El último paraíso

Antonio Garrido nos ofrece una de sus principales obras, una novela histórica sobre un tema desconocido para la mayoría de lectores, la emigración de un grupo de estadounidenses a la Unión Soviética, fruto de la crisis económica originada por el crack del 29. La crítica social y política se mezcla con la evolución de unos personajes que irán cambiando su parecer y sus códigos de valores en función de la realidad que se van encontrando.

El escritor aborda en «El último paraíso» un proceso histórico complejo, para el cual ha debido utilizar una profusa documentación que el lector agradece, dado que el lugar y la época están notablemente bien descritos. Garrido ofrece una obra en la que los personajes deben sobrevivir en un ambiente completamente extraño para ellos, en el que un estado omnipotente es dueño de las vidas de todo aquel que pise su territorio.  

Un país sin oportunidades

Estados Unidos siempre ha sido el país de la inmigración. Millones de personas procedentes de todo el mundo arribaban a los puertos del país al que llamaban la tierra de las oportunidades. Pero el crack del 29 arruinó las esperanzas de muchas personas. Una de ellas era Jack Beilis, un trabajador de origen ruso de la empresa Ford Motor & Co en Detroit, que es despedido. Tras volver a Nueva York, su ciudad natal, ve con amargura cómo la consecución de un trabajo es prácticamente imposible y la desesperación se apodera de su vida.

En circunstancias extrañas, Jack se cruza con Andrew Stone, un amigo de la infancia, quien se encuentra en una situación tan desesperada como la suya. Con sus ideas políticas sindicalistas, trata de convencer a Jack de que hay un país en el mundo que ofrece trabajo a las personas afectadas por las desgracias del capitalismo. Jack no está del todo convencido, pero tras una serie de desagradables sucesos, se ve obligado a tomar una determinación que cambiará su vida: emigrar a la Unión Soviética, junto con otros cientos de abatidos compatriotas.

Una vez en el país soviético, los norteamericanos comprueban que la realidad es muy diferente a la de su país. Las fuerzas de orden público son omnipotentes y la restricción de libertades es exasperante. Con todo, la situación de los norteamericanos no es desfavorable y algunos de ellos encuentran trabajo en la planta que Ford está construyendo en Gorki, una ciudad rusa de provincias. Allí, Jack podrá desenvolverse en lo que mejor sabe, la reparación de maquinaria de coches, pero recibe más de un encargo por parte de oscuros personajes que le harán ver que el paraíso no es como se lo habían contado.

Unos personajes en evolución

La década posterior a la Primera Guerra Mundial fue conocida como “los felices años veinte”. La economía del mundo occidental crecía sin parar y la posesión del dinero era el valor principal en una sociedad embriagada de éxito. Jack lo tenía todo en Detroit y equiparaba la felicidad a la posesión de bienes materiales. Las ideas de Andrew de un paraíso en el que el valor colectivo primaba por encima del individual no le convencían en absoluto. Sin embargo, con el paso del tiempo empiezan a emerger otros valores en la vida de Jack que le harán cambiar su personalidad y su relación con los demás.

No obstante, la personalidad de Andrew es la contraria. En un principio es él quien trata de mantener la esperanza en el grupo de emigrantes americanos, pero en la Unión Soviética su fidelidad cambia completamente. En el país comunista, Andrew deja de ser ese risueño rebelde que pretendía cambiar el mundo para acomodarse a la realidad que le rodea.

Los defectos de todos los sistemas

Los años 30 fueron una época de desesperación para ciudadanos de muchas partes del mundo. Estados Unidos, la quintaesencia del capitalismo más voraz, vivió un quiebre de la bolsa en 1929 que dejó a muchas personas en la indigencia. Los primeros capítulos de la novela reflejan esa dramática situación que se vivía día a día en la Gran Manzana, donde los indigentes se amontonaban en las filas del pan.

Al llegar a la Unión Soviética, patria del comunismo, Jack y el resto de norteamericanos se encuentran ante un estado policial en el que la OGPU lo controla todo y las libertades individuales no están ni mucho menos garantizadas. La descripción de la Unión Soviética es uno de los principales puntos fuertes de esta novela. El lector puede sentir el instinto de supervivencia en un lugar en el que los seres humanos apenas podían tomar decisiones, por muy desesperada que fuera su situación.

Los complementos de la novela

Para comprender mejor una novela de una temática tan compleja y con una realidad tan lejana a la que vivimos hoy en día, Antonio Garrido incluye una nota de autor en la que explica por qué tuvo interés en el proceso histórico que sirve como contexto en «El último paraíso: el descubrimiento de un curioso libro sobre la emigración de miles de ciudadanos estadounidenses a la Unión Soviética le hizo continuar sus investigaciones, que afortunadamente desembocaron en esta novela. Además, en dicha nota explica los personajes reales en los que se basó para crear a los protagonistas. Una forma más de hacer comprender al lector las motivaciones y actuaciones de quienes desempeñaron los hechos que se narran.

Por último, Garrido incluye un glosario de términos que nos pueden resultar desconocidos y que aparecen con frecuencia en la novela. De especial interés son las palabras en legua rusa, que ayudan a contextualizar los procesos históricos. Por ello, es recomendable comenzar la lectura por estos dos apéndices, ya que la comprensión de la novela será mayor y se incrementará el disfrute de la misma.

Planeta muestra en la cubierta de este libro a un hombre caminando ante un futuro incierto entre un paisaje urbano nevado. Una situación muy común en los años 30, que Antonio Garrido sabe plasmar en esta interesante novela que recomendamos desde El Mar de Tinta.

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