El joven Sherlock Holmes: La nube de la muerte

Siruela presentaba el pasado verano la novela que abre la serie escrita por Andrew Lane e inspirada en el célebre personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle. Centrándose en los años de juventud del investigador, Lane nos brinda una historia sencilla, de lenguaje coloquial y cercano, que entretiene pero no hace justicia al magnífico y sagaz Sherlock.

La idea no es nueva y tampoco original. Mucho se ha escrito acerca de Sherlock Holmes: las conjeturas acerca de su niñez son sugerentes y los pastiches que cuentan con el perspicaz personaje como protagonista son, a estas alturas, innumerables. Sin embargo, algunas de estas secuelas o “inspiraciones” han tenido más fortuna que otras.

Un verano en la mansión Holmes

Sherlock tiene 14 años y está esperando a que su padre venga a recogerle tras otro curso más en el internado Deepdene. Pero es su hermano Mycroft quien acude a la cita y no con buenas noticias: su padre ha sido destinado a la India y su madre cree conveniente enviar a Sherlock a pasar la temporada veraniega en casa de sus tíos.

Enfadado por no poder ir a casa, Sherlock emprende el camino hacia la mansión donde le esperan sus parientes próximos. Ya se ha hecho a la idea de que estas serán las vacaciones más aburridas de su corta existencia cuando algo extraño comienza a suceder en el pueblo de Farnham. Una serie de inexplicables muertes avivará la curiosidad del niño y, con ayuda de su nuevo amigo Matty, no parará hasta descubrir el misterio que las envuelve.

De acción rápida e incansable, Lane introduce en “La nube de la muerte” a un Sherlock adolescente y de mente ágil que ya apunta maneras.

Se acabó el plazo

En el pasado año 2012 la exclusiva de los derechos de autor que pesaban sobre Sherlock Holmes expiraba por fin. Eso supuso que, sin propiedad intelectual vigente, muchos fanáticos del personaje se lanzaran a la aventura de tomar lo que durante 125 años perteneció a Sir Arthur Conan Doyle y sus herederos, convirtiéndolo en un negocio tremendamente rentable.

Como indicábamos antes, de esa marea de secuelas, versiones, pastiches, spin offs, o incluso combinados del tipo Drácula Versus Sherlock, etc. algunos agradan y otros, por desgracia, no tanto. Cuenta aquí la calidad y talento del autor, la originalidad y el respeto que se tenga por la obra original.

Al parecer, Lane tiene la bendición (como cuenta en el epílogo) de “La nube de la muerte” de Jon Lellenberg, el representante de los sucesores de Conan Doyle, y la de los parientes vivos del escritor. Eso debería darle algún crédito, pero tras la lectura de su libro, el inicio de la serie “El joven Sherlock Holmes” nos ha parecido un poco pobre.

Lectura entretenida y a la vez decepcionante

No nos malinterpreten: no estamos en contra de versionar o recuperar historias escritas por otros escritores, y algunos autores consiguen grandes obras inspiradas en personajes o ideas que no son suyas.  Si obviamos que el autor pretende arrojar luz en los años más desconocidos del investigador británico, “La nube de la muerte” funciona a la perfección como novela de misterio para el público joven.

Sin embargo, desde El Mar de Tinta no logramos reconocer a Sherlock Holmes en el niño protagonista de esta aventura. Cierto que se llama como él y que algunos de sus rasgos característicos empiezan a vislumbrarse, además de poder hacer conjeturas sobre cómo el autor irá conectando personajes y acontecimientos con el personaje de Conan Doyle. No sabemos si es el lenguaje demasiado coloquial, o la forma narrativa simple lo que nos deja un tanto decepcionados.

Además, la trama, aunque ambientada en la campiña inglesa, nos trae reminiscencias de un clásico del cine familiar, entrañable y, desde nuestra modesta opinión, difícilmente superable: “El secreto de la pirámide”.

Sucedáneos para niños

Con todo, estamos seguros que divertirá y enganchará a un buen número de lectores aficionados a la literatura juvenil, cuyo conocimiento de Sherlock Holmes se deba, en su mayoría, a adaptaciones, cómics, películas o series de televisión.

Es una verdadera lástima que el nivel de lectura en nuestro país haya bajado tantísimo. Raro es encontrar a un lector joven con el hábito suficientemente arraigado para disfrutar de obras clásicas. Así, títulos como “El sabueso de los Baskerville” o cualquiera de los relatos de Arthur Conan Doyle, antes presentes y recomendados para formar parte en una biblioteca juvenil, se ven calificados como obras para adultos. Y de ahí los sucedáneos que, aún siendo entretenidos y más o menos logrados, se alejan irremediablemente de las historias originales.

Una pena que haya pocos adolescentes dispuestos a realizar el esfuerzo que supone embarcarse en la lectura de las aventuras genuinas de Sherlock Holmes, pues son, sin lugar a dudas, de una calidad literaria incuestionable, además de inmensamente divertidas. Para aquellos que sí quieran conocer la obra de Sir Arthur Conan Doyle, las ediciones destinadas al público juvenil son muchas y en su mayoría muy cuidadas.

Conclusión

“La nube de la muerte” pasa sin pena ni gloria por la redacción de El Mar de Tinta, para decepción nuestra. Entretenido y sencillo de leer, consigue mantener nuestra atención hasta el final, pero ni es absorbente ni el Sherlock de Lane consigue convencernos.

Cabe mencionar el buen hacer de la editorial Siruela que, curiosamente, tiene dentro de esta misma colección (Las tres edades, Serie Negra) títulos mucho más interesantes que éste último, entre los que destacan relatos firmados por Conan Doyle y protagonizados por el detective original.

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