La calavera aullante y otros relatos de fantasmas espeluznantes

La colección Gótica de Valdemar cuenta entre sus ya casi cien entregas con clásicos indiscutibles y ampliamente reconocidos. No obstante, también hay en ella espacio para autores menos populares, algunos de los cuales son recordados sobre todo por algún relato que aparece  cada cierto en las mejores antologías terroríficas.

Tal es el caso de Francis Marion Crawford, un autor con decenas de novelas de corte histórico en su haber (algunas de las cuales gozaron de un gran éxito en su día) que, con la excepción de “Khaled, príncipe de los genios”, permanecen inéditas en castellano. Sin embargo, pocos aficionados veteranos al Terror literario desconocerán la existencia de una historia tantas veces reimpresa como es “La litera de arriba”.

Historia de una antología

Fue Abraxas, la editorial de la novela de Crawford antes mencionada, la encargada de  publicar en su día la antología “Porque la sangre es vida” (2001), en la cual se recogían los siete relatos del autor aparecidos originariamente en la colección “Wandering ghosts”. Sin embargo, al llevar tiempo descatalogada, quienes deseaban adquirirla se veían obligados a pagar precios desorbitados por la misma.

Afortunadamente, en Valdemar llevan ya muchos años rescatando obras desaparecidas de las librerías en nuestro país. En “La calavera aullante y otros relatos de fantasmas espeluznantes” no sólo nos ofrecen una nueva traducción de las historias aparecidas en el volumen de Abraxas, sino que también incluyen el relato inédito “El mensajero del rey”. Y todo ello con la enorme calidad de la cual suelen hacer gala sus publicaciones.

El sutil horror de antaño

Resulta harto complicado, en pleno siglo veintiuno, que una historia llegue a asustar a lectores acostumbrados a lidiar con narraciones de una explicitud apabullante. Leídos desde una perspectiva moderna, los ocho relatos que componen la obra que nos ocupa difícilmente conseguirán “espeluznar” a quien, por ejemplo, se haya enfrentado a las imágenes surgidas de la imaginación de autores como Clive Barker.

Descartado el factor “miedo”, lo que sí consigue Francis Marion Crawford con sus excelentes relatos es generar una atmósfera de desasosegante inquietud. Ya sea en piezas genuinamente pertenecientes al género terrorífico (como la ya mencionada “La litera de arriba” o “La calavera aullante”), ya sea en cuentos alejados del mismo (como “Junto a las aguas del paraíso”), el autor norteamericano describe ambientes y situaciones muy sugerentes.

La prosa de Crawford nos invita a una serie de viajes que discurren con un ritmo pausado, de forma que podemos admirar tranquilamente los paisajes que presenta ante nuestros ojos. Viajes que nos conducen lentamente hacia unos finales intuidos en algunos casos, sorprendentes en otros, pero siempre satisfactorios.

Las voces de los testigos

De las ocho historias de las cuales consta “La calavera aullante y otros relatos de fantasmas espeluznantes”, seis están narradas en primera persona por alguno de sus protagonistas. Los otros dos (“La sonrisa muerta” y “El fantasma de la muñeca”), cuentan con un narrador omnisciente en tercera persona.

¿Qué consigue Crawford haciendo que sean los testigos de los acontecimientos quienes los relaten? Por un lado, dota de una mayor intensidad narrativa a su escritura, al tiempo que acrecienta el halo de verosimilitud de sus descripciones. Por otro lado, sin embargo, al filtrar los hechos por el tamiz personal de un único individuo, es la visión particular de éste la que nos llega a quienes asistimos a la narración.

Así, teniendo en cuenta la naturaleza sobrenatural de los relatos, ¿hasta qué punto se puede confiar en la voz de quienes los han vivido? En casos como el de “La calavera aullante”, lo real y lo (posiblemente) imaginado parecen darse la mano, generando en el lector una sensación de cierta incertidumbre la cual encaja a la perfección con la temática de los cuentos de Crawford.

Un pequeño gran libro

En la colección Gótica de Valdemar podemos encontrar un buen número de antologías firmadas por los mejores autores adscritos al género terrorífico. Desde Poe hasta Lovecraft, pasando por Bierce, Machen, Hodgson o Maupassant, son muchos los grandes escritores cuyas narraciones breves nos permiten disfrutar las magníficas ediciones de la editorial madrileña.

Quizá Crawford no esté, para algunos aficionados al género, a la altura de los grandes maestros. Sin embargo, leer “La calavera aullante y otros relatos de fantasmas espeluznantes” permite comprobar el gran talento del autor estadounidense.

Con magníficas traducciones de Marta Lila Murillo y Albert Solé (suya es la versión en castellano de “Pues la sangre es vida”), este breve volumen de poco más de 200 páginas es una excelente oportunidad para descubrir (o redescubrir, por supuesto), a un escritor muy interesante cuyos relatos merecen ser reconocidos por quienes gusten del buen Terror clásico.

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