Cuentos de los Viudos Negros

El nombre de Isaac Asimov se asocia merecidamente al ámbito de la ciencia-ficción. No en vano, al “buen doctor” le debemos el enunciado de las famosas tres leyes de la robótica, así como la creación de la Psicohistoria. Ambos conceptos serían desarrollados por el autor en numeroso (y magistrales) relatos, al igual que en novelas clásicas entre las cuales destacan “Fundación” y  “Bóvedas de acero”.

Lo que no todo el mundo sabe es que Asimov fue un autor extremadamente prolífico (se le atribuye la autoría de la friolera de 429 volúmenes) que tocó varios temas alejados del campo de la ficción especulativa. Además de contar con una amplia producción de obras divulgativas (científicas e históricas), hay varios libros del escritor estadounidense centrados en otros temas, como el humor y la fantasía (la colección de relatos “Azazel” es muy recomendable) o el misterio. En este último ámbito destacan novelas como “Asesinato en la convención” y las antologías que recopilan las historias ambientadas en el club de los Viudos Negros.

Enigmas a los postres

Una noche al mes, un grupo de viejos amigos se reúne en un reservado de un restaurante (o, excepcionalmente, en casa de uno de ellos) para cenar y entrevistar a la persona a la cual el anfitrión de turno haya tenido a bien invitar. Los miembros del club son todos hombres, y sus profesiones abarcan campos como el derecho, la química, las matemáticas o el arte. Ocupándose de servirles durante el ágape se encuentra Henry, un camarero a quien acabarán por considerar una suerte de miembro honorario del club.

En cada uno de los doce relatos que componen “Cuentos de los Viudos Negros”, el esquema argumental es básicamente el mismo. El invitado (o, en contadas ocasiones, alguno de los miembros del club) planteará algún problema, de menor o mayor importancia, y los presentes pondrán todo su empeño en encontrar la solución al mismo. No obstante, a pesar de sus esfuerzos combinados, el enigma en cuestión parecerá irresoluble, al menos hasta que el sagaz Henry exponga sus impresiones y desenrede la enmarañada madeja.

Ellery Queen’s Mystery Magazine

Entre los años veinte y finales de la década de los sesenta del pasado siglo, proliferaron en los Estados Unidos una serie de revistas baratas impresas en papel de bajísima calidad conocidas como pulp magazines. Publicaciones como Amazing Stories, Weird Tales o Black Mask gozaron de un éxito enorme, y permitieron a los lectores disfrutar con la obra de autores ya clásicos como Robert E. Howard, H. P. Lovecraft, Raymond Chandler o Dashiell Hammett, por citar tan sólo a unos pocos.

En pleno apogeo de las revistas pulp, los primos Daniel Nathan y Emanuel Benjamin Lepofsky (más conocidos por el seudónimo conjunto “Ellery Queen”), decidieron crear una revista en la cual publicar ficción detectivesca y de misterio: Ellery Queen’s Mystery Magazine. En dicha publicación (todavía publicada a día de hoy), además de ofrecer aventuras del detective Ellery Queen (sic), aparecieron historias producidas por autores muy conocidos. Uno de ellos fue, por supuesto, Isaac Asimov, quien relata en la introducción de “Cuentos de los Viudos Negros” cómo se le pidió que escribiera un cuento corto de misterio para la revista, el cual acabó siendo el germen de una popular y longeva serie.

Las crónicas de los Viudos Negros

Asimov escribió un buen puñado de relatos protagonizados por los miembros de su particular club (quizá no tan conocido como el Diógenes, pero no menos interesante que éste). Dichos relatos fueron recopilados posteriormente en seis volúmenes (si bien el último de ellos sólo incluyó media docena de historias originales, junto con material reimpreso y el cuento “The Last Story” firmado por Charles Adai).

En España, Alianza Editorial publicó en su día, además de “Cuentos de los Viudos Negros”, las antologías “Más cuentos de los Viudos Negros” y “El archivo de los Viudos Negros”. Por su parte, Plaza y Janés editó “Los enigmas de los Viudos Negros”. Así, quedan inéditos en castellano el cuarto volumen de la serie (“Banquets of the Black Widowers”) y el que le puso punto y final (“The Return of the Black Widowers”). Una situación que en El Mar de Tinta confiamos en que cambie en un futuro cercano.

Una apuesta segura

Isaac Asimov es uno de esos autores capaces de atraparnos con cualquier obra que escriban. Su estilo directo, exento de florituras, hace que cada una de las historias que componen “Cuentos de los Viudos Negros” se lea con rapidez y se disfrute desde la primera a la última página.

Los miembros del club de los Viudos Negros acaban por convertirse en un grupo de viejos amigos a cuyas discusiones e intercambios de puyas asistimos con una sonrisa en los labios. De igual modo, sabemos que Henry siempre está ahí, con su sensatez y perspicacia permanentemente a punto para arrojar luz sobre el enigma más oscuro.

Alianza Editorial tiene la buena costumbre de reeditar periódicamente los mejores títulos que conforman su extenso catálogo. Imaginamos que, tras “Cuentos de los Viudos Negros” hará lo propio con los otros dos volúmenes de la serie que ya editó en su día. Y, con un poco de suerte, quizá tengamos la oportunidad de que el resto de las antologías (tanto la publicada por Plaza y Janés como las inéditas en castellano) vean la luz en su indispensable colección El libro de bolsillo. Cruzaremos los dedos.

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