Circo Máximo

La segunda novela de la trilogía de Trajano de Santiago Posteguillo no tiene nada que envidiar a la primera. El escritor valenciano vuelve a poner de manifiesto las características que le han definido como un destacado autor de novelas históricas: el trepidante ritmo de la trama, la intercalación de historias y la caracterización de sus personajes, lo que hace que el lector sienta una gran empatía por ellos. Por ello, a pesar de que la obra no llega al sobresaliente, no decepcionará a los seguidores de este célebre novelista español.

No hay ninguna duda de que Santiago Posteguillo merece todo el éxito que se ha ganado últimamente. La trilogía de Escipión el Africano, la cual describía la vida de este personaje en relación a su época, fue todo un descubrimiento que la Editorial Planeta supo promocionar. Por ello, continuó con la novela histórica, pero esta vez en una época en la que la cantidad de novelas publicadas de ella ha sido mucho menor.

La ambición de Trajano

La primera novela de la saga, “Los asesinos del emperador”, imbuía al lector en la sanguinaria época de Domiciano, último emperador de la dinastía Flavia, en la que el demente emperador instauró una sociedad de terror en la que toda persona era sospechosa de conspirar contra el César, lo que equivalía a la muerte. Tras su asesinato y el breve periodo de Nerva, Trajano fue nombrado emperador.

La novela comienza describiendo, mediante unas sutiles pinceladas, los cambios que quería implantar Trajano en Roma y que tan difíciles eran de realizar después de un periodo dominado por la tiranía. En una Roma en la que las denuncias eran constantes y la detención por delito de traición podía llegar en cualquier momento, el emperador de origen hispano intentaba crear un clima de relajación y confianza en las instituciones imperiales. Sus principales problemas se alejaban de la conservación del poder a toda costa, para centrarse en los dilemas que debe resolver cualquier mandatario: la mesura en el gasto público, el aumento del nivel de vida de los ciudadanos y, especialmente en aquella época, el mantenimiento de la hegemonía de Roma sobre sus pueblos fronterizos.

Esta última característica se daba con todas las civilizaciones, pero había una notable excepción. Después de una desastrosa derrota, Domiciano había pactado con los dacios, a quienes entregaba tributos. Esto era indignante para Trajano, pero tampoco quería entrar en una guerra contra un belicoso pueblo que habitaba en un terreno lejano, boscoso y montañoso. Una terna de dificultades que convertía al Reino de los Dacios en un enemigo peligroso, que además solía cruzar el Danubio para realizar razzias por las provincias romanas, lo que castigaba severamente a la región.

Las tramas paralelas

Si bien el argumento principal está desarrollado de forma brillante, Posteguillo abarca otras tramas que no carecen de interés, pero sin el brillo del conflicto entre dacios y romanos. Personajes como el auriga Celer, el arquitecto Apolodoro de Damasco y la vestal Menenia reciben demasiada atención de parte del autor y no aportan demasiado a la novela.

Posteguillo ha querido incorporar en esta novela la emoción de las carreras de cuadrigas, la descripción de la vida y las prohibiciones que sufrían las vestales y la construcción del famoso Puente de Trajano. Con ello, se ha desviado demasiado de la trama principal. La novela podría ser más corta si redujera el espacio dedicado a las tramas secundarias y su calidad no sería inferior, sino todo lo contrario.

Una política exterior basada en personalismos

Si el autor otorgaba pocos defectos a Trajano en la primera novela de la tiranía, no ocurre lo mismo en la segunda. En esta novela el emperador, ya instalado en el trono imperial, se vuelve un personaje más autoritario, que abusa del alcohol y que no duda en dirigir la política del Imperio Romano en base a sus sentimientos personales. Por ello, podemos ver en esta obra un emocionante duelo entre Trajano y Decébalo, rey de los dacios, que se tomarán los destinos de la guerra como algo personal.

El profundo odio que sienten estos dos archienemigos es explotado por Posteguillo para llevar al lector a la parte favorita de sus lecturas, el conflicto bélico. Las relaciones entre los personajes principales vuelven a ser decisivas para el desencadenamiento de las hostilidades, que dan lugar a las descripciones de las acciones bélicas. Este aspecto es, sin duda, en el que Posteguillo se mueve con mayor habilidad, ya que logra imponer un ritmo trepidante que logra enganchar al lector.

Queda la última parte de la trilogía

“Circo Máximo” es la segunda parte de una trilogía dedicada a la vida de Trajano. La tercera y última novela, titulada “La legión perdida”, trata de la última guerra protagonizada por Trajano, en la que también tendrá un pequeño hueco la milenaria cultura china.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *