Corazones en barbecho

Pescar en ese revuelto mar que es el mundillo de la autoedición resulta, lamentablemente, una empresa sumamente arriesgada. Existen numerosas plataformas a disposición de autores entusiastas dispuestos a desembolsar cantidades más o menos elevadas a cambio de la publicación de sus obras. Por desgracia, en muchas ocasiones el producto final es muy decepcionante ya que, a la habitual falta de talento de tantos escritores aficionados, se une el nulo interés de las “editoriales” por presentar un libro digno, bien maquetado y sometido a las necesarias revisiones previas a su impresión.

Si a esto añadimos las plataformas online, el número de obras olvidables se dispara hasta alcanzar cotas inimaginables hace unos pocos años. Esta actual coyuntura, la cual permite a determinados “escritores” sin talento alardear de que “les editan libros”, hace que muchos lectores se sientan perdidos ante la avalancha de obras de autores desconocidos que saturan las librerías, ya sean estas tradicionales o ubicadas en internet. Por esa comprensible razón, trabajos como “Corazones en barbecho” (una excelente novela corta auto editada que nada tiene que envidiar a muchas de las que surgen del seno de las grandes editoriales) pueden pasar desapercibidos. Y eso sería una verdadera lástima.

Conociendo a la señorita F.

Fulgencia del Río Perdido es una señorita casi cuarentona que se ocupa del cuidado de sus abuelos (y de su tío Rogelio) en una tranquila localidad conocida sencillamente como Pueblo. Un buen día, cansada de su monótona y agotadora existencia, la protagonista de “Corazones en barbecho” se lía la manta a la cabeza y, tras visitar la peluquería y enfundarse en su mejor traje, decide viajar en autobús a Ciudad con la intención de conocer a un hombre atractivo y apasionado. Un hombre que sea como los protagonistas de las 354 novelas románticas que atesora en su hogar, capaz de darle todo el amor del cual ella se sabe merecedora.

El problema es que, una vez llegada a Ciudad, nuestra decidida doncella comprueba de inmediato que los hombres de buen ver en cuyos caminos se cruza parecen no percibir el innegable sex-appeal de la señorita pelirroja de abundantes curvas (ceñidas por un ajustado vestido azul eléctrico) plantada ante sus indiferentes miradas. Si a ello unimos que la urbe parece poblada a partes iguales por gente desconsiderada y por víctimas de la persistente crisis económica, lo que para Fulgencia parecía una tarea sencilla bien podría convertirse en una de las experiencias más complejas vividas por nuestra protagonista en sus (casi) cuarenta años de vida.

Reminiscencias quijotescas

Salvando cuantas distancias se quieran salvar, es innegable que la novela de Cristina Monteoliva tiene algunos puntos en común con el clásico por excelencia de la literatura patria. Al igual que le ocurriera a don Alonso Quijano con los libros de caballerías, la percepción de la realidad de Fulgencia se ve alterada por la lectura compulsiva de novelas de corte romántico, en las cuales se describe un mundo idílico que nuestra protagonista cree (o quiere creer) posee entidad más allá de las páginas. Por supuesto, la cruda realidad no es tal y como la señorita del Río Perdido piensa, y ello dará pie a toda clase de equívocos y situaciones disparatadas que el lector disfrutará con una inevitable sonrisa en los labios.

También comparte la soñadora doncella con el caballero Don Quijote un vivo genio, presto a despertar ante las injusticias y las desgracias ajenas. Porque ambos, Fulgencia y don Alonso, son dueños de un noble y generoso corazón incapaz de mantenerse impávido frente a situaciones ante las cuales la mayoría de nosotros quizá optásemos por una cómoda indiferencia. Por si fuera poco, la protagonista de “Corazones en barbecho” cuenta con su amiga Doris como particular Sancho Panza, pues en ella reside en cierto modo la misión de hacer que Fulgencia vuelva a poner los pies en la tierra en determinados momentos de la novela.

Sobre la autora

“Corazones en barbecho” es la segunda novela publicada por Cristina Monteoliva. Su primer libro fue “Elías y los ladrones de magia”, una obra en la cual nos ofreció una maravillosa aventura ambientada en tierras granadinas. Además, algunos de sus relatos han resultado finalistas en el Concurso de Narraciones Breves del Diario Ideal, y su cuento “Pompas de jabón” puede leerse en la antología “De mes en cuando” (editada por la asociación Pura Vida). Enamorada de la literatura, Monteoliva también ejerce como reseñadora en el recomendable blog La Orilla de las Letras.

“Corazones en barbecho” es una pequeña joya (maquetada e ilustrada por Aniel Dominic), en cuyas intensas 100 páginas encontrará el lector personajes entrañables, escenas inolvidables, crítica social y mensajes optimistas. Todo ello servido con un estilo brillante, salpicado de humor e ironía (muy presente en los geniales títulos de las novelas leídas por Fulgencia). Una obra breve que pide a gritos una continuación, la cual en El Mar de Tinta confiamos que no tardará demasiado en ver la luz.

 

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