Lobas de Tesalia

Pilar Pedraza siempre ha sido una de las apuestas más firmes de la editorial Valdemar, que esta temporada nos sorprende con su nueva obra, “Lobas de Tesalia”. Como ya hizo en la exitosa novela “La perra de Alejandría” (2003), Pedraza une sus vastos conocimientos sobre cultura grecolatina con la fascinación por el mundo de la brujería, para narrarnos el enfrentamiento entre la romana Lupercia Mania y una poderosa hechicera tesalia.

La propia autora afirma en su ensayo “Brujas, sapos y aquelarres”, editado también por Valdemar y fuente de inspiración de esta novela, que la búsqueda de poder es una tendencia natural en el ser humano. Hay dos maneras de conseguirlo: arrimarse a quien lo tenga, o adquirirlo por cuenta propia. Pedraza llama religión a lo primero y magia a lo segundo.  Las mujeres que practican la magia son pues doblemente revolucionarias, ya que no sólo aspiran a ocupar una posición prominente sino que además esperan hacerlo por sus propios medios. Ésta es una novela sobre mujeres empoderadas, en la que los personajes masculinos juegan un papel secundario ante el empuje de Lupercia, Thanakyl, Macaria, Ericta y la pequeña Cátula.

El viaje iniciático de Lupercia Mania

Lupercia, viuda romana hija de padres hispanos, encuentra que su plácida vida de farmakeutria acomodada da un vuelco tras el desafortunado entierro de Póstuma, amiga de la infancia y compañera de hechicería. Por motivos humanos y divinos, el cuerpo de la difunta acaba terriblemente mutilado y, según las creencias romanas, este trágico suceso puede desembocar en un mal todavía mayor: la transformación del ánima de Póstuma en una larva, espíritu maligno del cortejo de Hécate condenado a vagar por el mundo sin hallar nunca el dulce reposo del Hades.  

Los rumores señalan a Ericta, poderosa hechicera tesalia de gran crueldad y reputación, como responsable del atentado. Lupercia se embarca tras su rastro acompañada de la pequeña esclava Cátula, el ex-legionario Lycofrón y el estudioso etrusco Veyano. Juntos recorrerán un largo camino desde Roma a Tesalia para deshacer el mal provocado por Ericta. Un viaje hacia el conocimiento de resultado incierto y final sorprendente que enganchará al lector desde el primer momento.

La novela se divide en siete partes y un epílogo, siguiendo la estructura tradicional de la novela gótica. En la primera parte encontramos el detonante argumental ( “El rayo y el cadáver”), continúa con los preparativos para la acción (“La ayuda de los etruscos”), la transición de Roma a Grecia (“El viaje”), el clímax (“Tierra de Hechiceras”), el anti-clímax ( “La Titánide” y “La policía del mar”), la apoteosis final (“El averno y la sibila”) y un nostálgico epílogo (“La muerta ha hablado”) que cierra la novela con broche de oro.

La Roma más gótica

El género gótico no siempre tiene que estar circunscrito a los castillos lúgubres ni a las mansiones victorianas. Esqueletos, telarañas, luz de velas y jóvenes lánguidas son un cliché perfectamente superado por Pilar Pedraza, adalid de la novela gótica en España y figura imprescindible en cualquier biblioteca de culto que se precie. Lejos de esos singulares escenarios, “Lobas de Tesalia” está ambientada en una Roma luminosa y decadente que apura los posos de su gloria.

A diferencia de muchas novelas históricas actuales, cuyos esfuerzos por documentarse suelen desembocar en fríos escenarios con aspecto de tramoya, “Lobas de Tesalia” es una auténtica máquina del tiempo. Su erudición bien presentada y el sólido entramado histórico dan como resultado una ambientación tan acertada, tan sugerente en todos sus detalles, que casi nos parece estar paseando por las calles de una Roma viva y palpitante, entre el estruendo de las carretas y con barro en las sandalias. Esta manera de transportarnos en el tiempo sólo puede ser fruto de los amplios conocimientos de Pedraza, que utiliza con la soltura propia de una persona que ha dedicado buena parte de su vida a adquirirlos.

[quote]La posibilidad de que Póstuma se volviera una larva espantó a los familiares, que se apresuraron a atajarla dando órdenes a sus esclavos. Fueron llamados los sacerdotes más cercanos: un pontífice del pequeño santuario de Hércules Tauróctono del mismo Campo de Titanes, y una pareja de vestales del templo de Vesta en el Foro Boario (…). No fue posible contar con un flamen, porque los flámines no pueden abandonar el cinturón de la ciudad, y el Campo de Titanes está a las afueras del muro Serviano.[/quote]

Hijas de Hécate

Pero tras este velo de realismo y cotidianidad se esconde la otra cara de Roma: la de los columbarios, los malos muertos, los hechizos y los espíritus insepultos que vagan entre fosas comunes. Lo fantástico y lo sobrenatural son recursos que Pedraza maneja con auténtica maestría, insertándolos dentro de contextos realistas con tal desparpajo que sorprende una y otra vez a los lectores. Zeus castiga, Neptuno revuelve las olas y Hécate sobrevuela las calles de Roma como Pedro por su casa, liderando una cohorte de siniestros lacayos.

Y no podemos continuar sin destacar la impecable descripción del noble y antiguo arte de la hechicería, oficio tan viejo como la humanidad y cuyas múltiples ramas (algunas más respetables que otras) están presididas por Hécate, la diosa oscura de tres cabezas. Las honorables profesiones de Lupercia y Póstuma, farmacéutica y gemóloga respectivamente, forman parte de esta tradición y están a caballo entre la medicina y la brujería oscura. La dirección que tomen sus carreras determinará el destino de ambas mujeres.

Listas y gamberras

Lejos del tono apologético de muchas novelas ambientadas en la Roma Imperial, Pedraza utiliza un léxico ameno y directo, con ciertos toques anacrónicos que le otorgan frescura y comicidad al texto. Sólo de esta manera puede el lector seguir con gusto unos párrafos largos y exhaustivos, que llenan de tinta cada milímetro de la hoja. Con gran soltura se narran también los episodios escabrosos, gráficos y desagradables, y de su pluma brotan fragmentos que pondrán a prueba los estómagos de los lectores.

Y es que la visión de la bruja medieval ahora nos resulta aburrida comparada con estas brujas tan humanas, tan próximas e incluso gamberras, que se codean con hombres y dioses y tratan a ambos por igual. Las brujas de la Antigüedad tenían otro temple: sólo los dioses podían castigarlas, y esta seguridad en si mismas y en su propia fortaleza las convierte en personajes cuyos pensamientos, sentimientos y conversaciones merece la pena tener en cuenta. 

Un último factor interesante a destacar en la prosa de Pedraza es la influencia que la Historia del Arte ha ejercido a la hora de describir paisajes y personajes, algunos de los cuales parecen salidos del taller de Fidias o de las alegres tumbas etruscas. Aquí y allá nos encontramos pequeños homenajes visuales al arte grecolatino, e incluso el gran Miguel Ángel se atreve con un cameo a través de la descripción de la magnífica sibila de Cumas.

La dama del gótico español

Pilar Pedraza nació en Toledo en 1951 y se doctoró en Historia en la Universidad de Valencia, centro en el que se ha dedicado a la docencia como profesora de Historia del Arte, siendo también Consejer de Cultura de la Generalitat valenciana. Ha colaborado en numerosas revistas científicas y literarias, pero destaca sobre todo por sus labor como es novelista, con una amplia bibliografía publicada en su mayor parte por la editorial Valdemar.

La presente edición es una pequeña joya de exquisito formato en tapa dura, ilustrada por los evocadores collages de Luis Pérez Ochando. Cada uno de ellos abre un capítulo de la novela, dando pistas sobre los acontecimientos por venir a través de una delicada y siniestra iconografía, heredera de los maestros grabadores del Barroco.

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