman”, junto a “Sueños del desierto” (de Donald R. Burleson), “Espíritus pasajeros” (de Sam Gafford), “Usurpado” (de William Browning Spencer), “Túneles” (de Philip Hadelman), “Un suceso extraño” (de Ann Niswander) y “Sustitución”, de Michael Marshall Smith.

Antologías como “Alas tenebrosas” son muy bienvenidas en un panorama editorial caracterizado por su conservadurismo. Quienes tienen la suerte de dominar la lengua de Shakespeare cuentan con un amplísimo abanico de grandes autores que, año tras año, engrandecen el género terrorífico con sus aportaciones. Lejanos los tiempos en los cuales Martínez Roca, con sus colecciones “Super Terror” y “Gran Super Terror”, dio forma a un impresionante catálogo nutrido con lo mejor del Horror contemporáneo, es necesario que alguna editorial recoja el testigo. Y Valdemar, con sus colecciones “Gótica” e “Insomnia”, bien podría ser la encargada de hacerlo.

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