El tren de las 3:10 a Yuma y otros relatos del Oeste

Elmore Leonard es un autor cuyo nombre suele asociarse a la novela policíaca, género a cuya escritura dedicó la mayor parte de su vida. A su popularidad contribuyen las diversas adaptaciones cinematográficas de algunas de sus obras, entre las cuales figuran títulos como “Cómo conquistar Hollywood”, “Un romance muy peligroso” o “Jackie

Los primeros pasos literarios de Leonard discurrieron por un terreno muy distinto. A principios de la década de los 50 del siglo pasado, el escritor estadounidense firmó una serie de relatos ambientados en el Oeste americano, historias que vieron la luz en varias revistas especializadas en Estados Unidos. Ahora, de la mano de Valdemar, tenemos la ocasión de disfrutar con quince de esas interesantes narraciones breves en “El tren de las 3:10 a Yuma y otros relatos del Oeste”.

Indios, soldados y pistoleros

Elmore Leonard ambienta los cuentos que se incluyen en esta antología en el estado de Arizona, por cuyos paisajes desérticos se mueven una serie de personajes endurecidos por un entorno hostil. En varias ocasiones, como en “El rastro de los apaches” o “Infierno en el cañón del diablo”, el autor gusta de enfrentar a un hombre experimentado y curtido por años de servicio con un joven oficial que todavía no es consciente de cómo funcionan las cosas en el estado fronterizo. En otros casos, los protagonistas de los relatos actúan en busca de venganza por algún agravio, como sucede en “La gran cacería” o “El chico que sonreía”.

La presencia de apaches a lo largo del libro es abundante, sobre todo en las primeras historias incluidas en el mismo. Así, la amenaza que los nativos americanos suponen para quienes les arrebataron sus tierras se deja sentir en narraciones como “Medicina apache”, “La mujer del coronel” o “”Botas de caballería”. También hay lugar para buscadores de minas perdidas (“Nunca ves a los apaches…”, “Bajo la repisa del fraile”), ladrones de ganado (“Los cuatreros”) y peligrosos forajidos. Estos últimos protagonizan “La ley de los perseguidos”, “La larga noche” y “El tren de las 3:10 a Yuma”, relato que merece una atención especial.

Dos trenes a Yuma

La historia que da título a la antología que nos ocupa es la única de las quince que cuenta con versión cinematográfica. De hecho, existen dos películas que adaptan “El tren de las 3:10 a Yuma”, rodadas curiosamente con cincuenta años de diferencia. Sin embargo, ambas películas se limitan a tomar el relato de Leonard como punto de partida, respetando mínimamente la base argumental y alguna que otra línea de diálogo. Algo comprensible, si tenemos en cuenta que estamos hablando de una narración de apenas 20 páginas.

En el original literario, el ayudante de alguacil Paul Scallen tiene que custodiar al forajido Jim Kidd y conducirle al tren que da título a la historia, el cual le conducirá a la prisión de Yuma. Entre ambos hombres se establecerá una peculiar relación de respeto mutuo, y Scallen demostrará ser un personaje íntegro, dotado además de un valor fuera de serie que será puesto a prueba cuando los miembros de la banda de Kidd intenten rescatarle.

En la primera adaptación, rodada en 1957, Scallen y Kidd son rebautizados como Dan Evans (quien aquí no es un oficial de la ley, sino un ranchero) y Ben Wade, e interpretados respectivamente por Van Heflin y Glenn Ford. En la versión de 2007, por su parte, los nuevos nombres de los personajes se mantienen, y en este caso los actores que les dan vida son Christian Bale y Russell Crowe. Ambas películas resultan entretenidas y cuentan con momentos interesantes, pero ninguna está a la altura del relato en el cual se basan, una verdadera obra maestra cuya intensidad narrativa se diluye al alargar su argumento.

En territorio apache

Como ya hemos mencionado, los apaches aparecen en buena parte de las narraciones incluidas en “El tren de las 3:10 a Yuma y otros relatos del Oeste”. Habitantes de una zona que comprendía Arizona y parte de Texas, entre otras regiones, fueron un pueblo que destacó por su fiereza a la hora de enfrentarse a quienes invadieron sus tierras. No en vano, algunos de los guerreros nativos americanos más recordados fueron jefes apaches, como Cochise o Gerónimo.

Leonard se muestra ambivalente a la hora de describir a los apaches que incluye en sus textos. En ocasiones los presenta como verdaderos salvajes, más próximos a las bestias que pueblan el desierto que a hombres civilizados. Sin embargo, también los muestra a veces como un pueblo orgulloso, formado por hombres y mujeres valientes que aprecian y respetan el valor ajeno. Sea como fuere, la imagen de los nativos americanos ha evolucionado mucho desde la época en la cual fueron escritos los relatos de esta antología y, a día de hoy, está bastante claro quiénes fueron “los buenos” y quiénes “los malos” en la infame “conquista” del Oeste norteamericano.

Genuino western

La Colección Frontera de Valdemar continúa ofreciéndonos la mejor literatura del Oeste, con la gran calidad a la cual nos tienen acostumbrados. En esta ocasión, “El tren de las 3:10 a Yuma y otros relatos del Oeste” cuenta con una excelente traducción de Juan Antonio Santos, e incluye como extra una interesante presentación firmada por Alfredo Lara López.

En El Mar de Tinta hemos disfrutado enormemente con una antología plagada de pequeñas obras maestras. Cualquier aficionado al western literario hallará en “El tren de las 3:10 a Yuma y otros relatos del Oeste” un buen número de historias fascinantes, narradas con pulso firme y admirable concisión por un Elmore Leonard pletórico. Por su parte, quienes sólo conozcan la obra posterior del escritor, tendrán la oportunidad de descubrir una faceta desconocida del mismo, la cual estamos convencidos de que les sorprenderá gratamente.

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