El libro maldito

La editorial Plaza y Janés nos descubre nuevas facetas del mundo universitario, de la mano de Kaj Korkea-aho. El sueco-finlandés narra una historia de ambición y muerte en la que nadie es inocente. Un thriller con toques sobrenaturales con algún que otro altibajo.

Plaza y Janés ha cuidado con esmero esta edición. La portada, estupenda, abre paso a una historia escrita con gran elocuencia. Kaj Korkea-aho se deja llevar por un lenguaje poético para dar paso a la desventurada existencia de diferentes personajes, cuya vida se desmoronará por obra y gracia de un extraño libro de poemas. Una excusa para hablar de los difíciles años del posgrado y sus consecuencias.

La añoranza de lo que fue

El profesor Mickel Backman vive abrumado por el pasado. Su matrimonio se ha convertido en una triste monotonía que le recuerda una y otra vez la aventura que mantuvo con una estudiante, quince años atrás. A pesar del tiempo transcurrido, no ha conseguido olvidarla, como tampoco ha podido olvidar un oscuro libro que mucho tuvo que ver con el fin de su relación.

Pasi y Calle son dos estudiantes sin objetivos claros en la vida. Cansados de su propia existencia, van dando tumbos de asignatura en asignatura, fumando marihuana en sus ratos libres. Tratando de sobrevivir en un entorno que se les antoja hostil y deprimente. Pasi asiste a las clases de literatura sueca que imparte Mickel. Cuando éste les propone un  trabajo sobre algún poeta modernista el estudiante le sorprende, y no gratamente. Su intención es estudiar a un casi desconocido autor cuya única obra solo conocen unos pocos. Y todos ellos han fallecido en extrañas circunstancias.

Los peores temores de Mickel se ven confirmados cuando descubre que los versos que estudia Pasi son los mismos que llevaron la desgracia a su joven amante. Y al suicidio a un antiguo compañero de estudios. Un libro maldito.

La universidad y otros males

Cuando un escritor aspira a ser original y, a la vez, profundo y filosófico se llega a libros como el que nos ocupa. “El libro maldito” es, desde un punto de vista meramente formal, muy bueno. Las metáforas empleadas por Kaj Korkea-aho, sus descripciones, son increíbles. Y es maravilloso ver con qué destreza expresa los sentimientos, las aspiraciones y los deseos frustrados.

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Si hubiera sido capaz de convertir en verdaderas acciones una pequeña parte de la energía de todos esos momentos en los que sintió deseos de hacer algo, ahora no estaría sentado donde estaba. Es decir, conviviendo con un desprecio por sí mismo que aumentaba con la edad y que a estas alturas era tan oscuro y apasionado que podía revolcarse en él.

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La desazón de la que hace partícipes a todos sus personajes deja en el lector un profundo sentimiento de malestar. Toda una generación frustrada, sin salida. El libro maldito del que todos hablan no es más que una excusa empleada por el autor para  describir los males de la juventud de hoy. Al menos, de una amplia mayoría de estudiantes que no ven salida ni a sus estudios ni a sus vidas.

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(…) mientras los compañeros de su misma edad hacían algo, se convertían en alguien y lo comentaban en Facebook, con mayor claridad veía que “más tarde” se estaba convirtiendo en “demasiado tarde” y que iba camino de convertirse en un humillante “nunca”.

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Y se queda ahí. Si algún lector espera encontrar algo sobrenatural o cuando menos intrigante, deberá avanzar hacia el final del libro, donde el desenlace llega de forma rápida y espectacular. Esto hace que el ritmo de la narración resulte lento. Se puede disfrutar de la pluma de kaj Korkea-aho, que es excelente, pero la historia decae.

Si los lectores buscan en “El libro maldito” una novela de suspense, con policías y asesinos, se equivocarán de medio a medio. En ella, descubrirán personajes maltrechos, frustraciones y locura. Diferente, sin lugar a dudas, pero desigual en el planteamiento.

Libros malditos

En la literatura existen otros ejemplos de libros malditos, casi protagonistas absolutos de la trama. Kaj Korkea-aho emplea su poemario, oscuro y terrible, como pretexto para hablar de otros asuntos más “normales”, como la soledad, la pasión o el desengaño. Otros  autores han explorado las magníficas ventajas de contar con un asesino de tinta y papel.

Uno de los casos más sonados es “El nombre de la rosa”, de Umberto Eco. La tinta de los libros prohibidos se convertía en la mano asesina al servicio de un monje loco. Su adaptación al cine, con un espléndido Sean Connery al frente, dejó bien claro que hay que tener cuidado con donde mete uno la nariz.  También en España se ha explotado este tema. Arturo Pérez Reverte hizo lo propio en “El club Dumas”. El demonio tenía mucho que ver y sus “travesuras” traían de cabeza al protagonista. Mathew Pearl siguió el mismo esquema para “El club Dante”, esta vez con un asesino empeñado en recrear el infierno. Y así un largo etcétera.

Los libros malditos son un tema recurrente y atractivo. “El libro maldito” se suma a esta línea. Deja de lado el tono sobrenatural (aunque permanece en el aire, el lector lo apreciará sutilmente)  para concentrarse en los sentimientos y altibajos emocionales de los personajes. Lo que sucede a lo largo de sus páginas puede calificarse  de “suspense emocional”. El verdadero thriller, con escenas de tensión contenida, tiene lugar al final del libro. El resto, pura filosofía existencial. En El Mar de Tinta recomendamos su lectura, pero advirtiendo al lector que ésta no es una novela negra al uso. 

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