León Kamikaze

La editorial SM apoya desde hace años a escritores noveles que ofrezcan al público joven historias diferentes, originales. Este es el caso de Álvaro García Hernández, ganador del Premio de Literatura Juvenil Gran Angular 2016 con “León Kamikaze”. Una novela de gran poder visual con una fragmentación interna que se sale de lo habitual. Una lectura emocionante cargada de simbolismo y esperanza.

León es un chico que no encaja en ninguna parte. Solitario, problemático, melancólico. Su vida es una continua metedura de pata. Y sin embargo, está llamado a ser un héroe. “León kamikaze” es una novela que conmueve y remueve. Reflejo de la juventud actual, atada a los móviles de última generación y las redes sociales, que lucha por hacerse un hueco en la vida y llegar a ser ellos mismos.

Kamikaze

De casa en casa, de familia en familia. Siempre solo. Esta ha sido la vida de León desde que sus padres lo abandonaron. Una infancia sembrada de decepciones que le han convertido en un chico de 16 años carente de sueños e ideales. Un muchacho que sólo busca pelea y problemas.

Lola es una adolescente de hoy, como Alma, su mejor amiga. Van al instituto, se comunican continuamente a través de las redes sociales. Son chicas normales, con problemas normales. O casi. Porque Lola es una ceniza, o así lo cree ella. Todo aquél que se aproxima a ella termina perjudicado, como la propia Lola. Excepto León.

León y Lola se conocen de forma extraña, cuando él la atropella con un coche robado. Surge el amor, con el que León no sabe lidiar. Él es un devora almas, un depredador. Sólo sabe destruir y destruirse. ¿Qué puede esperarse de un verdadero kamikaze?

Perdidos y encontrados 

León kamikaze”, la historia de un perdedor llamado a hacer grandes cosas y de una chica con muy mala suerte que se encuentran y tienen que separase para llegar a conocerse de verdad, cada uno a su manera. Una novela interesante, no sólo para adolescentes a partir de los catorce: los adultos también encontrarán elementos atrayentes en ella. Empezando por una portada que impresiona, cuya ilustración corre a cargo de La Fábrica de Pepinos de Boa Mistura (aunque parezca de chiste, son unos excelentes ilustradores) y unos capítulos encabezados por hashtags que resumen el contenido. Capítulos breves, directos e intensos que trasladan al lector de una persona a otra, de un mundo a otro.

Los personajes, adultos y adolescentes, son almas perdidas. Padres bebedores, locos, ensimismados en su trabajo o desaparecidos. No hay un modelo en el que fijarse, al que seguir. Y los chicos viven como pueden, a la deriva. En el fondo, León es un inadaptado que nunca ha tenido la posibilidad de ser otra cosa. La ignorancia y el rencor que guarda en su interior le llevan a comportarse como la fiera que le da nombre, lanzándose al peligro sin mirar las consecuencias. De ahí su apodo: kamikaze. Lola está inmersa en el divorcio de sus padres. Triste y sola. Familias rotas para plasmar una sociedad en la que, pese a todo, caben los buenos sentimientos.

[quote]Sí, León tiene un don: percibe y calma la soledad ajena. Aunque no la suya. Es decir, igual que todos percibimos que nos están mirando fijamente por la espalda, del mismo modo, León puede percibir la soledad en las personas y calmarla como quien duerme a un bebé que llora. Ése es su don: huele la soledad. Cualquiera menos la suya.[/quote]

La novela recuerda a ese cine social tan de moda en los ochenta, con el aliciente de un viaje a la India como parte de ese auto descubrimiento del protagonista. La división tripartita del texto se debe a la propia vida de León. Su niñez, su vida adolescente en el instituto y su madurez personal (no en edad, sino en experiencia). Tres edades simbólicas que los lectores sabrán captar perfectamente y disfrutarlas, como lo hemos hecho en El Mar de Tinta.

Sueños futuros

Como toda novela juvenil que se precie, “León Kamikaze” cuenta con los elementos clásicos del género: chicos y chicas en una edad del pavo “pasadita”, amores, Internet, problemas con los adultos. Pero la profundidad con la que se tratan estos temas y la ausencia de romanticismos noños de novela tonta, hace de “León Kamikaze” una lectura recomendable. Se disfruta, hace reflexionar y está muy bien escrita.

Álvaro García Hernández, escritor y profesor de Lengua castellana en secundaria, se ha dado a conocer a través de las redes sociales. Tiene un blog, Diario de un Dios equivocado, con el que contacta con sus alumnos y presenta todos sus relatos cortos (género en el que se mueve con soltura).  “TQMC Te quiero mucho”, su primera novela, fue publicada por entregas a través de Tuenti y, posteriormente, en la editorial Sansy. Su trayectoria como autor se ve íntimamente unida a las redes sociales, gracias a las cuales consigue una mayor difusión. Este nexo convierte sus trabajos en espejos de la vida cotidiana actual, concretamente, la de los adolescentes. Sus dudas y temores son abordados con realismo y esperanza. Porque esa edad pasa, las dudas suelen disolverse y comienza una nueva etapa en la vida.

La característica común entre “León Kamikaze” y sus anteriores trabajos es la capacidad que tiene el autor para transmitir la importancia del desarrollo personal y de la transmisión de valores positivos que lo enriquezcan y ayuden. Una idea ambiciosa que consigue plenamente y deja buen sabor. Recomendable, entretenida. Una historia que atrapa desde la primera página y que puede enseñar entreteniendo. Estupenda.

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