Casi Completo

En La Cúpula siguen empeñados en lanzar auténticas joyas con forma de libro. En esta ocasión nos ofrecen una recopilación de los primeros cómics que publicara Joost Swarte. La edición fue diseñada por el propio autor y La Cúpula se ha limitado a añadir un extenso y magnífico prólogo de uno de sus mejores continuadores, el español  Max. Toda un bocatto di cardinale de la escuela franco-belga para los amantes de la línea clara. Y de los demás también, claro. Faltaría más.

Entre las incontables escuelas y tendencias estilísticas y narrativas del mundillo del noveno arte, una de las que ha conocido una mayor difusión y éxito ha sido la conocida como “línea clara”.  Los cómics de ésta tendencia están dibujados mediante líneas depuradas y limpias, siendo «Casi Completo» un magnífico ejemplo.

 

 

Depurando la técnica

En este peculiar estilo el trazado es nítido y exacto entre vértices. Se eliminan los sombreados y manchas casi en su totalidad, dándole a cada plancha una impresión primera de impoluta manufactura. Hergé y su archiconocido Tintín, como máximos exponentes de ésta tendencia marcan el camino a seguir por otros grandes autores como Edgard Jacobs, Jaques Martin o los españoles Max y Daniel Torres.

El diseño de personajes se realiza en claro contraste con el diseño de fondos. Aquellos se dibujan de forma caricaturesca, pero sin caer en la deformidad y feísmo del underground. Éstos, por contra, se obsesionan con el detalle. Los interiores, los edificios y paisajes están pintados al centímetro, con la precisión de un manual técnico.

La “línea clara” atiende también al contenido narrativo, confinándose en la narrativa “de género”, principalmente de aventuras. El mencionado Tintín, con sus correrías por el ancho mundo vuelve a ser referente también en cuanto a las historias contadas en sus álbumes.

Línea clara, línea exacta

Swarte dibuja ajustándose a los cánones de su escuela. Su trazado es claro y de pulso firme. Casi podría jurarse que ni hace bocetos ni necesita corregir líneas. El sombreado es testimonial y desaparecen los volúmenes y manchados. Cada viñeta queda diáfana y aseada, lista para el color.

Con los mismos instrumentos, los personajes que pululan entre ellas están caricaturizados. El dibujante se aleja de realismos en la creación de protagonistas y secundarios. Son, sin embargo, caricaturizaciones simpáticas cuyo objeto es el acompañar con su esquematismo el conjunto del dibujo. La simplicidad de los rasgos no tiene la intencionalidad crítica, humorística o ridiculizadora que vemos en otros cómics que usan el mismo recurso.

Y, como no podía ser de otra forma, los fondos se cuidan con meticulosidad. Y en Swarte se acusa más esta tendencia que en los demás quizá debido a su formación como Diseñador Industrial. Cada elemento está dibujado con exactitud y está justo donde debe estar. Nos maravillan en particular los coches estilo años 50 que dibuja con profusión y que coloca en cualquier escena de exteriores con su ya mencionada precisión milimétrica.

Surrealismo realista

Como narrador, Joost Swarte se aleja de las estructuras de su escuela. Sus guiones nada tienen que ver con las aventuras del Tintín de Hergé. Se acercan mucho a las historias truculentas y ácidas del underground americano. Tanto que  sus cómics se publicaron en Estados Unidos en la revista Raw que editaba nada más y nada menos que Art Spiegelman.

El contraste es continuo. Usando un método en lo plástico creado para la aventura amable y sin sordideces, Swarte se complace en contar historias de suicidas, estafadores, criminales y locos repletas de violencia y de todas las bajezas de las que es capaz el ser humano. Su humor es muy negro, refocilándose con evidente placer entre la inmundicia de la moderna sociedad humana.

La anarquía en la sustancia se plasma en historias que se mueven entre la más pura tradición del género negro y el surrealismo más absurdo. Los guiones varían entre extremos. Encontraremos historias con presentación, desarrollo y conclusión perfectamente construidos y otras con líneas argumentales sin ninguna estructura definida. La diferencia de sabores le da a éste libro tal viveza que se devora en un instante. Los gourmets más exquisitos y los amantes de menús menos estrambóticos disfrutarán por igual.

Cómics y mucho más

Joost Swarte no sólo se integra dentro de la escuela de la línea clara sino que es el creador del término que definirá el conjunto. Nacido en Holanda en 1947, su producción de cómics se ubica casi toda entre finales de los 70 y los años 80 del siglo XX.

Desde entonces se dedica principalmente al diseño, siendo conocido por sus creaciones de carteles, portadas de discos, postales y los magníficos dibujos que sirvieron como portadas a la mundialmente conocida revista The New Yorker. También ha diseñado la nueva fachada e interiores del teatro Toneelschuur en Haarlem (Holanda)

Podemos conocer más sobre Swarte en su página web oficial (www.joostswarte.com), una web tan esplendorosa y complicada como su obra.

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