La casa del callejón

El estilo hipnótico de David Mitchell ha vuelto a cautivarnos. Con esa forma tan única de relatar una historia bajo la piel de diferentes personajes, Mitchell entreteje una terrorífica historia de fantasmas con un gusto ejemplar por el detalle. “La casa del callejón” supone un estallido pirotécnico, magistral, cuyo vertiginoso ritmo no decae en ningún momento. Una lúcida historia sobre casas encantadas para lectores que no se dejan amedrentar fácilmente.

David Mitchell nos convence. Uno tras otro sus trabajos literarios, publicados por Literatura Random House, dejan un agradable sabor de boca. La pulcritud y la originalidad se dan la mano en historias magníficamente narradas. Su última novela nos confirma lo que ya sabíamos: estamos ante un original autor con una calidad que no defrauda.

Oscuros callejones

En un estrecho callejón de Londres se encuentra la entrada a Slade House, una fantástica villa señorial rodeada por un exuberante jardín. Su acceso es sólo visible cada nueve años y no para todo el mundo. Sólo aquellos que son escogidos por sus anfitriones, los hermanos Grayer, gozan de los privilegios de la pareja. Comodidades, diversiones, todo para agasajar a sus visitantes. Es algo que los Grayer llevan haciendo décadas. Pero tanta amabilidad esconde un oscuro secreto. Hay algo extraño en la mansión, en los hermanos Grayer y en el callejón.

Tras la desaparición de una madre y su hijo en 1979, diferentes personajes se darán cita en Slade House a lo largo de los años tratando de desentrañar los oscuros relatos que circulan en torno a la casa del callejón y la identidad de Norah y Jonah, los gemelos Grayer.

La vida eterna

En El Mar de Tinta tuvimos el gusto de reseñar en su día “Relojes de hueso”, una epopeya sobre la búsqueda de identidad de una adolescente y su encuentro con unos seres extraños. Señalamos a David Mitchell como un autor original, lleno de talento y sorprendente. A día de hoy podemos incidir en lo dicho: estamos ante un autor de indudable talento cuyas novelas mejoran como el buen vino.

Lo primero que destacamos es su estilo personal. Son ya varias las publicaciones con las que cuenta el autor. Desde que publicó «Escritos fantasma» en 1999 no ha dejado de ofrecer historias diferentes, intrigantes, magníficamente construidas, con un lenguaje cuidado.

[quote]Lo de esta noche es como una juego de mesa diseñado entre un Escher ebrio y en Stephen King febril[/quote]

En su nueva novela, “La casa del callejón”, podemos comprobar su buena salud literaria. Con destreza, hila poco a poco la vida de diferentes personajes en distintas épocas. Todas ellas encuentran un punto común, Slade House. Ya empleó en “El atlas de las nubes” y “Relojes de hueso” este método narrativo, marca de la casa. La historia arranca en 1979 con la desaparición de los Bishop, madre e hijo. Conecta nueve años después con un policía que estudia el caso en 1988 y continúa en 1997, 2006 y 2015. A lo largo de los años en los que se divide la novela, Mitchell enlaza unos personajes con otros empleando sutilezas que no escapan al lector atento. Supone una lectura intrigante, entusiasta. Los enigmas se enganchan unos con otros y convergen en un final perfecto. Estamos seguros de que “La casa del callejón” será un éxito literario. Para aquellos que aún no se han topado con Mitchell, ésta es sin duda alguna una ocasión perfecta.

Inmortalidad

[quote]Hay un portón de hierro negro empotrado en la tapia de ladrillo. Es chiquitísimo. Yo rondo el metro y medio, y sólo me llega a los ojos (…) Es negro, negro como la nada, como los huecos entre las estrellas[/quote]

Vivir para siempre. Deseo para unos, castigo para otros. Un tema siempre interesante y muy explotado en la literatura. Desde Mary Shelley y su “Frankenstein”, “Drácula” de Bram Stoker, Oscar Wilde y “El retrato de Dorian Grey” y otros tantos en la misma línea. La perpetuación de la vida más allá de la muerte no ha dejado indiferente a ningún autor. En el caso de David Mitchell, es un tema recurrente, pero no único. La imagen que nos ofrece de los Grayer se acerca mucho a la de la criatura de Shelley o Drácula. Pero el policía en horas bajas, la joven que no encaja en ninguna parte y el niño que no recibe cariño por parte de su madre ejemplifican otros intereses de Mitchell. La soledad, la incomprensión, la falta de empatía se denuncian en busca de una humanidad perdida en la tecnología y el progreso. Remueve al lector y le lleva a la reflexión.

En “La casa del callejón” coexisten géneros: terror, policial, sobrenatural. Uno de los logros más sobresalientes de David Mitchell es conseguir que sus historias sean un todo que escapa del modelo establecido. Podemos encontrar elementos que entronquen con la actualidad, pero que sirven para describir un futuro lejano o un pasado remoto. Esa indefinición temporal inmortaliza de algún modo su historia. No pasará de moda, no sentirá el paso del tiempo. Su capacidad de trascender hace que el lector se sumerja en su mundo totalmente. Lo que todo lector busca en un libro es que sus páginas le emocionen y dejen poso en él. Pues bien, David Mitchell consigue ese efecto de forma admirable.

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