Poncho fue

El mundillo de los tebeos va ampliando sus confines y añadiendo estratos. Ahora nos toca el maravilloso universo de las relaciones sentimentales y de la santa madre que al mundo las trajo. Vamos a introducirnos como viejas cotillas en las entretelas de la tortuosa relación de Santi y Lu. A identificarnos con ellos y comprender su sufrimiento. O a considerar que no son sino dos seres repelentes, presos de sus limitaciones y sus ridículas neurosis. Pasen, vean, opinen.

Nuestro buen amigo el tunante del Arcipreste de Hita decía allá por el siglo XIV que “Como dice Aristóteles, cosa es verdadera / el mundo por dos cosas trabaja, la primera / por aver mantençia; la otra era / por aver juntamiento con hembra placentera”. Ya en nuestros días, le pueden cambiar el género al último verso, que en nada van a alterar el sentido último de la coplilla. Cosa es esta cierta, puesto que gran parte de nuestras vidas se va en zapatiestas amorosas y sus consecuencias.

Personalidades difíciles

“Poncho fue” pivota sobre las relaciones de pareja. Sobre una en concreto basada en la fragilidad de una de las partes y la manipulación y egoísmo de la otra. En algún momento, y sin venir a cuento quizá, hemos tenido visiones de esa otra relación tormentosa que nos contara Peter Bagge entre Buddy y Lisa.

Pueden pensar que en nada se parecen, la verdad. Donde aquélla era pura hipérbole y esperpento, esta pretende ser un relato vivo. Pero encontramos lugares comunes en la configuración de dos personajes corpóreos y consistentes. Dos personas que creen estar enamoradas y a poco que nos fijemos nos damos cuenta de que valoran y sienten o padecen más sus propias personalidades, vicios y manías que a su pareja y la relación que con ella mantienen.

Es una historia dura. Y se ha escrito de forma solvente, hilvanando y colocando tiempos y piezas para articular un discurso que fluye por sí solo. La brutalidad con la que se nos cuenta la mutación de los días felices en amargura, tiene toda la intención. Se ha configurado con este armazón para darle la imprescindible tensión dramática y narrativa. Objetivo cumplido, pero pensamos que no en su totalidad. La historia empieza a pivotar en desorden porque falla en el fondo. Lu y Santi son consistentes, como dijimos, dentro de su propia estructura mental, la cual no terminamos de creernos.

Como en los amoríos de Buddy y Lisa, todo es excesivo. Pero si Bagge buscaba la caricatura que provocara la risa, la intención dramática de Sole Otero se escapa por excesivamente desmesurada.

Grafismo difícil

Dos aciertos se pueden ver a simple vista si del apartado gráfico hablamos. Uno, que hay miedo a la cuadrícula. Y con ello las planchas flotan libres, subordinándose en exclusiva a las necesidades narrativas, creciendo y encogiendo como al guión convenga. El segundo está en el color. La paleta de la que se sirve, se altera con arreglo a la situación descrita. La policromía viaja de tonos fríos en los momentos de placidez en la pareja hasta la saturación de rojos y amarillos para cuando Santi y Lu montan una de sus escenitas.

A partir de aquí, poco más. Todo tiene aspecto de ilustración de libro infantil, en un afán simplificador que no funciona en momento alguno. Resulta mucho más vivo y efectivo en “La pelusa de los días”, otra de las obras de Sole Otero editadas por La Cúpula. Obra que también cae en la tendencia cada día más acusada en el orbe de la novela gráfica de enchufarnos historias interesantes envueltas en grafismos, pues, digamos pobres para no crear demasiada polémica. Esperemos un pronto cambio de tendencia porque se inclina esto ya no solo al hastío sino a la insoportabilidad.

Ilustración porteña

Sole Otero (Buenos Aires, 1985) cuenta que amaba inventar amigos y meterlos en historias inacabables e inacabadas, y por eso se dedica a la ilustración y al tebeo. Ha ilustrado numerosos libros infantiles y ejerce la docencia en ilustración textil en la Universidad de Buenos Aires. Su obra más conocida quizá sea la mencionada “La pelusa de los días”, que nació como blog y saltó en 2015 al papel impreso.

2 respuestas a «Poncho fue»

  1. totalmente de acuerdo. uno de los tebeos mas sobrevalorados de los ultimos tiempos. su autora parece totalmente amateur a pesar de tener un curriculum en el campo de la ilustracion infantil. inolvidable por lo espantoso que es.

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