El ejército de piedra

Hace poco más de un año, Luis Manuel Ruiz nos sorprendía con “El hombre sin rostro”, una excelente novela de aventuras ambientada en el Madrid de principios del siglo XX. Una obra trepidante, protagonizada por un grupo de personajes muy interesantes los cuales, sin duda alguna, tenían potencial de sobra para protagonizar nuevas historias.

Por suerte para quienes se quedaron con ganas de más al acabar la lectura de “El hombre sin rostro”, su autor nos ofrece ahora “El ejército de piedra”, un nuevo caso a investigar por el profesor Salomón Fo, su hija Irene y el joven periodista Elías Arce. Una novela, publicada como la anterior por Salto de Página, en la cual el escritor sevillano contribuye a desmentir el manido tópico sobre la escasa calidad de las segundas partes.

Estatuas animadas

Madrid, febrero de 1909. Por alguna extraña razón, varias de las estatuas de piedra que adornan la capital de España comienzan a cobrar vida. Lo que en un principio se achaca a la excesiva imaginación de testigos poco fiables, no tarda en convertirse en un serio problema que las autoridades desean resolver a la mayor brevedad posible. Para lograrlo, no dudarán en recurrir al profesor Salomón Fo, una de las mentes más preclaras de la nación.

Fo investigará el misterio de las estatuas animadas con la inestimable ayuda de su aguerrida e inteligente hija. Pero Irene no estará sola: le acompañarán Elías Arce (recién ascendido a periodista “de calle” en el diario “El Planeta”) y el inspector Trinidad Vidarte, un policía violento y de ideas anticuadas que tendrá más de un encontronazo con la señorita Fo. Un grupo peculiar que habrá de enfrentarse a un complejo plan, cuyo verdadero objetivo resultará toda una sorpresa.

Irene Fo y compañía

Luis Manuel Ruiz demuestra, una vez más, que su punto fuerte es una envidiable habilidad para dotar de vida a sus personajes. Sobre todos ellos destaca, de nuevo, la maravillosa Irene Fo, una heroína tan bella como inteligente. Dotada de una capacidad deductiva que rivaliza con del mismísimo Sherlock Holmes, Irene es, a ojos de Elías Arce, una verdadera diosa a quien el antiguo creador de crucigramas adora con pasión. Deportista, temeraria, temperamental y muy independiente, la hija de Salomón Fo es un personaje absolutamente fascinante.

En cuanto al resto de protagonistas de “El ejército de piedra”, Salomón Fo sigue siendo el ejemplo perfecto de sabio despistado adicto a los piononos, algo que generará numerosos momentos cómicos en la novela, sobre todo cuando cierta confusión acabe afectando a la dentadura del eminente profesor. Repiten, asimismo, el ya mencionando Elías Arce y el cadavérico criado de los Fo, un impagable Nabucodonosor Orlok merecedor de muchas más páginas (¿quizá en un futuro libro?).

Finalmente, en el apartado de nuevas incorporaciones destacan, fundamentalmente, dos personajes: Demetria Skalkos, alias “La Medusa”, una misteriosa mujer víctima de una terrible maldición, y el inspector Vidarte. En este último se acumulan toda suerte de defectos, desde su gusto por la violencia hasta su repugnante hábito de mascar (y escupir) tabaco, pasando por su cerrazón mental. Todo un elemento a quien Irene Fo sabrá poner en su sitio una vez que descubra cierto secreto inconfesable del desagradable policía.

Más allá del pulp

En El Mar de Tinta ya hemos reseñado en alguna ocasión obras pertenecientes al ámbito de la nueva literatura con aire pulp que, de un tiempo a esta parte, está empezando a ocupar un lugar cada vez más importante en las librerías físicas y virtuales de nuestro país. Si bien el pulp clásico norteamericano se caracterizaba por una narración sobria y efectiva, no muy dada al virtuosismo literario y centrada en ofrecer la mayor cantidad posible de acción en el breve espacio característico de dicha literatura, obras como la que nos ocupa van un paso más allá.

Luis Manuel Ruiz es un virtuoso de la palabra y, sin descuidar en ningún momento la vertiente aventurera en su novela, se preocupa por narrar con un estilo depurado y elegante, de modo que la lectura de “El ejército de piedra” resulta un verdadero placer en todos los sentidos. Porque la capacidad para hacer que el lector se sienta atrapado por una historia plagada de emociones y sorpresas no tiene porqué estar reñida con la calidad literaria, ¿no les parece?

Una novela imprescindible

Si a todas las virtudes ya comentadas sobre “El ejército de piedra” sumamos la magnífica ilustración de portada, firmada por el gran Sergio Bleda, queda claro que nos encontramos ante un libro excepcional, el cual disfrutarán enormemente quienes ya hicieran lo propio en su día con “El hombre sin rostro”. No obstante, quien no haya leído la anterior novela no debe preocuparse, ya que esta segunda entrega de la serie puede leerse de forma independiente sin ningún problema.

Luis Manuel Ruiz ha conseguido algo que muchos autores anhelan: crear un universo personal, poblado por personajes extraordinarios, al cual los lectores anhelan regresar cada vez que llega a su fin una de las historias que transcurren en él. Un Madrid ficticio y real a la vez donde todavía pueden protagonizar muchas historias los Fo, Arce y compañía. Y, teniendo en cuenta cómo acaba “El ejército de piedra”, estamos convencidos de que la espera para que podamos asistir a una nueva aventura no será muy larga.

2 respuestas a «El ejército de piedra»

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