La casa infernal

Minotauro rescata en su colección de Clásicos este título firmado por el estadounidense Richard Matheson, en cuya trama la delgada línea entre la vida y la muerte desaparece, incitando al lector a reflexionar sobre los fenómenos paranormales y su procedencia. Turbadora, por momentos insana, La Casa Infernal es una historia de fantasmas estremecedora.

Esta novela de género de terror comienza con un hombre anciano, rico y poderoso, muriéndose lentamente en una gran cama. La cercanía de la muerte es la que hace al Sr. Deutsch plantearse preguntas existenciales: ¿Hay vida después de la muerte? Por esto contrata a Barrett, doctor en filosofía especializado en el estudio de fenómenos paranormales, y a otros dos expertos en la materia para que investiguen el asunto en un escenario mítico y aterrador: la casa Belasco.

Con la promesa de recibir una suma de dinero considerable, el Dr. Barrett y su esposa acceden a pasar una semana en la casa, acompañados de Florence Tanner, una médium psíquica y Benjamin Franklin Fischer, médium físico y el único superviviente del último equipo de expertos que trataron de resolver el misterio de  la casa infernal en 1940.

Desarrollo de los personajes

Richard Matheson no nos da ni un segundo de tregua en la obra, salvo en el primer capítulo introductorio. Sin demasiados rodeos, conduce a los cuatro personajes en cadillacs negros a la gigantesca mansión, aislando al lector en un edificio antiquísimo y con muebles de estilo modernista, rodeado por un terreno pantanoso hediondo, sin luz eléctrica y sin teléfono. En esta atmósfera inquietante los protagonistas conocerán a Emeric Belasco, el sádico dueño de la mansión que, inmerso en una espiral de vicio y perversión, acabó convirtiendo su hogar en un mundo sin leyes donde todos los excesos y maldades estaban permitidos. A su casa llegaban gentes de todo el mundo para convertirse, durante su estancia, en animales depravados hasta la saciedad. Son estos espíritus, llenos de mezquindad y malicia los que provocan los fantasmas que habitan la casa Belasco.

El autor demuestra sus grandes dotes para desarrollar personajes a través de los expertos que estudian los fenómenos del caserón. Los cuatro quedan muy bien definidos desde el principio y con ellos sus creencias, sus convicciones y dudas, sus defectos y virtudes. Cada uno de ellos defiende una postura respecto a la casa y las presencias  que se manifiestan en ella. Barrett es el eterno escéptico. Sus convicciones se aferran a la premisa de que la ciencia y la energía, así como el carácter fantasioso de la mente humana, son las precisas explicaciones a estos misteriosos y terroríficos acontecimientos. Por el contrario, la médium psíquica Florence Tanner es muy receptiva a lo paranormal.

En ella se refleja la fe como pilar de la vida terrenal y afirma que lo que todavía persiste en la Casa Infernal son almas tristes que han perdido el camino que conduce a la paz eterna. En cuanto a Fischer, el lector percibirá en él una mente obtusa y cerrada. Como último superviviente de la masacre acontecida en la casa 20 años atrás, el médium físico ya sabe lo que le espera y también que quien ignora lo paranormal (aún a sabiendas de que existe), corre menor riesgo a que éste se vuelva en su contra. El cuarteto protagonista se cierra con la figura de la Sra. Barrett, sumisa y obediente, más una enfermera para su marido que una amante esposa. Su personalidad reprimida, sobretodo en el tema sexual, la convertirá en una presa fácil para la casa en cuanto las dudas sobre lo que es correcto y lo que no empiecen a aflorar.

Trama intensa

Stephen King ha dicho de este libro que “De todas las novelas sobre casas encantadas, La Casa Infernal es la más aterradora que se ha escrito jamás. Destaca sobre las demás, como las montañas despuntan sobre las colinas”. Es innegable que la novela de Matheson crea un antes y un después en las historias de fantasmas. Su ritmo frenético, que no decae en ningún momento, los giros inesperados que da la historia y, sobre todo, su sorprendente final, no dejará indiferente a ningún lector. Los truculentos y turbadores episodios son de una plasticidad magnífica. Es prácticamente imposible no imaginarse las posesiones casi a la perfección por el detallismo y la expresividad que caracterizan el estilo de Matheson.

Las diferentes formas en las que los personajes van sucumbiendo al maléfico poder de la casa, que les ataca haciéndoles enfrentarse a sus propios miedos y perversiones, intrigarán al lector. La trama insta a preguntarse cual de ellos está más cerca de descubrir la verdad sobre lo que ocurre en la casa. Las posesiones de Florence Tanner, en la forma del hijo de Belasco, la fuerza que intenta entrar dentro de Fischer,  las presencias que atacan continuamente al Dr. Barrett y los truculentos deseos sexuales que despierta en su mujer se narran de forma explícita, dando forma a la historia y sin exageraciones que provoquen la incredulidad en el lector.

El autor y su obra

Richard Matheson,  famoso escritor y guionista nacido en Nueva Jersey, empezó escribiendo cuentos de ciencia-ficción, terror y fantasía que más tarde se publicarían en la revista Magazine of Fantasy and Science Fiction, consiguiendo así ser reconocido como autor en el género.

Con una trayectoria larga y galardonado en diversas ocasiones, Matheson también es un aclamado guionista, con adaptaciones de su propia novela “El hombre menguante”, “El diablo sobre ruedas”, basada en un relato suyo o la última película protagonizada por el actor Hugh Jackman “Acero puro”. Al leer a Matheson, y en concreto en “La Casa Infernal” enseguida se percibe su admiración por los títulos clásicos de literatura de terror victoriana. El autor adapta con su estilo directo y descarnado la visión suave y gótica que encontramos en las historias de fantasmas de M.R. James, Henry James o Washington Irving, convirtiéndolas en situaciones reales sin un ápice de sutileza.

Cuidada edición

Minotauro renueva esta novela con un formato de tapa dura de fácil manejo y sobrecubierta atractiva, que recuerda la estética de las portadas de las novelas pulp de los años 90. Con un formato de letra grande y una encuadernación cuidada que incita a su lectura. “La Casa Infernal” es, en definitiva, un título indispensable del género de terror, con un argumento coherente que atrapa al lector y le mantiene en vilo hasta la última página.

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