Los protectores

“Los protectores”, premiada como la mejor novela infantil del presente año (Premio SM de Literatura infantil El Barco de Vapor 2016), es una estupenda historia para niños a partir de ocho años y adultos que añoren la inocencia perdida. Apoyada por las magníficas ilustraciones de Paula Blumen, ofrece a los lectores una importante lección sobre la vida: que nunca se es demasiado pequeño para hacer grandes cosas.

Roberto Santiago, autor de esta  aventura, cuenta con una dilatada carrera en el mundo de la literatura juvenil. Conocido por la colección “Los futbolísimos”, en “Los protectores” se apoya en unos personajes inolvidables y que todo niño querría tener como amigos. Ensalza el valor de lo pequeño, la amistad y la importancia de hacer lo correcto.

Un comienzo

Vicente Friman acaba de mudarse al barrio y, una vez más, es “el nuevo”.  Es algo a lo que está acostumbrado, ya que su madre se ve obligada a mudarse una y otra vez por su trabajo.  Hasta su hermana mayor, Violeta, parece encajarlo bien. Pero en el fondo, Vicente anhela tener amigos y echar raíces en algún sitio.

Los protectores 1

Su primer día de colegio empieza con normalidad, hasta que es testigo de cómo unos gamberros maltratan a un niño de su clase. En un alarde de valentía, Vicente se enfrenta a los matones, unos adolescentes que se llaman a si mismos Apaches, y rescata a su compañero. Este incidente va a suponer un antes y un después en su vida pues, esa misma noche, recibe la visita inesperada de Bárbara. Tras un segundo de duda, decide acompañarla hasta un edificio abandonado. Allí descubre que, lejos de ser una construcción desprovista de atractivos, esconde en su interior unas instalaciones secretas. Es la sede de los Protectores, niños- policía que actúan a la sombra y protegen el barrio. Vicente ha sido elegido para unirse a ellos, pero antes debe hacer algo muy peligroso: infiltrarse en la banda de los Apaches.

Ahora Vicente debe escoger. Ser un buen ciudadano y ayudar a Bárbara y a sus compañeros o seguir con su vida. La elección puede traer consecuencias inesperadas. Puede ser peligroso. Y una aventura maravillosa.

Literatura para todos

Los protectores” es una de esas delicias que nos hacen recordar lo divertido que era formar parte de una pandilla, la importancia de los amigos y la necesidad de encontrarse a uno mismo, de diferenciarse entre la masa. Roberto Santiago, gran conocedor de la psicología en esas edades tan difíciles (la llamada preadolescencia y la adolescencia en sí), trata precisamente esos temas desde una perspectiva amena.

Los protectores 2

Vicente Friman, el protagonista, es un chico que está a punto de entrar en esa etapa, pero aún es demasiado niño para percatarse de ello. El moverse de un sitio a otro de forma continua le ha proporcionado cierta madurez, y esta deseando desarrollarse como individuo. Decir que la historia narra una evolución del personaje hacia la madurez sería desvirtuarla. El fondo de “Los protectores” es la exaltación de la personalidad propia, el salirse de lo que hace todo el mundo para ser único. La importancia de la personalidad y la defensa de valores como el compañerismo, la compasión y el perdón convierte a “Los protectores” en una excelente novela para jóvenes lectores.

Vicente narra en primera persona su aventura con los protectores. El lenguaje es directo, sencillo y cómico. Su lectura se hace así amena y divertida, apoyada en un buen ritmo narrativo.

Los detalles importan

Roberto Santiago no sólo escribe novelas. Entre las facetas más sobresalientes de este hombre casi renacentista destaca la de director, tanto de cine como de teatro. Suyos son los guiones y dirección de “El penalti más largo del mundo”, “El club de los suicidas” y “El sueño de Iván”. Ha participado en la creación de numerosas series de televisión y ha realizado distintas  adaptaciones teatrales. Dada su trayectoria no es raro encontrar en sus novelas características propias del cine.

En “Los protectores” se aprecian ciertas similitudes con el cine de acción dado su carácter visual. No sólo destacan las ilustraciones de Paula Blumen, llenas de expresividad; la propia trama se desarrolla como una película. La visualización de los personajes, con cuatro características que destaca Vicente, es sorprendente. Los detalles en el habla de determinados sujetos, cosas en las que sólo un niño puede fijarse y que llegan al lector de forma espontánea. Detalles importantes que convierten una simple novela infantil en una entrañable historia para todos los públicos.

 En El Mar de Tinta estamos seguros de que “Los protectores” dejarán un excelente sabor de boca. Esperamos que Roberto Santiago retome a estos personajes en un futuro próximo y nos haga disfrutar con nuevas peripecias. Una primera novela que está llamada a convertirse en una exitosa saga.

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