El Método

Juli Zeh plantea su última novela como parábola política. Los amantes de la distopía están de enhorabuena. ¿Qué pasaría si el Estado controlara todos los aspectos de la vida humana para garantizar la salud de sus ciudadanos? “El método” se publica en Literatura Mondadori y es un relato de crítica social y búsqueda de libertad.

La bióloga Mia Holl se siente rota tras la muerte de su hermano Moritz. Abandona sus tareas cotidianas dejándose caer en la tristeza. Pasa los días encerrada en su apartamento, embargándose del recuerdo de un chico curioso, inteligente y rebelde. Ideas que le habrían resultado ingenuas en otra época, tal vez extravagantes, comienzan a germinar en su interior, cuestionando todo lo que ha defendido hasta ahora.

La distopía de la razón

A mediados del siglo XXI, el Estado se legitima por la razón. El Método garantiza que todos los aspectos de la vida humana sean sanos, ya que el pilar fundamental del orden social es la salud: “un estado de bienestar físico, mental y social absoluto”.

Todos los ciudadanos deben cumplir con su prescripción de ejercicio físico diario y someterse a un continuo seguimiento médico a través de una hueste de sensores instalados en las casas. El dolor y la enfermedad han desaparecido por completo de la sociedad. La ciudad vive aislada en una burbuja aséptica, con límites señalados que no deben rebasarse por el bien común, principalmente para prevenir infecciones. La mera mención de sustancias tóxicas, como la nicotina, la cafeína o el alcohol,  tan cotidianas cincuenta años antes, conmociona a la opinión pública; y son asociadas con la marginalidad.

Ante todo, el Método es infalible. No sólo garantiza la supervivencia del individuo, sino su calidad de vida. Se basa en una lógica implacable. En los tribunales se afronta cualquier disidencia con las armas que le proporciona la razón. La información es la principal fuente de poder, la objetividad una norma; una cadena de pruebas con todos sus eslabones conduce indefectiblemente a la demostración de un hecho. La realidad se desvela por sí sola, a la luz del instrumental analítico, en un quirófano que no contempla sombra de duda.

La novela como crítica social

Juli Zeh teje una distopía en torno a las hebras que conducen el proceso jurídico de Mia Holl. El relato se suministra en pequeñas dosis, breves capítulos que constituyen piezas delicadas -escritas con mucho mimo-, en las que suceden diálogos que cocinan ingenio y filosofía.

La brevedad de los capítulos se combina con el uso del presente de indicativo y una tendencia a difuminar los escenarios para transmitir una sensación de cercanía e inmediatez a los dilemas que se van planteando. La novela, en la línea de las distopías clásicas del género como “Nosotros”, “Un mundo feliz”, “1984” o “Fahrenheit 451”, toca un gran número de lugares comunes en la reflexión sobre los sistemas políticos: el conflicto entre los intereses colectivos e individuales, la ruptura del pacto de división de poderes, la puja entre seguridad y libertad, el papel de la propaganda como refuerzo de legitimación y la creación del enemigo invisible.

Sin embargo, las reflexiones no se limitan a las características del sistema, sino que se precipitan hacia la actitud y el compromiso que el sujeto ha de adoptar frente a la sociedad. En este sentido, se reivindica una necesidad crítica, que se filtra a través de un elenco de personajes estereotipados como el mártir de la causa, el delator o el ideólogo.

Además, hay una idea que subyace en todo el texto y es el temor a la deshumanización de la sociedad. El Método se plantea como un sistema que refiere todas las relaciones sociales al cuerpo y contempla el amor como una simple compatibilidad inmunológica. No obstante, este planteamiento contrasta drásticamente con la emotividad que emana de la novela. La elección de la salud como valor central refleja un rechazo al dolor y la negación de la muerte. Pero el propio devenir del relato delata la inconsciente inverosimilitud que se percibe concibiendo un mundo erigido al margen de las emociones humanas.

Una autora con fuerza

Juli Zeh nació en Bonn en 1974 y es una reputada escritora alemana. Ha sido laureada con una decena de premios nacionales y cuenta en su haber con cuatro novelas hasta la fecha: “Águilas y ángeles” (2001), editada en castellano por Ediciones Siruela; “Instinto de juego” (2004), aparecida en nuestro país de la mano del sello Editorial Kailas; y “Schilf” (2007), que ha visto una traducción británica bajo el título “Dark matter” y otra estadounidense como “In free fall”.

La cuarta y última novela de la lista es “El método” -publicada originalmente como “Corpus Delicti” en 2009-, que ha sido traducida al castellano por Editorial Mondadori en 2011. Un título que supone la afortunada irrupción de esta joven y prometedora autora en el género de la ciencia ficción.

“El método”, en suma, ofrece un lavado de cara de la tradición distópica, siguiendo las líneas de reflexión clásicas. Repercute como un grito contra el totalitarismo y la deshumanización de la sociedad. Pero llega en forma de lectura amena, inteligente y delicada.

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