Espejismo

La editorial Minotauro nos trae uno de los mayores fenómenos editoriales de ciencia ficción de los últimos años. Tras el éxito logrado en formato electrónico, las entregas del relato de Hugh Howard han sido reunidas en tres volúmenes. “Espejismo” es el título bajo el que se publica el primero de ellos. Sus páginas esconden una historia post-apocalíptica, adictiva, evocadora.

Una catástrofe global envenenó el mundo. Los supervivientes llevan siglos viviendo bajo tierra, organizando sus vidas en torno a los pasillos que se ramifican desde una escalera en espiral. El silo es el único hogar concebible, donde la gente desarrolla sus actividades normalmente; la mera mención del exterior despierta la sombra de un miedo ancestral.  

Y la vida sigue su curso

El silo es un hábitat subterráneo de ciento cuarenta y cuatro pisos que preserva las semillas durante los malos tiempos. Una pantalla en el piso superior muestra ruinas de edificios sobre lo alto de una colina, bajo un cielo cubierto de nubes letales. El polvo acumulado emborrona día tras día la imagen estática, que genera una mezcla entre fascinación y pánico infantil.

El diseño del silo sigue una pauta social estratificada. Los habitantes de los pisos superiores se ven como privilegiados, mientras que los niveles inferiores se reservan al área de Mecánica, en cuyos talleres se parten el lomo hombres y mujeres embutidos en monos azules. Entremedias se encuentra el área de Informática, que aloja la sala de servidores, el corazón del lugar.

Los descendientes de aquellos supervivientes viven los días desempeñando sus trabajos con cotidianidad, ajenos al estupor que reina en una sociedad contenida por el miedo. El máximo cargo del orden cae sobre los hombros del comisario. Como responsable de la seguridad de todo el silo, habrá de velar también por el mantenimiento de los tabúes, especialmente aquellos relacionados con el exterior.

La poética del desamparo

Tenemos ante nosotros una novela que responde perfectamente al esquema de thriller de ciencia ficción. No nos extraña en absoluto que sus derechos cinematográficos hayan sido adquiridos por Century Fox. El relato mantiene una intriga constante, a la que contribuye en gran medida un trasfondo por descubrir, que corroe las entrañas del lector a medida que sorbe las pequeñas revelaciones que se le van presentando. El factor sorpresa, conseguido por la inclusión de elementos nuevos y giros de argumento, constituye una de las bases del éxito mundial de este relato, dividido en partes cuyo final genera la imperiosa necesidad de empezar a leer la siguiente cuanto antes.

Una prosa ágil e inteligente, con una fuerte carga metafórica que aporta verosimilitud y profundidad a los personajes, es otro de los puntos a favor de la novela. Hace que el lector penetre en las entrañas de la tierra y comparta con los protagonistas su asfixia, su impotencia o su esperanza. A nuestro juicio, es precisamente esa capacidad del texto de deslizar un componente lírico, lograda sin menoscabar la fluidez de la narración, un aspecto clave para resaltar “Espejismo” por encima del aluvión de relatos de ficción post-apocalíptica que podemos encontrar en la literatura del género.

También Howey se recrea a veces en escenas en las que los personajes llevan a cabo una sucesión de acciones, describiendo meticulosamente sus movimientos, dando énfasis a la evocación visual, como si quisiera componer una secuencia de imágenes. Nuevamente ese estilo cinematográfico que mencionamos.

Distopía bajo una capa de tierra

Además de la espiral de adicción que despierta desde la lectura del primer capítulo, y de su voluntad evocadora, “Espejismo” encierra una dimensión de reflexión social. Pone en el punto de mira al autoritarismo político y, muy especialmente, a la represión de las ideas y la capacidad de crítica de los ciudadanos.

En este sentido, el silo se presenta como un elemento homogeneizador. Un lugar con límites rígidos que no tolera la diferencia, ya se presente en forma de curiosidad por la historia pasada o de una inocente afición astronómica.

La libertad de pensamiento se considera un peligro de primer orden, una enfermedad virulenta que puede acabar con miles de vidas en un solo día. Vidas que, en un mundo que agoniza, encarnan una esperanza que les tienen prohibido sentir.

Fenómeno de nuevas tecnologías

Hugh Howey publicó su obra en 2011 en formato electrónico, dividida en lo que ahora se presentan como partes en la edición en papel. A los pocos meses se había convertido en un éxito de ventas en Amazon. La expectación que había levantado su primer relato lo incitó a continuar desarrollando la historia. El formato de publicación por entregas arrastró a una marea de seguidores, como si se tratara de una serie televisiva, que se fueron sumando por el boca a boca y las recomendaciones en redes sociales.

El autor de “Espejismo” vive en Florida y tiene una biografía polifacética. Antes de embarcarse en esta aventura de ciencia ficción, trabajó como técnico de sonido, capitán de barco y librero.

Bajo el título de “Espejismo”, Minotauro trae a nuestro país una traducción en castellano de las cinco primeras entregas que vieron la luz en formato electrónico. Constituyen el primer volumen de una trilogía que se completa con “Desolación” y “Vestigios” (originalmente “Wool”, “Shift” y “Dust”), y que ocuparán los estantes de las librerías durante los próximos meses, para que no tengamos que esperar demasiado.

Resumiendo, “Espejismo” es un relato post-apocalíptico ante el que resulta imposible quedar indiferente. Desde El Mar de Tinta queremos señalarlo como apuesta segura de ciencia ficción, así como prevenir de la adicción que despierta desde sus primeras páginas.

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