Aleta

Uno de los innumerables misterios que se ocultan en las profundidades marinas tiene que ver con un sonido muy peculiar. El canto de las ballenas jorobadas lleva décadas fascinando a los biólogos marinos y, a día de hoy, todavía no se sabe a ciencia cierta cuál es su propósito. Partiendo de tal incógnita, Christopher Moore nos ofrece una historia sorprendente, a ratos hilarante, de la que podemos disfrutar gracias a La Factoría de Ideas.

Nathan Quinn lleva años intentando desentrañar el significado oculto del peculiar sonido emitido por los gigantescos cetáceos. Afincado en la hawaiana isla de Maui, el científico pasa sus días realizando monótonas salidas a alta mar, acompañado por el fotógrafo Clay Demodocus y la joven y atractiva Amy Earhart, su nueva ayudante. Todo transcurre con normalidad, y la recopilación de datos se lleva a cabo sin que suceda nada destacable. Hasta el día en el cual Quinn observa algo ciertamente peculiar en la cola de una ballena.

“Que te den”

Ese es el sorprendente mensaje que el biólogo marino ve pintado en la aleta caudal de uno de los animales a los cuales investiga. Y, a partir del instante en que realiza tal observación, la vida de Quinn cambiará drásticamente.

La base de operaciones del biólogo marino será allanada, y gran parte de la información recopilada a lo largo de los últimos años se perderá. También desaparecerá uno de los dos barcos con los que Quinn y Demodocus cuentan para realizar sus investigaciones. No obstante, a pesar de la mala racha por la que pasan, los investigadores realizarán un descubrimiento fortuito que quizá permita entender por fin la razón por la cual las ballenas jorobadas emiten su canto. Es en ese momento cuando la historia da un vuelco tan sorprendente como inesperado, y “Aleta” se transforma en una novela completamente distinta.

Personajes carismáticos

Uno de los puntos fuertes como narrador de Moore es su habilidad para crear protagonistas y secundarios interesantes en sus novelas. Quinn, la columna vertebral de “Aleta”, es un hombre de mediana edad con varios divorcios a sus espaldas. Inmerso en la búsqueda de una quimera, trata desesperadamente dar sentido a su vida mientras intenta luchar contra los sentimientos que le provoca Amy.

Por su parte, la joven es una mujer de carácter que esconde grandes secretos, y se acabará revelando como un personaje con mucho mayor peso del que podría esperarse en un principio. La verdadera identidad de la muchacha, así como la razón por la cual trabaja junto a Quinn, representa uno de los puntos más interesantes de la novela.

El resto de personajes, con mayor o menor presencia en la trama, también poseen elementos destacables, si bien quien se lleva la palma es el joven Kona. Un chico blanco con pinta de rastafari, que se comporta como si fuese un nativo de Maui y emplea una jerga cuya traducción habrá dado más de un quebradero de cabeza al sufrido traductor de “Aleta”, su casi permanente cuelgue provocado por el cannabis convierte cada una de sus apariciones en un momento hilarante.

Un tema serio

Evidentemente, “Aleta” es un libro humorístico muy en la línea de anteriores trabajos de Moore. No obstante, sus páginas encierran un mensaje de corte ecológico que no conviene pasar por alto, el cual el autor consigue dibujar con claridad entre escenas más o menos jocosas.

Las ballenas son criaturas fascinantes, majestuosos titanes cuya extinción estuvimos a punto de provocar tras cazarlas de forma descontrolada durante décadas. Afortunadamente, los cetáceos se encuentran protegidos hoy en día por leyes internacionales, si bien hay países (Japón, sobre todo), que todavía los cazan amparándose en irónicas razones de índole científica.

Christopher Moore deja bien patente, tanto a lo largo del libro como en una nota incluida al final de “Aleta”, que las ballenas siguen amenazads y necesitan ser protegidas. Y lo mismo podría decirse de tantas especies animales en peligro de extinción a lo largo y ancho del planeta. En nuestras manos está tomar conciencia de un problema que nos afecta a todos para tratar de ponerle fin antes de que sea demasiado tarde.

Un genio del humor

Christopher Moore lleva desde 1992 alegrando la vida de millones de lectores con sus geniales novelas, muchas de las cuales podemos disfrutar en castellano gracias a La Factoría, como “El ángel más tonto del mundo”, “Un trabajo muy sucio” o la trilogía formada por “La sanguijuela de mi niña”, ¡Chúpate esa!” y “¡Muérdeme!”.

Maestro del diálogo humorístico, Moore también es capaz de provocar la carcajada con sus hilarantes descripciones. Empleando la sátira para ridiculizar determinados comportamientos humanos, el autor norteamericano también suele aprovechar sus obras para hacernos reflexionar sobre temas tan importantes como el amor, la muerte, la religión o, en el caso que nos ocupa, la ecología.

Quien ya conoce la obra de Moore sabrá perfectamente qué le aguarda entre las páginas de “Aleta”. En cuanto a quienes todavía ignoren de lo que es capaz este escritor, en El Mar de Tinta pensamos que “Aleta” representa una magnífica oportunidad para sumergirse en su fascinante universo literario. Advertiremos, eso sí, que quien visite dicho universo sentirá con toda probabilidad un deseo irresistible de repetir la experiencia.

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