La Tierra Larga

No hay un título que encaje mejor bajo la firma de otros mundos de FANTASCY como “La Tierra Larga”. Una obra nacida de la colaboración de dos autores conocidos, Terry Pratchett y Stephen Baxter, que nos sumergirá en una nueva forma de ver los universos paralelos. ¿Y si tuviéramos infinitas Tierras?

Aquella fecha sería recordada posteriormente como el Día del Cruce. La mayoría de los niños de Madison (Wisconsin) se pasaron la noche montando un dispositivo cuyo delirante esquema encontraron en la red. Concebían lo que luego se conociera como cruzadora: un aparato compuesto por un batiburrillo de componentes electrónicos, un interruptor y una patata que usaba por batería. Cuando la activaban, desaparecían. Se trasladaban a otro lugar, salvaje y virgen; sentían mareos y unas ganas irrefrenables de vomitar.

El descubrimiento de infinitos mundos

Joshua Valienté era un cruzador natural. Enseguida se dio cuenta de que podía desplazarse entre los mundos sin necesidad de cruzadora y, lo que era aún más importante, no experimentaba los efectos secundarios del cruce. Se hizo famoso ayudando a volver a los desorientados niños durante el Día del Cruce. Tenía solo trece años y vivía en un orfanato que dirigían unas monjas muy peculiares.

Así sucedió el descubrimiento de la Tierra Larga, la experiencia de tener infinitos mundos. Las personas pudieron entonces cruzar, bien al Este o al Oeste, a una Tierra paralela, en la que los accidentes geográficos, el Sol, la Luna y las estrellas parecían mantenerse en el mismo sitio que en la Tierra Datum, pero sin rastro alguno de humanidad.

De hecho, se podía seguir cruzando sucesivamente, visitando mundos que encarnaban todo el abanico de posibilidades de desarrollo de la Historia geológica, aunque no variaban significativamente de uno a otro. La evolución había tomado caminos ligeramente distintos en cada Tierra y algunos mundos parecían experimentar un periodo de glaciación.

Efecto fundación

Quince años después, Joshua -legendario solitario- se ve involucrado en una expedición a los confines de la Tierra Larga. Para ello contará con la ayuda de Lobsang, una inteligencia artificial que afirma ser la reencarnación de un mecánico tibetano. Ambos viajarán a bordo de un dirigible, el Mark Twain.

La humanidad pasó de verse confinada en un solo planeta a disponer repentinamente de territorio ilimitado. Los principales yacimientos tienen innumerables réplicas esperando a ser explotadas y la economía se desploma rápidamente, abolido el principio de la especulación de la escasez. La oportunidad de empezar de nuevo está en todo momento presente, y también la de seguir huyendo indefinidamente. Solo hay un impedimento para que la sociedad posindustrial se exporte a los otros mundos: por alguna razón, los componentes de hierro sólidos no se pueden llevar de una Tierra a otra.

La limitación impuesta por el hierro provoca que los colonos experimenten una regresión al pasado y a la naturaleza. Los autores ahondan profusamente este paralelismo con la conquista del Oeste de Norteamérica, aunque tal vez se eche en falta la aparición de alguna cepa especialmente virulenta.

Ración de originalidad

“La Tierra Larga” es una de esas novelas llamadas “de conceptos”. Se estructura en capítulos breves, repletos de brillantes destellos que harán sonreír a cualquier aficionado de la ciencia ficción. Tiene muy buenas ideas y un comienzo arrebatador. La novela es muy entretenida y mantiene al lector en vilo a cada momento, pero deja una sensación de potencial desaprovechado. No profundiza demasiado ni en los personajes ni las situaciones que viven.

Por otra parte, la mano de Pratchett parece muy comedida. Que nadie se espere encontrar en estas páginas el humor de “Mundodisco”, más allá de algunos detalles (véase la inclusión de la patata como componente fundamental de la cruzadora) y matices irónicos.

La obra ofrece a veces una visión tierna y evocadora del mundo, que contrasta con otra versión contrapuesta, la del miedo a lo diferente, que se personifica especialmente en los fóbicos, aquellos que son incapaces de cruzar entre realidades.

Universos paralelos

La idea de universos paralelos se ha desarrollado antes en muchas otras obras del género, como por ejemplo “Los propios dioses”, de Isaac Asimov; o “Cronopaisaje”, de Gregory Benford. El enfoque que se utiliza en “La Tierra Larga” parece una interpretación libre de algunos planteamientos de la física teórica. En concreto, de aquellos relacionados con la existencia de branas en la teoría de cuerdas.

La teoría de cuerdas se formula en un contexto de muchas dimensiones (26 originalmente, 10 en teoría de supercuerdas, incluyendo el tiempo como una de ellas). Las branas, en todo caso, aparecen en la teoría como objetos que se extienden a lo largo de menos dimensiones que el espacio total que las contienen, y que además pueden confinar interacciones y partículas; es decir, el mundo tetradimensional que percibimos.

En este marco conceptual, el planteamiento de la novela podría imaginarse (muy libremente) como la posibilidad de tener muchísimas branas colocadas a lo largo de una quinta dimensión, a través de la cual se realizarían los cruces. Cada una de ellas contendría una versión del cosmos y estarían separadas entre sí (siempre a lo largo de esa quinta dimensión, en principio inaccesible) por una distancia del orden de la milésima parte de la millonésima parte de la billonésima parte de la billonésima parte de un centímetro. Tan cercanas y a la vez tan aisladas.

Sobre los autores

“La Tierra Larga” se ha escrito a dos manos entre dos autores británicos que apenas necesitan presentación: Terry Pratchett y Stephen Baxter. Pratchett se ha hecho famoso con su serie del Mundodisco, donde hace gala de su particular sentido del humor. Por su parte, Stephen Baxter es conocido en el mundillo de la ciencia ficción por títulos como “Evolución”, y por su colaboración con Arthur C. Clarke para escribir “Luz de otros días”.

En realidad, como puede entreverse de su final abierto, “La Tierra Larga” es el primer título de una saga. Actualmente existe una secuela, publicada en inglés en marzo de 2013, titulada “The Long War”; y hay otro volumen anunciado para junio de 2014, “The Long Mars”, que parece que no será el último.

“La Tierra Larga” es una novela terriblemente entretenida y plagada de buenas ideas. Estamos ante una obra que habla del lugar que ocupa el ser humano en el Universo y ensalza ese mismo espíritu explorador que nos obliga a leer el siguiente capítulo del libro.

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