El dragón de Shanghai

El escritor Qiu Xiaolong, tras un período de silencio, regresa a la literatura policíaca con “El dragón de Shanghai”. El inspector jefe Chen Cao es el objetivo de una intrincada trama criminal que hunde sus raíces en el mismísimo Partido Comunista. Un thriller político en la China actual que desvela lo mejor y lo peor del gigante oriental.

Gracias a la editorial Tusquets, sello de Planeta, los seguidores de las andanzas del inspector Chen pueden disfrutar tras su larga espera. “El dragón de Shanghai”, que vio la luz en 2013, ha seguido un largo periplo hasta desembarcar en las librerías españolas el pasado febrero. Excelente oportunidad para seguir de cerca la vida de Chen Cao y descubrir algunas sorpresas. 

Objetivo: Chen Cao

Tras años de servicio y con numerosos casos resueltos (muchos de ellos de marcado carácter político), el inspector jefe de la Brigada de Casos especiales Chen Cao ha sido destituido.  Ahora ocupará otro cargo en la ciudad de Shanghai.  Los altos cargos del Partido le dan su más calurosa felicitación. Pero Chen ve la realidad. Su cambio de puesto no es más que una estratagema para quitarle de en medio pero, ¿con qué fin? Con motivo de la presentación de un libro traducido por  Chen, éste está a punto de caer en una trampa con dos prostitutas en un local de alterne.

El subinspector Yu, colega y gran amigo de Chen, es ascendido. Como nuevo inspector jefe de la brigada, se le encarga que descubra el paradero de un importante hombre de negocios chino. La investigación preliminar pronto es detenida por el Partido al descubrirse la vinculación entre el mismo local del que escapó Chen y algunos altos cargos.

El ex inspector Chen pronto ata cabos entre un suceso y otro y decide investigarlo por su cuenta. Sin embargo, en una ciudad donde todo está controlado por los intereses del Partido, ¿cómo puede un solo hombre encontrar justicia?

Idas y venidas

El dragón de Shanghai”, titulado originalmente “Shanghai Redemption” (la razón del cambio nos es desconocida, especialmente porque la “traducción” castellana no tiene relación directa con la trama), es una novela que se abre ante el lector sin artificios de ningún tipo. Es una historia policíaca, con tintes políticos y un equilibrio perfecto entre ambas. En ella la poesía tradicional china, la americana y las artes culinarias se mezclan en un mosaico sensorial de gran viveza en el que la tradición tiene una importancia notable.

[quote](…) echaba de menos al subinspector Yu, su compañero de tantos años. Yu era un gran aficionado el go, mientras que su esposa, Peiquin, era una magnífica anfitriona y cocinera[/quote]

Chen Cao es un filósofo, un poeta y un romántico empedernido, tal y como Peiquin se refiere a él en un momento de la novela. Su afán por hacer lo correcto desde la legalidad puede resultar chocante, acostumbrados como estamos en occidente a los policías de aspecto duro y un tanto chulesco. Sus idas y venidas entre la acción y la reflexión poética pueden sorprender a quien se asome por primera vez al personaje; no obstante, estamos seguros de que no quedará defraudado. Tanto la historia como el resto de elenco que acompañan al ex subinspector son maravillosos. 

El desarrollo del argumento, equilibrado y lineal, es sencillo. Esto es algo común con el resto de las novelas que conforman la serie. Existe un caso policial, casi siempre con vinculación política, y un desenlace sencillo desde el punto de vista literario y complicado desde el punto de vista real. “El dragón de Shanghai” es, sin duda alguna, el caso que más se acerca a la vulnerabilidad de Chen y que pone en peligro tanto su carrera como su vida.

 

[quote]En cierto modo, su situación actual se asemejaba a un juego de go. Chen se había metido en problemas y estaba esperando a que lo atacaran, sin saber cuándo ni dónde[/quote].

 Oriente y Occidente

Qiu Xiaolong, afincado en Estados Unidos (país en el que ejerce como profesor de literatura estadounidense)  dedica sus ratos libres a escribir poesía. Esta afición está muy presente en Chen Cao, casi un alter ego del escritor. Sus amor por los clásicos (chinos y occidentales) está muy presente en la novela, tanto en “El dragón de Shanghai” como las restantes de la serie. “Muerte de una heroína roja” (publicado por Tusquets) abrió la saga. Fue un gran éxito de ventas. Su recreación de la China maoísta, la Revolución Cultural y sus consecuencias hicieron mella en el lector occidental, quien pronto pidió más. Y sin embargo, no es un escritor muy conocido en nuestro país.

El espacio dedicado a la novela policíaca ha estado dominado por  escritores anglosajones y últimamente por suecos; son pocos los autores orientales que se traducen, pero siempre hay excepciones. Diane Wei Liang es una de ellas. Vive en Londres y participó activamente en la manifestación de Tiannanmen. Es el contrapunto perfecto a Qiu Xiaolong. Chen Cao es un policía inmerso en la vida política del país, pero la protagonista de las novelas de Liang, no. Mei Wang es joven y emprendedora. Se dedica a la investigación privada y cuenta con un ayudante masculino. Se encuentra más libre de las ataduras a las que se liga Chen, pero también ha de ser más precavida para no ser investigada.

Tanto un autor como otro son excelentes. Desde el Mar de Tinta recomendamos que, para un mayor disfrute del universo de Chen Cao, se lea primero “Muerte de una heroína roja”. Si se siente especial interés por las consecuencias de la época maoísta, “El caso Mao” y “Cuando el rojo es negro” (editado por Almuzara) son también dos opciones más que interesantes. Qiu Xiaolong  recupera el clasicismo de las novelas negras de antaño y las viste de actualidad.

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