Caso abierto
En «Caso abierto» encontramos un thriller completo con una trama cuidada al detalle. Esta novela es una experiencia intensa que no decae en ningún momento: se perfilan unos personajes inolvidables, cuya riqueza psicológica se combina a la perfección con un entorno descrito de forma sutil.
La nueva novela de Brian Freeman, publicada por Principal de los libros, aporta nuevos datos sobre el pasado de Jonathan Stride. El jefe del departamento de detectives de la ciudad de Duluth y su equipo deberán detener a un peligroso acosador.
Viejas heridas
Cinco años después de la muerte de su mujer, Cindy, el sargento Jonathan Stride parece que ha rehecho su vida por completo. Al frente del departamento de detectives de la ciudad de Duluth y compartiendo su vida con la detective Serena Dial, pronto la calma se ve truncada por la inesperada visita de Tish Verdure, una vieja amiga de la juventud.
Inmersos en una investigación de acoso a jovencitas, Stride y su compañera el sargento Maggie Bei, deberán retrotraerse a un caso sin cerrar de 1970: el brutal asesinato de Laura, hermana de Cindy. Tish, amiga de Laura, aporta nuevos datos para la investigación. Está escribiendo un libro sobre el caso y necesita la ayuda de Stride.
La vuelta al pasado, el recuerdo de su esposa, obligan Stride a abrir viejas heridas que creía cerradas para siempre. Es el momento de dar carpetazo a ese capítulo para poder continuar. Sin embargo, la tarea no será sencilla ya que Laura oculta muchos secretos.
Un caso, dos vidas
“Caso abierto” es una de esas novelas que dejan un maravilloso poso en el lector. Sólida, rítmica y con tantos elementos en juego (idas y vueltas al pasado, diferentes personajes, ambientes), sorprende de forma inesperada. Brian Freeman demuestra que sus obras son algo más que casos policiales. Sus personajes han evolucionado y su estilo también.
Mucho ha llovido desde su debut con “Inmoral”, donde en 2005 presentaba a Jonathan Stride. Por aquel entonces era un policía deshecho por dentro y por fuera, su mujer acaba de fallecer y él se sentía a la deriva. Ahora, diez años más tarde, Stride es un jefazo con una vida plena. Esta progresión, que sin duda marca un antes y un después en esta saga, es uno de los puntos fuertes de Freeman. Se involucra con sus personajes.
Se trata, como no, de una historia policial, pero a la vez muestra el día a día de Stride, Serena, Maggie. Sus problemas personales, sus vivencias (pasadas y presentes) se ven realzadas.
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-¿Cómo le sentó a Ray que Dada se le escapara?
-Visto en retrospectiva, creo que se sintió aliviado. Él sabía que Dada se largaría bien lejos en cuanto se subiera al tren. Que nunca volveríamos a verle. Todos consiguieron lo que querían. Ray. El padre de Laura. Peter Stanhope y su padre. Todos ellos creían que sabíamos quien había matado a Laura y que se había largado de la ciudad para siempre. El asunto podía darse por muerto y enterrado.
-Pero, ¿mató Dada a Laura?-. Preguntó Maggie.
-Ray mandó al laboratorio las huellas dactilares de la cantimplora de Dada, y las compararon con las de Peter. Encontraron una coincidencia. Las huellas de Dada estaban en el bate, lo que concordaba con la historia de Peter. Y no aparecieron más testigos.
-¿Y a Ray le bastó con eso?
-Le bastó a todo el mundo. Incluso a mí. Hasta ahora.
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La historia cuenta con un hilo conductor, la investigación del caso del mirón, y con recuerdos de Tish y de Stride. Ambos son el hilo conductor que relata lo que aconteció ese cuatro de julio de 1970. Sus voces se intercalan en el texto, aportando intensidad y ritmo. En este sentido, funciona de maravilla. Es una pena que la presente edición cuente con numerosos errores tipográficos, que deslucen el resultado final.
Quien mató a Laura
Con su estilo directo y su lenguaje casi poético, “Caso abierto” resulta más que recomendable. La descripción que Freeman ofrece de los parajes que rodean la ciudad de Duluth, en Minnesota, son magníficos. Las situaciones que podrían llamarse “policiales” gozan de gran realismo. No se trata de la típica historia del poli superduro que resuelve a tiros los casos y luego se lleva al huerto a la más maciza del lugar. Son policías que piensan, que buscan, que hablan. Que realizan un verdadero trabajo policial.
Los delincuentes no son malos sin más. Son personas complejas, rotas, que pueden arrepentirse y llorar por sus pecados. Son humanos que, si bien no tienen por qué caer bien, si resultan igual de creíbles.
La razón de ser de “Caso abierto” es resolver la incógnita principal: ¿Quién mató a Laura? Pese a las reminiscencias que esto pueda traer de la mítica serie de televisión «Twin Peaks«, su lectura ofrece múltiples matices igual de interesantes. Un trabajo excelente por parte de Brian Freeman y una muy grata recomendación desde El Mar de Tinta.