La segunda vida de Viola Wither

Impedimenta es una de esas pequeñas editoriales caracterizadas por ofrecer a sus lectores, más que libros, una serie de joyas (casi siempre inéditas) las cuales llevan años dando forma a uno de los catálogos literarios más interesantes de nuestro país. En su afán por publicar en castellano algunas de las mejores novelas inglesas del siglo XX, hace unos pocos años nos descubrieron con “La hija de Robert Poste” a una autora fascinante: Stella Gibbons.

La última incorporación a la lista de obras de Gibbons disponibles por primera vez en castellano es “La segunda vida de Viola Wither”, una deliciosa novela que combina romanticismo y comedia. Una historia ambientada en la Inglaterra de entreguerras, en un entorno rural dotado de un encanto que, a día de hoy, sigue ejerciendo una atracción irresistible en numerosos lectores de todo el mundo.

La viuda alegre

Viola Wither, joven con belleza y encanto pero no demasiado inteligente, comete el error de casarse con un hombre de una clase social superior a la suya a quien no ama realmente. Su vida matrimonial no le aporta felicidad alguna y, cuando su esposo fallece, se ve obligada a trasladarse a la casa de los padres de aquel. The Eagles es un lugar triste y aburrido, y ni los suegros ni las cuñadas de Viola (aunque la menor de las dos es la más afín a la joven viuda) parecen querer esforzarse  por hacer que la vida en su nuevo hogar le resulte agradable.

Poco a poco, las cosas comenzarán a complicarse para los habitantes de The Eagles. Viola se sentirá irresistiblemente atraída por el atractivo y acaudalado Victor Spring, un joven cuyo único interés en la vida es pasarlo bien y tontear con cuanta mujer bella se cruce en su camino. Por su parte, Tina, la hija menor de los Wither, se enamorará perdidamente de Saxon, el ambicioso chofer de la familia. Ambas historias (sobre todo la segunda) tendrán importantes repercusiones en la monótona existencia de la familia política de Viola, y el caprichoso y juguetón destino se deleitará alterando las circunstancias personales de todos los implicados de formas insospechadas.

Mujeres insatisfechas

Los personajes femeninos abundan en “La segunda vida de Viola Wither”, y en su mayoría comparten un sentimiento de insatisfacción con independencia de su situación económica, sentimental o social. En lo que a las mujeres Wither respecta, Viola se siente atrapada en una casa que no siente como propia y anhela un amor idealizado que Victor Spring no parece ser capaz de dar. Tina también desea conocer el amor y, a pesar de intentar resistirse, no puede evitar abandonarse a sus sentimientos por un Saxon que forma parte de una clase muy inferior a la suya. Su hermana Madge, por su parte, tiene pensamientos amables (románticos, quizá) hacia un militar casado y destinado lejos de Inglaterra, pero al menos consigue que su severo padre le permita tener un perro al cual hará receptor de su cariño.

Phyllis, la prometida de Victor, está dispuesta a casarse con él por conveniencia, a pesar de encontrarle aburrido y asumir que no la ama en absoluto. En cuanto a la joven y huérfana prima de aquel, Hetty, se siente atrapada por la familia Spring y sólo vive para sus libros mientras espera que llegue el momento de cumplir la mayoría de edad, para ser por fin libre y abrazar una vida bohemia. Finalmente, la señora Caker, madre de Saxon, es una mujer que antaño fue hermosa y tuvo una vida cómoda, pero ahora se ve obligada a trabajar de sol a sol como lavandera, mientras su hijo no puede evitar sentir rechazo ante su ordinariez y demasiado liberal forma de vida.

Poderoso caballero…

El dinero es un elemento cuya presencia a lo largo de la novela que nos ocupa tiene una gran relevancia. El  tacaño señor Wither, por ejemplo, parece organizar su gris existencia alrededor de sus finanzas, y tanto su estado de ánimo como su salud se ven afectadas por su volátil situación económica, ya que el rendimiento obtenido por sus inversiones fluctúa constantemente. Este mezquino personaje representa a la perfección a una clase de personas caracterizadas por juzgar a los demás no por sus cualidades o por su personalidad, sino por lo abultado de sus carteras. Situado en una tierra de nadie entre la clase media y familias ricas como los Spring, el suegro de Viola aspira a que se le considere entre los últimos, con resultados francamente patéticos.

Existen claras diferencias entre quienes tienen dinero y quienes no lo tienen en la novela. Los Spring viven de forma extremadamente desahogada, invirtiendo en un traje o un vestido más de lo que un persona normal ganaría tras un año de duro trabajo, conduciendo coches caros y celebrando lujosas fiestas sin reparar en gastos. Todo ello con la indiferente despreocupación de quien tiene la vida más que resuelta. En el extremo opuesto, el de la clase trabajadora, Saxon y su madre sobreviven con unos ingresos que no les permiten lujo alguno y, en lo que al chofer respecta, tal situación genera un fuerte deseo de prosperar en la vida a cualquier precio.

¿Un moderno cuento de hadas?

Hay quien ha relacionado lo que se narra en “La segunda vida de Viola Wither” con cierto popular cuento infantil con zapatos de cristal de por medio. En El Mar de Tinta estamos convencidos de que no todos los lectores de la novela de Gibbons encontrarán tal paralelismo, si bien es cierto que podría aplicarse en cierto modo a las dos tramas principales presentes en la misma.

Sea como fuere, nos encontramos ante un libro tremendamente entretenido, muy bien escrito y traducido, aunque con menos elementos cómicos quizá de los que podría esperarse encontrar al leer el texto de su contraportada. Una obra cuya lectura recomendamos encarecidamente, convencidos de que satisfará tanto a los seguidores de su autora como a quienes disfruten con una buena novela romántica salpicada de pequeñas pinceladas humorísticas.

 

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