La isla de los libros andantes

Últimamente se está dando un fenómeno muy extendido en la literatura infantil y juvenil: las adaptaciones. En El Mar de Tinta aceptamos esta tendencia, pero siempre defenderemos que la mejor forma de conocer la literatura universal es leer la novela original. Vicente Muñoz Puelles aporta nuevos aires con “La isla de los libros andantes”. En esta novela-cuento, el protagonista es el hijo del famoso Gulliver que decide embarcarse para buscar a su padre. Una forma fresca de dar a conocer a los jóvenes  la obra más famosa de Jonathan Swift.

John vive fascinado con las historias que le cuenta su padre sobre mundos maravillosos e islas ignotas. Pronto descubrirá un mundo más allá de su imaginación. Un derroche de ternura y fantasía para lectores a partir de 12 años que Anaya ofrece en una edición ilustrada.

El joven Gulliver

Lemuel Gulliver narra las mejores y más fantásticas historias del mundo. Y es un capitán formidable. Así lo ve su hijo, John, que ha crecido con las islas de Liliput y Brobdingnag en su mente y corazón. Su pasión por la lectura y la navegación le hace desear hacerse a la mar, a lo que sus padres se oponen.

Tras una larga ausencia de Lemuel, embarcado en una nueva aventura, su hijo decide seguirle. Consigue enrolarse en el Antílope, un barco mercante con destino Asia. John confía en poder hallar a Lemuel en alguna isla recóndita y regresar a Inglaterra. Pero las cosas no siempre salen como uno espera y el viaje aporta sorpresas inesperadas. Como por ejemplo, una isla en la que los libros tienen conciencia propia.

Aventuras y lectura

[quote]De mi madre, Mary Burton, heredé los ojos verdes y las pasión por los libros. De mi padre, el capitán Lemuel Gulliver, la alta estatura y el amor por los viajes[/quote]

Es un verdadero gozo encontrar una novela para jóvenes en la que se recoge de forma tan sutil el espíritu de un clásico como “Los viajes de Gulliver”. Vicente Muñoz Puelles no es un recién llegado a la literatura juvenil. Este todo terreno de las letras cuenta en su palmarés con diferentes premios literarios, fruto de su extensa carrera como escritor. “La isla de los libros andantes” es su último trabajo y no podemos estar más contentos.

La novela se lee con soltura. Cuenta con unas buenas ilustraciones, muy coloridas, obra de Helena Pérez García. La historia empieza con fuerza, ganándose el interés del lector. Es un libro estupendo para leer con los pequeños de la casa o para dejar que los mayores disfruten por su cuenta. El lenguaje es sencillo y directo, frases cortas. Está narrado en primera persona por el joven John Gulliver, por lo que despierta sentimientos de camaradería con el lector. Joven, amante de los libros y audaz, un héroe en toda regla que también tiembla ante lo desconocido. Humano y niño, a fin de cuentas.

La isla de los libros andantes” recoge lo mejor de las novelas de aventuras: piratas asolando los mares, monstruos marinos, tormentas. Pero en su fuero interno desprende una magia cercana a los cuentos infantiles de toda la vida. Esa forma de novelar tan íntima despertará la nostalgia de los mayores, quienes encontrarán además similitudes con la “Odisea” de Homero.

Qué leer

Vicente Muñoz Puelles fue galardonado en 1999 con el Premio Nacional con su novela “Óscar y el león de Correos”. En 2004 y 2014 consiguió el Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil con “El Arca y yo” y “La voz del árbol”. Sus narraciones, breves y coloristas, son un verdadero deleite. Los personajes que las protagonizan, inolvidables.

“La isla de los libros andantes” no sólo transmite  amor hacia los libros, la lectura y su pasión por Homero o Swift, abre un mundo de fantasía y realidad que no es ajeno a ningún niño. Hoy en día cada vez es más complicado convencer a los jóvenes para que dejen de lado las redes sociales y lean. Con maravillas como ésta el camino se allana lo suficiente para preguntas de todo tipo, desde quién es Homero a dónde está el Índico.

Como en toda narración de viajes, la cartografía juega un papel esencial. No se dan datos de forma machacona. Todo en la novela es sutil. Pero las pinceladas ayudan a la imaginación, al igual que las vivas ilustraciones. El lector acompaña al protagonista, viaja con él y percibe en todo momento su afán aventurero.

Ante una pregunta tan compleja como qué puede interesar a un chaval de 12 años en El Mar de Tinta lo tenemos claro. Esta novela le aportará diversión, entretenimiento y conocerá de primera mano la versatilidad de un escritor original.

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