De noche, bajo el puente de piedra

¿Qué esconden los puentes de Praga, las viejas piedras, las callejuelas del barrio judío y el fluir de las aguas del Moldava? Leo Perutz, gran exponente de la narrativa del siglo XX, nos introduce en los misterios de esta ciudad cargada de susurros a través de las historias de nuestro cicerone, el eterno estudiante de medicina Jakob Meisl.

«De noche, bajo el puente de piedra» es una novela histórica ambientada en la Praga del siglo XVI, en aquel entonces gobernada por la poderosa y errática mano del Rodolfo II, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. Sobre estos cimientos Leo Pertuz levantó una de las novelas más hermosas de mediados del siglo XX, aclamada por críticos tan dispares como Italo Calvino, Graham Greene o Jorge Luis Borges, quien promovió la traducción de la obra al castellano. Una novela que clamaba por su reedición, y que llega a las librerías españolas de la mano de «Libros del Asteroide».

Lo que los historiadores no saben

«Los profesores de historia que enseñan en los colegios y los señores que escriben los libros de historia no saben ni entienden nada«, afirma Perutz. Y es verdad que los meros hechos históricos son como un árbol desnudo, siendo las anécdotas y las leyendas el follaje que lo adornan y que lo convierten en un organismo vivo. Con el fin de trasladarnos a esta Praga del siglo XVI, Perutz puebla sus calles y palacios de personajes magníficos. Algunos son históricos, como el astrónomo Johannes Kepler, el militar Wallenstein o el propio Rodolfo II. Otros cabalgan entre la historia y la leyenda, como el gran rabino Loew, místico y vidente, o el riquísimo Mordecai Maisel. Y finalmente nacen de la imaginación de Perutz personajes inventados llenos de gracia y profundidad como los mendigos cantores  Jäckele-Narr y Köppel-Bar (destinados a ser testigos de cada acontecimiento sobrenatural que ocurra en Praga), en bufón Brouza, la bella Esther o el irreverente pintor Signor Brabanzio. Todos ellos forman un tapiz tan rico que nuestra imaginación se ve irremediablemente arrastrada hasta esta Praga de Leo Perutz, mágica y antigua, y resulta fácil pasearse en su compañía por las intrincadas callejuelas.

Quizá sea este aura de cuento lo que le otrorga a «De noche, bajo el puente de piedra» un encanto especial. Las historias narradas, una detrás de otra sin ningún orden cronológico concreto, parecen hechas para ser contadas al abrigo de un fuego. «En la corte de Praga», escribió en una ocasión un embajador español a su rey, «lo extraordinario es cotidiano y a nadie sorprende«.

[quote]El gran rabino Loew, que en las noches oscuras había recorrido los treinta y dos caminos ocultos de la sabiduría, comprendió el sentido de aquella señal divina. Ahora sabía que en las callejas del barrio judío habitaba un pecador que, oculto, caía una y otra vez, día tras día. A causa de este pecador la muerte se había abatido sobre el barrio, y por su culpa las almas de los niños no encontraban reposo en sus tumbas y volaban sobre ellas cogidos de las manos, formando una ronda fantasmal.[/quote]

Un puzzle literario

«De noche, bajo el puente de piedra» es una novela muy original en su composición, ya que posee la estructura de un puzzle literario. Dicho «puzzle» está compuesto por catorce piezas, catorce relatos ambientados en esta Praga histórica y fantástica. Cada uno de ellos nos va dando pistas y pequeñas claves que nos hacen sospechar que existe un hilo argumental oculto entre los relatos. Y sólo tras poner la última pieza, al leer el último de ellos, podremos admirar la imagen final que escondía: la de una bella y trágica historia del amor que se desarrollaba de noche, bajo el puente de piedra.

Podríamos pensar que un hombre tan polifacético como Leo Perutz (austriaco de origen judío, mal estudiante, magnífico escritor, galardonado matemático y defensor de los palestinos) sería poseedor de una prosa compleja. Nada más lejos de la realidad: la gracia y sobriedad con la que nos narra las historias son sin duda la clave de su éxito. Alejado de las florituras con las que algunos escritores de novela histórica tienden a adornar sus obras, la pluma del austriaco es certera y efectiva, siempre alerta a la hora de captarlo todo: el detalle atmosférico, el guiño divertido, la languidez de un encuentro y la chispa del genio. Todo lo importante, a fin de cuentas.

«De noche, bajo el puente de piedra» es una lectura mágica que no decepciona. Y raro es el lector que, al levantar la mirada entre relato y relato, no haya fantaseado con la idea de comprar un billete de avión rumbo a Praga para sentir en primera persona el hechizo invernal que Leo Perutz ha tejido sobre la capital de la República Checa.

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