El juez y la trenza

En El Mar de Tinta hemos tenido el placer de descubrir y reseñar todos los títulos de Francisco Roldán Santías. “El juez y la trenza” es su tercera novela y aunque esta reseña llega con un año de retraso, no queríamos pasar la ocasión de recomendarla. Además, el autor aporta con su venta un gesto generoso a tener en cuenta: los beneficios totales van destinados a colaborar con la fundación INADcure Spain, que apoya proyectos de investigación y búsqueda de tratamientos para la distrofia neuroaxonal infantil.

Las dos primeras novelas de Roldán tenían por protagonista a Tirso, un abogado tan entrañable como crápula que ya se había hecho un hueco en nuestro corazón lector. Sin embargo, parece que el escritor ha decidido dar un descanso a su protagonista estrella para presentar en su tercer trabajo una novela independiente, próxima al thriller  más convencional que estamos seguros encantará a los asiduos al género.

Entrelazando historias

Abraham Sequero es un juez en la cresta de la ola. Temido, respetado y poderoso, está esperando la llamada que le abrirá las puertas a la política. Es el último paso para culminar una carrera brillante, no exenta de episodios controvertidos y criticados. Sin embargo, cuando es detenido por un presunto asesinato, Sequero verá truncadas todas sus expectativas. Se trata de una acusación que llega en el peor momento posible, reabriendo viejas heridas y transportando a nuestro protagonista en una marea de recuerdos hacia la juventud perdida.  

Francisco Roldán narra así esta historia, imbricando a la perfección dos líneas temporales alternadas a medida que avanzamos en los capítulos. Una de ellas, contemporánea, en la que el lector podrá hacerse una idea de la personalidad del protagonista y su vida como juez, así como de los comportamientos de ética dudosa que le han llevado a encontrarse en esta precaria situación. La otra, lejana en el tiempo y teñida de nostalgia, trasladará al lector a los veranos adolescentes de Sequero, junto a su primo y su pandilla de amigos inseparables, los Fenómenos. Una estampa estival que a muchos lectores les resultará familiar, aunque para la ocasión Roldán le imprime un halo de misterio y tragedia que atrapa hasta la última página.

El thriller bien ambientado

La narración se va desgajando con el ritmo rápido y directo tan característico del autor. Sin ser tan original como las dos primeras novelas de Roldán, “El juez y la trenza” sigue la estela de sus predecesoras en cuanto a trama bien definida,  personajes fuertes y complejos y un dominio del lenguaje que no pasa desapercibido. Vemos atisbos del humor negro que tanto nos gustó en sus primeros trabajos y que aporta un toque de frescor a una novela sin lugar a dudas más seria.

Aunque en la novela negra ya es difícil sorprender al lector, Roldán juega con una baza importante: ambienta su obra en el mundo jurídico y, siendo él mismo letrado de profesión, nadie podrá negar que no sepa de lo que escribe. Tanto es así que no le resultará difícil al lector encontrar paralelismos con algunos sonados sucesos de la justicia de nuestro país. Y, aunque toda la trama ha salido del imaginario de Roldán, sus conocimientos de la esfera jurídica dan mucha veracidad a esta historia la cual, sin esta peculiaridad, podría haber resultado anodina.

Nostalgia y misterio, una combinación perfecta

“El juez y la trenza” es un vaivén constante entre presente y pasado. En los recuerdos estivales del juez, muchos lectores rememorarán épocas pretéritas. Roldán consigue impregnar estos recuerdos con la nostalgia que le provocan al protagonista.  El dorado haz de luz que ilumina los buenos momentos de Sequero en el pueblo, las tragicómicas experiencias provocadas por los impulsos adolescentes, las decisiones tomadas y las amistades forjadas, y el atisbo de una época y una amalgama de usos y costumbre que, para bien o para mal ya no existen, son la forma ideal de remover los propios recuerdos, y conseguir que el lector empatice con un protagonista un tanto obtuso.

Destacamos esto como positivo, ya que en la construcción de sus personajes, Roldán también imprime realismo. No encontraremos aquí buenos o malos, héroes y villanos, sino un amplio abanico de mundanas luces y sombras que enriquecen una trama ya de por sí bien planteada.

En definitiva, “El juez y la trenza” es un gran entretenimiento. Bien escrita, con el tempo adecuado, tal vez podríamos decir que cojea un pelín en su desenlace (un tanto precipitado). Con todo, mantiene al lector interesado en todo momento, y la pluma hábil y afilada de Roldán nunca decepciona. Les aseguramos que será una lectura muy placentera para aquellos aficionados a la novela negra que se decidan por este título.

Como punto y final, no queremos dejar pasar la ocasión de alabar el buen gusto de la editorial Círculo Rojo a la hora de editar a sus autores. Desde El Mar de Tinta seguiremos entusiasmados los próximos proyectos de este autor, que sin ninguna duda todavía tiene muchas historias que ofrecernos en el tintero.

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