La hija del Nilo

La combinación entre los dos personajes más famosos de la historia antigua y Javier Negrete solo podía desembocar en una gran novela. El escritor madrileño vuelve a combinar un elevado ritmo, unos diálogos ingeniosos y una enorme meticulosidad con los detalles que enganchará al lector. A pesar de que sobre el tema escogido hayan llovido ríos de tinta, Negrete hará que conozcamos aspectos de Julio César y Cleopatra que resulten muy atrayentes.

Dedicado a la docencia, ya que es profesor de griego en un instituto extremeño, Javier Negrete es conocido por su faceta de escritor, cultivando varios estilos, como la ciencia ficción y la fantasía. En 2008 escribió su primera novela histórica, “Salamina”, acerca de las Guerras Médicas, que recibió el premio Espartaco de la Semana Negra de Gijón. Después de este éxito y tras otros libros publicados, Negrete se atrevió con su siguiente novela histórica, centrada en las figuras de Julio César y Cleopatra.

Los grandes personajes y sus contextos

La novela puede llamar la atención del lector por sus famosos protagonistas, pero en lo que más destaca es en el estudio de los contextos políticos y militares que les rodean. El relato empieza con la adolescencia de la princesa Cleopatra, que, sabedora de que sucederá junto con su hermano a su padre Ptolomeo Auletes en el trono, debe tratar de salvar su vida de las numerosas conspiraciones que tan comunes eran en el Egipto Ptolemaico.

El otro gran personaje de la novela es César, un hombre que, después de la Guerra de las Galias, debe enfrentarse a la oligarquía romana en una guerra civil. El relato sobre César comienza después del paso del Adriático hacia el Épiro, donde Pompeyo se ha hecho fuerte y le hará emplearse a fondo para conseguir una victoria sobre sus conciudadanos.

La mentalidad de los personajes

Negrete es un escritor que en sus obras da más importancia a los pensamientos y problemas de los personajes que a los propios hechos. Trata de meterse en su cabeza para intentar descifrar las razones de los hechos que protagonizaron. En este caso, no solo César y Cleopatra son los que reciben ese privilegio, sino que lo hacen otros personajes secundarios, con lo que se descubren otros puntos de vista más allá de los de las clases altas.

Mediante ese análisis, Negrete aprovecha para analizar la nobleza de la época. En este sentido, la adolescencia de Cleopatra es una buena muestra de ello. La reina egipcia no tiene ninguna duda de ser una reina ejemplar, preocupada por la salud de su reino, sus súbditos y sus finanzas. Por el contrario, su hermano Ptolomeo solo se preocupa de perpetuarse en el poder, disfrutar de sus privilegios y satisfacer sus deseos más carnales.

En el caso de César, el estudio de su mentalidad sirve para analizar como veía a la sociedad romana, tanto a sus rivales patricios como a sus soldados. Es muy interesante el análisis que hace Negrete sobre sus ideas políticas o su visión de la sociedad. Es de agradecer, ya que en muchas novelas históricas este aspecto está menos trabajado, y contribuye a qué esta novela tenga algo más que el resto de relatos escritos sobre estos dos famosos personajes.

Las batallas y estrategias desde el punto de vista más humano

Otro aspecto destacado de la novela es la descripción de las batallas, que tienen lugar desde el punto de vista tanto de los generales, César y Pompeyo, como de los soldados. La lectura de las mismas resulta particularmente interesante, puesto que el autor utiliza los típicos insultos, arengas y consignas que utilizaban los combatientes, haciendo que el lenguaje pueda resultar algo vulgar, pero al mismo tiempo realista.

En este sentido, los personajes secundarios sirven perfectamente para relatar la vida castrense romana y los pormenores que tenía, ya que Negrete describe los quehaceres, motivaciones, e incluso las riñas y peleas que se daban entre los soldados.

La descripción de las batallas es ejemplar, en ellas Negrete emplea todo su repertorio descriptivo para ir contándolas paso a paso. Además, no se detiene ahí, sino que también narra las estrategias previas de César y las sensaciones que tenía antes y después de las batallas.

La bella ciudad de Alejandría

La llegada de César a Alejandría, una ciudad dominada por las huestes de Ptolomeo XIII, da lugar a una de las descripciones más bonitas que hayamos oído sobre una ciudad antigua. Negrete describe, desde los ojos de los romanos, la belleza de una ciudad que en aquella época no tenía nada que envidiar a ninguna otra. El funcionamiento del faro, las dimensiones de la biblioteca e incluso las típicas curiosidades de Negrete como la interminable burocracia alejandrina son muy interesantes, y su elevado ritmo de acontecimientos se toma un respiro.

Toda esta ingente labor de documentación que permite la elaboración de este libro está explicada en la nota final del autor, que explica sus fuentes y diferencia lo que él considera verídico de las hipótesis que ha elaborado para la novela como la adolescencia de Cleopatra, la descripción de Alejandría o los avances científicos y tecnológicos de la época.

En el apogeo de la novela, se produce el famoso encuentro entre César y Cleopatra, en el que Negrete rechaza las típicas narraciones tan pasionales de este suceso, y presenta a estos dos ambiciosos personajes como políticos calculadores, que no se dejan arrastrar por sus pasiones, teniendo siempre como objetivo la toma y la ejecución del poder. Uno de los pocos fallos que se le puede reprochar a la novela es el final, un tanto desconcertante.

La mezcla de las dos civilizaciones

La portada que diseñó Espasa nos muestra a un militar romano de espaldas con las pirámides de Egipto de fondo. Ya se puede apreciar la mezcla de culturas que se va a recrear en el texto y el semblante militar que tiene el libro. Un relato que sorprenderá tanto a los amantes como a los no iniciados en la historia antigua, y mantendrá al lector enganchado, a pesar de que los primeros capítulos sean un poco densos.

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