Cuentos

Todo el mundo conoce las novelas de Pío Baroja, pero pocos su faceta de cuenta cuentos. Alianza Editorial nos muestra a un Baroja vigoroso y hechicero, capaz de enredarnos con una prosa espontánea que nos hace saltar de cuento en cuento sin esfuerzo aparente. La presente edición recopila la totalidad de las narraciones de “Vidas Sombrías”, así como otros relatos de fecha más tardía.

“Vidas Sombrías” fue el primer libro que escribió un Pío Baroja veinteañero, allá por el año 1900. Pese a ser una obra temprana, la crítica es unánime a la hora de juzgar estos cuentos como un introducción imprescindible a la obra de Baroja, ya que suponen un destilado de todos los temas, estrategias y técnicas literarias que el autor empleará a lo largo de su dilatada trayectoria.

Cuentos a la luz de la lumbre

Los cuentos de verdad, aquellos herederos de nuestra tradición oral, están hechos para ser contados de noche al abrigo de un buen fuego. Son relatos de naturaleza breve, con grandes golpes de efecto y la suficiente fuerza atmosférica como para transportarle a otro lugar. Pío Baroja nos zarandea así de un sitio a otro, desde las abarrotadas calles madrileñas hasta los acantilados del País Vasco, y en cada una de sus fábulas teje una trama y un estilo particular. Aquellos ambientados en su tierra natal serán el germen de la nueva narrativa vasca, tan sombría y marinera, mientras que los ambientados en las calles de Madrid son más ásperos y sociales.

El estilo de los cuentos, al igual que el de toda su producción literaria, es de una gran sencillez y economía expresiva, empleando la palabra justa en el momento adecuado. El ritmo narrativo se vuelve por lo tanto ágil, saltarín, con la cadencia viva de la tradición oral. Y es que los cuentos es mejor contarlos así, de boca a boca, para que mantengan la ingenuidad y la pureza que los hace únicos. Y que mejor manera de conservar su esencia original que a través de unos diálogos respetuosos con dicha oralidad. Dependiendo de la ambientación del cuento el tono se volverá rústico, culto, cañí o visceral.

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– ¿Has visto, zagal, si el macho cabrío de la tía Remedios va en el rebaño?

– Lo vide, abuelo -repuso el muchacho.

– Hay que tener ojo con ese animal, porque malos dimoños me lleven si no le tengo malquerencia a esa bestia.

– Y eso, ¿por qué vos pasa, abuelo?

– ¿No sabes que la tía Remedios tie fama de bruja en to el lugar?

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Inspiración barojiana

Muchos de los cuentos ambientados en el País Vasco tienen como protagonista al mar, ese temperamental Cantábrico que nos ancla a sus acantilados en un hechizo contemplativo del que es muy difícil salir. Pío Baroja recrea, como si de un cuadro impresionista se tratara, el fragor de las olas y el crepitar del viento hasta casi hacernos paladear el aire salobre. Cuentos como “Ángelus”, “Grito en el mar” o “Playa en otoño” harán las delicias de los lectores más líricos y melancólicos, que hallarán en ellos ecos del romanticismo más sublime.

[quote]La brisa húmeda y cargada de olores de mar subía como lento y prolongado suspiro de monstruo que duerme, las olas estallaban en las peñas con gran estruendo, y al retirarse engendraban un sordo murmullo que parecía elevarse hasta el cielo. El Cantábrico jugueteaba y, sin embargo, al dejar caer la mirada desde lo alto del acantilado, el espíritu caía con ella y se sentía turbado por el horror primero, por la admiración después.[/quote]

Para aquellos que gusten de las aristas más duras de la realidad, Pío Baroja les ha preparado una serie de personajes inadaptados que viven, malviven o simplemente sobreviven en los ambientes más difíciles de nuestra sociedad. Estas pobres mujeres (“Marichu”, “Águeda” o “Mari Belcha”) son reflejo del pesimismo que invade toda la obra de Baroja, un fatalismo que nace de la idea de que el mundo es un lugar carente de sentido y la tan cacareada sociedad, tan sólo una trampa capaz de sacar lo peor de los seres humanos. En estos títulos domina un tono agrio, no por ello menos vigoroso y fascinante de leer.

De mitos y hombres

Pero la vida se abre camino, y no todos los inadaptados fracasan: algunos triunfan y se alzan sobre el resto de la sociedad con una alegría y una vitalidad contagiosas. Ese el caso de “Elizabide el Vagabundo”, “El Charcutero” o “ Lecochandegui el Jovial”. Son relatos que con su simpleza y bondad alegran el alma y nos muestran a un Baroja sonriente y luminoso, cosa harto extraña.

Los temas mitológicos también encuentran, como no, su hueco en esta edición. No hay que olvidar que el legendario vasco fue capaz de convivir con el cristianismo sin desvanecerse ni perder ápice de su esencia, por lo que se conserva rico y vigoroso como pocos en la Península. Los montes vascos se pueblan de númenes, brujas y espíritus de toda naturaleza y condición, y las gentes creen en ellos como creen en el sol sobre sus cabezas o en el retorno de las estaciones. Ejemplos de esta creencia viva son los relatos “El trasgo”, “La sima”, terrible y dramática, o la delicada estampa romántica de “La dama de Urtubi”.

[quote]¡Hadas! ¡Silfos!¡Sorguiñas!¡Baso-jaunes!¡Lamias!, que peináis vuestros cabellos de oro en los arroyos de Zugarramurdi. ¡Espíritus del viejo solar vasco!¡Andad!¡Corred por las perfumadas vertientes del monte Larraum!¡Despeñaos por entre las rocas!¡Marchad volando por los regatos, y rendid homenaje a las bellas damas que adornan esta selvática morada![/quote]

“Cuentos” de Pío Baroja, reeditado por Alianza Editorial, resulta un libro de lectura amena y vigorizante, que por su ligereza puede colarse en cualquier parte: un bolso, una mochila, una mesilla de noche, y proporcionarnos pequeñas catas de buena literatura. Entre cinco y diez minutos es lo que se tarda en leer uno de estos breves cuentos, pero el recuerdo que dejan perdura largo tiempo en la memoria.

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