El dragón de hielo

El pasado mes de octubre, el sello Montena nos traía un título tan esperado como atractivo. En “El dragón de hielo” descubrimos a un George R.R. Martin emotivo y poético, adaptando su prosa precisa a un público exigente y ávido de aventuras: los niños.

George R.R. Martin escribió este breve relato fantástico en 1980 y lamentablemente no disponíamos de una traducción a nuestro idioma hasta hoy. Sin embargo, la espera no ha sido en vano, pues la edición de Montena convierte “El dragón de hielo” en una verdadera delicia.

La niña del invierno

Adara tiene siete años y desde mucho antes, sabe que ella es diferente al resto de niños. Su madre murió dando a luz al bebé, durante un helador y árido invierno. Las gentes del pueblo murmuran que el frío se metió dentro de Adara, y que esa es la razón por la que siempre está sola, y no siente las cosas como los demás.

Mientras su padre y sus hermanos mayores trabajan en el campo, y una guerra interminable acontece en todo el reino, Adara espera pacientemente a que llegue la estación fría, porque con ella llega su poderoso amigo: el dragón de hielo.

La amistad entre Adara y esta peculiar criatura alada a la que todos temen traspasará cualquier barrera. Pero mientras la niña y el dragón juegan, la amenaza del enemigo cada vez más cercano a su hogar se cierne sobre ellos.

Martin para los más pequeños

En El Mar de Tinta seguimos con interés la carrera literaria de este autor americano (pueden consultar otras reseñas de novelas suyas como “Muerte de la luz” o “Danza de dragones”). Siendo un creador aclamado en géneros como la Ciencia Ficción y, sobre todo, en Fantasía épica para adultos -su serie Canción de Hielo y Fuego le ha catapultado al éxito- nos sorprende gratamente conocer esta faceta suya.

Aunque en este relato podemos observar también al Martin minucioso y férreo de su saga para adultos, la historia que nos brinda en esta ocasión es conmovedora, repleta de hermosas descripciones sobre sus protagonistas y el paso de las estaciones en la región donde transcurre.  

El escritor da forma a “El dragón de hielo” con la plasticidad a la que nos tiene acostumbrados: Martin invita al lector a dejar volar la imaginación sin que por ello sus personajes pierdan credibilidad. Junto a la singular Adara, los más pequeños de la casa se emocionarán y divertirán, aprendiendo a través de la fantasía valores como la amistad, la tolerancia y la solidaridad.

Fantasía clásica

El cuento, aunque es muy breve, está compuesto por seis capítulos. Tiene mucho de Martin y también de la fantasía clásica juvenil y estamos convencidos de que encantará tanto a los pequeños lectores como a los adultos que se decidan a comprarlo.

En la cubierta, encima del nombre del autor la editorial lo identifica con “Juego de Tronos” y en nuestra modesta opinión, esto ni siquiera es necesario. Aunque resulta un buen reclamo para los que lleguen a George R.R. Martin a través de su conocida saga (o su correspondiente serie televisiva emitida por la HBO), el título y la portada hablan por sí solas: cualquier niño en busca de magia y aventuras quedará cautivado. No nos extrañaría que muchos de ellos lo colocaran entre sus libros preferidos, pues “El dragón de hielo” se presta con facilidad a la relectura.

Edición ilustrada

Montena ha escogido, con gran acierto, un formato mediano en tapa dura. El tipo de letra es grande, perfecto para primeros lectores y junto a las ilustraciones de Verónica Casas en blanco y negro el ejemplar tiene un aspecto cuidado y bonito.

Cabe destacar el trabajo de esta joven ilustradora, licenciada en Bellas Artes y con trayectoria en la ilustración fantástica. Sus trabajos han sido publicados tanto en nuestro país como en Estados Unidos y, de la mano de Norma Editorial, podemos disfrutar de parte de su obra en el volumen “Cinnabaris” (2010).

En “El dragón de hielo”, Casas se centra en el detalle. Resaltan, sobre todo, las ilustraciones de la obra en la que aparecen dragones, en las cuales queda reflejado la pasión que siente esta artista por dichos animales mitológicos. Cabe tener en cuenta que Casas ha adecuado su estilo al público al que va dirigido el relato, por lo que los dibujos son más infantiles en esta ocasión.

Prima en esta edición el texto, rasgo que en El Mar de Tinta también nos agrada. “El dragón de hielo” no se presenta como un álbum ilustrado, sino que sigue el modelo del cuento clásico infantil de siempre, con dibujos adecuados a los niños y con un formato manejable.

Para regalar

Si está pensando en nuevos títulos para engrosar alguna estantería infantil (o la suya propia), éste podría ser una buena elección. Tierno, bien escrito y derrochando fantasía, “El dragón de hielo” no decepciona y además cuenta con una edición de lujo.

Agradecemos el buen hacer de la editorial para darle forma a esta pequeña joya de la literatura fantástica. Esperamos poder disfrutar muy pronto de otros cuentos infantiles de calidad e inéditos en lengua castellana.

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