El ocupante

Sarah Waters es una autora cuya notoriedad casi pasa desapercibida por los lectores españoles. Mientras esperamos a que salga en español su última obra, “The Paying Guests”, publicada el pasado año 2014, rescatamos “El ocupante”. Una novela intensa y cautivadora, cuyo argumento difiere un tanto del resto de obras de la escritora galesa.

Maestra en el arte de la ambientación histórica, en esta ocasión el argumento de Waters transcurre en la Inglaterra de posguerra, durante los años 40 del siglo XX. El narrador de los acontecimientos es un médico, de orígenes humildes quien tras atender a una de sus criadas, trabará amistad con la familia Ayres, noble y prácticamente arruinada.

Habitantes del Hall

La señora Ayres y sus hijos, Caroline y Rodderick viven en una gran mansión, que ha conocido tiempos mejores. La suntuosa casa se cae, literalmente, a pedazos, sin que sus dueños puedan hacer nada por evitarlo, ahogados por las deudas.

El doctor Faraday llega al caserón para atender a una joven sirviente, que parece no encontrarse demasiado a gusto en Hundred Halls. Pese a que nadie la cree, asegura que hay algo en la casa, una presencia invisible y traviesa, que cambia muebles de lugar, incendia habitaciones…Cuando se lo explica al doctor, éste no le presta demasiada atención,  pues la desolación del inmueble podría avivar cualquier imaginación fantasiosa.

Sin embargo, un inesperado accidente tendrá lugar unos meses después de que el médico irrumpa en las vidas de los habitantes de la mansión. El influjo de lo que ocurre en Hundred Halls acabará afectando a todos los personajes de esta novela.

La obra gótica como referente

Sarah Waters tiene un don para sumergir al lector en sus historias. Sus descripciones son intimistas, detalladas, pero sin abusar de ellas, aunque la trama lo permita. Consigue crear una atmósfera que nos atrapa, un misterio cuya fuerza mantiene en vilo página a página.

“El ocupante” cita, sin lugar a dudas, a la narrativa gótica, tan en boga durante el siglo XIX. Las historias de fantasmas nunca pasan de moda, y esta novela del año 2009, que con tanta facilidad cautiva al lector, es una muestra de que el género sigue agradando. Las casas encantadas son un tema, podríamos decir, manido hasta la saciedad y sin embargo tienen un encanto al cual no es posible resistirse. Esta novela, viene a engrosar obras magníficas, ambientadas en grandes caserones, clásicas y contemporáneas: “La mujer de negro”, “Rebeca”, “La casa infernal”, “Corazones perdidos”, etc.

Sarah Waters homenajea un género imperecedero, y lo hace suyo, sin caer en convencionalismos. La autora narra con sutileza los acontecimientos que se dan cita en Hundred Halls y, sin embargo, se mantiene al margen a la hora de sacar conclusiones: el lector deberá decidir cómo quiere interpretar la historia. Waters se mueve en una ambigüedad que suscitará dudas, igual que en 1959 haría Shirley Jackson con su “La maldición de Hill House”.

Waters, creadora de personajes

No debemos caer en el error de que “El ocupante” es una historia de fantasmas al uso. Las anteriores novelas de Sarah Waters transcurren en la época victoriana y están llenas de personajes muy intensos, donde trata frecuentemente relaciones complejas de amor entre el  mismo sexo. La obra que ahora nos atañe continúa en la tónica de estos trabajos. No encontraremos un sinfín de fenómenos paranormales, sino que la trama orbita alrededor de una serie de personajes excepcionalmente construidos. Observaremos como éstos evolucionan, cómo se relacionan entre ellos y con Hundred Halls, el  cual acaba convirtiéndose en un protagonista más, un ente que devora y consume a todos los que lo aman.

Es “El ocupante” una novela costumbrista, por tanto, con un ligero tono sobrenatural, pero presentada, sobre todo, como saga y drama familiar. Debe enfrentarse de este modo a su lectura, y no de otro.

Algunos lectores, también encontrarán relación entre el trabajo de Waters y el de Ian McEwan (autor cuya obra pueden encontrar también en Anagrama). Ambos tienen en común las ambientaciones históricas y los argumentos costumbristas y, sin embargo, se alejan leguas de otros autores del mismo género, cuya obra es mucho más ligera y apta para un público más heterogéneo, como por ejemplo, las de Kate Morton.

Anagrama, catálogo selecto

Se merece una mención especial Anagrama, editorial que cuenta ya con muchos años de bagaje a la espalda, y que se caracteriza por tener un catálogo amplísimo de literatura de calidad. No destacan por sus portadas o encuadernaciones, aunque éstas resultan inconfundibles, pero sí por tener un gusto exquisito al seleccionar obras de narrativa contemporánea.

Todo lector avezado conocerá este sello, y desde El Mar de Tinta animamos a que escojan alguna de las obras de Waters, pues no les dejará indiferente. Seguiremos de cerca el trabajo de esta escritora, esperando que “The paying guests” sea tan interesante como ésta su predecesora.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *