Cocina indie

Que los modernos comen era algo que nos imaginábamos antes de abrir este libro. Concebíamos incluso que cocinan cuando no van de hamburgueserías. También sopesábamos la posibilidad de que se montaran sus películas invocando a Franz Ferdinand (el grupo, no el archiduque) mientras suben el fuego. Si alguna vez nos hubiéramos parado a pensarlo, no habría costado deducir ninguno de estos puntos.

Lunwerg quiere ahondar sobre esto trayéndonos este pequeño ¿recetario? ¿batiburrillo?. El volumen tiene como hilo conductor la cocina y la música indie, más o menos mezclados. Mario Suárez, periodista de moda y tendencia además de escritor, acompañado de Ricardo Cavolo, artista, han alumbrado esta obra que hoy reseñamos.

Todo empieza y acaba en la estantería de discos

El libro se estructura en cuatro partes, identificadas con los EPs (entrantes, picoteos, verduras y ensaladas), LPs (platos fuertes), singles (postres y cócteles) y un glosario final. Cada receta tiene, a su vez, tres partes: los ingredientes, la explicación (dale al play) y la cara B, donde explica el mejor ambiente en el que consumir la receta (casi siempre para comer entre dos). También recomienda una lista de Spotify donde escuchar la música recomendada.

Ricardo Cavolo ilustrará con imágenes llenas de color cada página, atendiendo al título, al texto o a los ingredientes.

Play – Rewind – Fast forward

La explicación de cada receta (el play antes citado) implica cierto ruido en la grabación (por ponerlo en la prosa que practican los autores) y hay que andar rebobinando cada dos por tres para ver qué paso toca ahora; eso, cuando ellos no le han dado al fast forward y de repente nos encontramos con algo que teníamos que haber hecho y que, vaya por dios, no está en la posición adecuada para la consecución del plato.

Es más que posible que o bien la prosa o bien el medio escogidos no sean los más adecuados para su difusión: estas recetas, con sus digresiones y comentarios, darían mucho más juego en video, pues el ojo estaría atento de lo que se cocina mientras el oído escucha el discurso melómano del autor. Sin embargo, sobre el papel, un recetario tiene que ser un libro útil y, la explicación, diáfana y pautada para la correcta consecución del plato. Amén de que, repetido este mecanismo en cada receta, pierde el punto innovador  volvéndose aburrido a la par que ineficaz.

El punto en el que el autor destila sus oleadas de cultura podría ser una brillante cara B, entre las notas de maridaje que no interrumpen el devenir culinario, siendo éste la verdadera base en un libro de cocina.

Originalidad atípica

Con estas recetas podemos sorprender al más pintado. Es innegable cierto prurito gourmet en la selección de platos que los autores han hecho: son apetecibles y nada difíciles de realizar en sí mismas.

Hay que reconocer que tanto la selección como el presumible resultado lucen, pero el fárrago explicativo que las envuelve las lastra. Haría falta una traducción al formato recetario común para apreciarlas debidamente. El punto fuerte de este libro queda eclipsado por las ganas de epatar con el discurso y las anécdotas.

El Mar de Tinta cocina

Hemos escogido los espaguetis a la Benicàssim, plato sencillo y muy resultón. Lavamos las almejas en agua salada cambiándoles el agua varias veces para eliminar la arena. Cocemos después los espaguetis el tiempo que diga el fabricante y los escurrimos. A continuación, abrimos la almejas en aceite de oliva con la sartén tapada y retiramos las que no se hayan abierto. Reservaremos éstas en un bol, así como el agua de la cocción que habrán soltado las almejas.

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Rehogamos en un poco de aceite el ajo y añadimos las almejas, el caldo de cocción y un vaso más de agua.

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A los 5 minutos lo retiramos del fuego y añadimos perejil y pimienta. Agregamos los espaguetis escurridos,  los salteamos y servimos.

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