Aventuras de Alicia bajo tierra

¿Quién no conoce las aventuras de la pequeña Alicia? Los libros en los cuales se narran (“Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas” y “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”) son dos clásicos de la literatura infantil. Y, por supuesto, quien no haya leído las novelas conocerá alguna de las diversas versiones televisivas o cinematográficas existentes, entre las cuales destaca la producida por la factoría Disney en 1951.

Sin embargo, es probable que no todo el mundo conozca la existencia de “Aventuras de Alicia bajo tierra”, un cuento que Lewis Carroll ideó tres años antes de que viera la luz la primera edición de su novela más conocida. Ahora, de la mano de Esdrújula Ediciones, tenemos la oportunidad de disfrutar con ese texto primigenio en una edición bilingüe que incluye una reproducción del manuscrito original de Carroll, profusamente ilustrado por el propio autor.

La odisea de Alicia

La amistad del matemático Charles Dodgson (nombre real de Carroll) y la familia del reverendo Henry Liddell (deán del Christ Church de Oxford, donde Dodgson impartía clases), propició que el joven profesor pasara numerosos momentos en compañía de tres de las niñas de la familia, las pequeñas Lorina, Alice y Edith. Fue durante uno de sus habituales paseos cuando, para satisfacer el deseo de las niñas de escuchar uno de los cuentos que solía narrarles, Charles imaginó las surrealistas peripecias de una niña que decidía introducirse en una madriguera en pos de un conejo parlante.

A petición de la pequeña Alice Liddell, Dodgson escribió el relato. De hecho, llegó a transcribirlo en un cuadernillo, e incluso acompañó el texto con una serie de ilustraciones que, si bien no gozan de una gran calidad, reflejan a la perfección el peculiar mundo donde transcurren las aventuras de Alicia. En esta primera versión de las mismas aparecen personajes como el Conejo Blanco, la Oruga Azul o la Enloquecida Reina de Corazones, si bien el lector echará en falta a protagonistas de la versión novelada tan populares como el Gato de Chesire o el Sombrerero Loco.

La obra de Lewis Carroll

Charles Lutwidge Dodgson fue un hombre de múltiples talentos. Además de escritor, fue diácono, matemático y lógico, y también dominó el arte de la fotografía. De hecho, su cámara capturó en muchas ocasiones a las hermanas Liddell (si bien su preferida fue Alice), e hizo lo propio con personalidades del arte de su época tan relevantes como John Everett Millais, Dante Gabriel Rossetti o Alfred Tennyson.

No cabe duda de que la obra más recordada de Dodgson/Carroll fue “Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas”, cuyo éxito propició la aparición de una secuela y una versión posterior, “Alicia para los pequeños”, destinada a niños de hasta cinco años. Sin embargo, el autor británico publicó algunas otras obras literarias, cuyo impacto fuera del ámbito anglosajón fue mucho menor que el de las novelas protagonizadas por Alicia. Entre ellas cabe destacar “La caza del Snark” (poema absurdo que retoma algunos elementos del “Jabberwocky” incluido en “A través del espejo y lo que Alicia encontró allí”) y “Silvia y Bruno” (novela en dos volúmenes que presenta un argumento dividido entre la realidad victoriana y el País de las Hadas).

Edición bilingüe

Uno de los mayores atractivos de esta edición de “Aventuras de Alicia bajo tierra” es la posibilidad que brinda a los lectores con conocimientos de inglés de poder observar las peculiaridades del estilo de Carroll. Entre otras cosas, tenemos la ocasión de apreciar su gusto por la inserción de poemas en la historia, junto con diversos juegos de palabras que se convierten en toda una pesadilla para el traductor (en este caso, Modest Solans Mur). Evidentemente, expresar en castellano los equívocos provocados por la homofonía de palabras inglesas como tail (“cola”) y tale (“cuento, relato, historia”), o como not (“no”) y knot (“nudo”) conlleva realizar malabarismos con la traducción, y el resultado, por forzado que resulte, ha de juzgarse con comprensión.

Lo que no se entiende con tanta facilidad es encontrar guinea pigs (“cobayas, conejillos de indias”) traducido directamente como “cerdos de Guinea”, o que clubs (traducible como “bastos” o “tréboles”, según nos encontremos ante una baraja de cartas española o francesa) aparezca como un curioso “bastos de tréboles” en la versión de Solans Mur. De nuevo surge la eterna pregunta: ¿nadie revisa las traducciones antes de mandar el texto definitivo a imprenta? Parece ser este un mal endémico del panorama editorial español, del cual sólo se salvan unas pocas honrosas excepciones.

Interesante rareza

Dejando a un lado el tema de la traducción, en El Mar de Tinta consideramos que “Aventuras de Alicia bajo tierra” es un libro sumamente interesante. Además de ofrecernos el facsímil de la versión manuscrita de Carroll, el volumen se complementa con una sugestiva introducción (suponemos que redactada por Víctor Miguel Gallardo Barragán).

Si a todo lo anterior le sumamos una edición atractiva y muy cuidada, la conclusión es que nos encontramos ante una obra más que recomendable y con un valor histórico innegable. El complemento perfecto para cualquiera de las numerosas ediciones de las dos novelas que la siguieron, las cuales imaginamos figurarán ya en la biblioteca de todo buen aficionado a la narrativa infantil clásica.

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