No apto para miedosos

«Pese a los 28 años que han pasado desde su publicación, a Cementerio de animales no se le notan las arrugas. La atmósfera tensa que Stephen King consiguió crear en esta novela sigue imperturbable, sobrecogiendo tanto a los que la releen después de un tiempo como a los que lo hacen por primera vez. Los personajes parecen tan reales, sus motivaciones tan humanas, que nadie podrá escapar a la subyugante trama, hasta su insano y aterrador final. »

De la gran ciudad al campo

Louis Creed ha conseguido por fin una plaza de médico en la Universidad de Maine. La mudanza de toda su familia ha traído consigo algunos quebraderos de cabeza, sobre todo en el viaje en coche, con el pequeño Gage llorando sin parar, y su hija Eileen  también lloriqueando. Incluso Rachel, su mujer, tiene los nervios crispadísimos. El radical cambio de la ciudad de Chicago al ambiente campestre de Ludlow parece haberles afectado más de lo que esperaba Louis. Afortunadamente, la casa que éste ha comprado con ayuda de la universidad enamora a todos los miembros de la familia en cuanto la ven.

Al otro lado de la carretera, peligrosa por el incesante tráfico de grandes camiones, se encuentra la casa de Jud Crandall y su esposa. Han vivido siempre en Ludlow y Louis traba amistad con él. Es viejo, y parece conocer hasta el más mínimo detalle acerca de la región. Una mañana, Jud organiza una excursión campestre e invita a la familia Creed a acompañarles. Les guía a través de un camino de tierra, lindante a la propiedad de Louis. El camino muere (o eso parece) en un cementerio de animales. Jud les explica la entrañable tradición de los niños de la zona de enterrar allí a las mascotas más queridas, cuidando las tumbas y preservando el lugar a lo largo de los años. El cementerio causa a Eileen una profunda impresión, así como a su madre Rachel.

Empiezan los problemas

Todo parece apacible en la vida de los Creed, pero el primer día de trabajo de Louis como médico del campus universitario, dos estudiantes traen a un tercero, con la cabeza parcialmente aplastada y agonizando.  Su nombre es Victor Pascow y, en un momento en que Louis se queda a solas con él, le susurra una advertencia relacionada con el cementerio de animales. La sangre de Louis se hiela en ese preciso instante. ¿Cómo un estudiante al que no ha visto nunca puede saber su nombre?

Unos meses más tarde, mientras su familia pasa unos días fuera, Jud le da a Louis una mala noticia: un gato ha aparecido atropellado en el jardín delantero de su casa. Se trata de la mascota de Eileen, Church. Louis no tiene ni idea de qué va a decirle a su hija cuando vuelva de sus vacaciones y pregunte por  su gato. Pero Jud parece tener la solución a sus problemas. Ayudándole a meter el cadáver en una bolsa de plástico, el solícito vecino le guía de nuevo por el camino hacia el cementerio de animales, pero esta vez cruza el montón de troncos apilados que impedía pasar al otro lado del camino. Llegan a otro cementerio, más antiguo, más peligroso, y allí Louis entierra a Church.

Unos días más tarde, Louis descubre que el gato ha vuelto. Pero ya no es el mismo animal. Algo oscuro y maligno se atisba en sus ojos. Creed empieza a lamentar haber devuelto la vida a la mascota de Eileen, intuyendo que el precio a pagar por tan desafortunado incidente va a ser demasiado alto.

Stephen King, despertador de miedos

Con una trayectoria de más de 35 títulos y muchos best-sellers, Stephen King es considerado el maestro del terror contemporáneo. Pese a que en algunos de sus últimos libros ha perdido la maestría de antaño, en Cementerio de animales apreciamos ese talento para dar con los miedos más escalofriantes que le alzó hasta la categoría de gran escritor. En este caso, la novela gira en torno al conflicto que el ser humano tiene con la muerte, quedando implícito en todo el argumento.

Si algo hay que reconocerle a Stephen King como autor es su facilidad para rebuscar en el armario de la memoria y sacar todo lo insano, corrupto y retorcido que haya podido marcar a los protagonistas de sus historias para hacerlos tal y como nos los presenta. El escritor es conocido por su manera de entrelazar las vivencias personales con historias paralelas acontecidas en libros anteriores y por situar a sus personajes en localizaciones relacionadas con su infancia, como es el caso de Maine, estado donde King nació y fijó algunas de sus residencias.

En realidad, los personajes de Stephen King acaban convirtiéndose en una crítica a la sociedad; concretamente la que él conoce más de cerca y en la que se ha criado. Gente apegada a su tierra y a las tradiciones, en algunas ocasiones sufriendo una estrechez de miras muy marcada, así como un aferro casi fanático a la religión. Son familiares porque, según lo establecido, se debe ser así, pero debajo de esa pintura de vidas apacibles y plenas se esconde un halo de hipocresía fácil de identificar que King plasma a la perfección, ahondando en la psicología y los recuerdos de sus protagonistas.

En Cementerio de Animales, el autor expone abiertamente las reacciones extremas que pueden llevar a un hombre a destruirse a sí mismo y a todo lo que le rodea (su apacible vida familiar). Este es el caso de Louis Creed, médico recién llegado a Maine que, después de haber resucitado al gato de su hija, y aún sabiendo que no ha salido como él esperaba, al perder a su hijo en la carretera, (el propio King fue atropellado unos años después de la publicación de Cementerio de Animales) se vuelve completamente loco por el dolor y quiere recuperarle, sin importarle cómo o cuán cambiado vuelva de entre los muertos, desafiando así las leyes de la naturaleza.

Lo que nos apasiona de Stephen King es que nunca pretende suavizar el mal trago pasado durante la lectura de sus novelas. Ante el demencial infierno desatado por Louis Creed no puede haber finales felices. Si se juega con fuego, lo más natural es que uno arda o, con suerte, salga del entuerto chamuscado.

 Trepidante trama

Cementerio de animales es una novela intensa, donde la acción se desarrolla en continuos flashbacks que el autor utiliza exitosamente  para mostrarnos piezas claves de la personalidad de sus protagonistas. En ningún momento decae, la tensión aumenta a medida que avanzamos en la historia, conduciendo al lector hasta el fatídico desenlace. Stephen King se adentra una vez más en el horror de lo desconocido, haciendo las delicias de los lectores amantes del género.

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