Bajo la misma estrella

Tras “Bajo la misma estrella” John Green se ha visto catapultado al éxito. Y no es para menos, pues su última novela (publicada en España por el nuevo sello Nube de Tinta) es un cóctel perfecto de humanidad, tragedia, ironía y sentimientos. Una historia que conmueve y divierte a partes iguales y en la que Green nos invita a reflexionar sobre uno de los aspectos más amargos de la vida: el cáncer.

Hazel Grace vive en Indiana, tiene 16 años y un cáncer de tiroides en estadio IV, estancado desde hace tres años gracias al Phalanxifor, medicamento que la mantiene con vida. Además, carga con una bombona de oxígeno conectada por tubos a su nariz porque sus pulmones se niegan a funcionar correctamente.

Amor, amistad y un libro

Sus padres, preocupados por su depresión (efecto colateral del cáncer o más bien de saber que te estás muriendo) obligan a Hazel a acudir a un grupo de apoyo formado por jóvenes enfermos como ella. En él, la muchacha hará amistad con Isaac y Augustus Waters, éste último aquejado de osteosarcoma y dueño de una maravillosa sonrisa torcida.

Unidos por la enfermedad, Hazel dejará al cáncer en un segundo plano y se centrará en volver a disfrutar de su juventud. Junto a Augustus, emprenderá un viaje precipitado a Europa para conocer a su autor favorito. El libro, cuyo argumento Hazel piensa que la define por completo, será el punto inicial de una fugaz y fascinante aventura  que les acercará inexorablemente.

Este viaje les demostrará que pueden, pese a todo, experimentar sensaciones más allá del dolor y la impotencia: lo que supone estar enamorado por primera vez.

Carpe Diem

Si en algo destaca esta novela es por su originalidad. Escrita en tono juvenil y de lectura muy ligera, John Green da una vuelta de tuerca a la temática adolescente clásica para presentarnos una historia de amor con unos protagonistas totalmente atípicos. No se queda en el eterno tópico de chica-conoce-a-chico, sino que enfrenta a los personajes al problema real que supone la enfermedad.

El entorno y las consecuencias los hace diferentes, conectado al cáncer que los está matando. Se convierte entonces en una novela con múltiples facetas, todas ellas importantes: la superación personal, la rebelión e impotencia ante la situación, la aceptación de una enfermedad sin muchas probabilidades de recuperación.

Que los protagonistas sean adolescentes aumenta el carácter trágico de la obra, pero sin caer en el  drama lacrimógeno: John Green afianza su posición vitalista en los caracteres impresos a sus personajes. Éstos son terriblemente conscientes de lo que les ocurre y tratan, dentro de la gravedad de su estado, de aferrarse al buen humor y a los momentos felices, más preocupados en no hacer sufrir a los demás que por su propio dolor.

Lejos de argumentos en los que los personajes dan rienda suelta a sus fantasías más alocadas (aprovechando al máximo su tiempo), el escritor prefiere idear una atmósfera realista, tratando el cáncer y las relaciones que se desarrollan durante la novela desde un punto de vista mundano, muy cercano al lector. Saberse vivo y amar a alguien es suficiente para dar forma a un argumento hermoso y catártico. John Green nos recuerda así que podría ocurrirle a cualquiera. Que ocurre, de hecho, todos los días.

“El mundo no es una fábrica de conceder deseos”

El cáncer ha hecho que Hazel Grace, Agustus Waters, y los demás chicos del grupo de apoyo reflexionen sobre la muerte y lo que ocurrirá cuando ya no estén. John Green plantea las grandes preguntas existenciales con pluma irónica y muy aguda. Resulta sorprendente la capacidad de observación, sobre todo de Hazel Grace, que con 16 años, racionaliza su enfermedad y la asume.

Entre ellos, bromean sobre el cáncer y sus terribles consecuencias, hablan de lo que puede esperarles tras fallecer y se preocupan porque los que les digan adiós sigan con sus vidas. Son cuestiones que todos nos planteamos tarde o temprano, y el escritor nos regala un planteamiento muy inteligente y a la vez trágico por ser tan jóvenes los que lo ponen en práctica: No se aferran a la esperanza de irse a un “lugar mejor”, sino a la vida que les resta, a los momentos que sí pueden disfrutar,  a los días buenos. En definitiva, al hoy y el ahora.

Las inconveniencias de la enfermedad les descubren cosas que a las personas sanas pasan desapercibidas: la incomodidad que produce la dolencia, la condescendencia que genera, quiénes te quieren y quiénes no. Sin embargo, también aporta una perspectiva más amplia y realista del mundo: no se puede conseguir todo lo que se desea, pero dentro de lo que nos ha tocado vivir se puede intentar ser feliz.

Buenas vibraciones

Estamos convencidos de que “Bajo la misma estrella” encantará a los lectores que se aventuren a escogerla. Las críticas internacionales han sido sobresalientes y nosotros, desde El Mar de Tinta, las secundamos. Pese a su corte juvenil, la novela de John Green trasciende el género y gustará también a un público adulto.

Divertida, sincera y realista, esta novela da mucho que pensar. Con unos personajes entrañables que encandilarán al lector, la historia de Hazel y Gus nos ha cautivado por completo, arrojando un poco de optimismo a la irremediable (por ahora) vulnerabilidad del ser humano.

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