Mudbound

A veces topamos con un libro que  deja mella, que conmueve de forma tan natural e inesperada que no puede olvidarse. Este es uno de ellos. Con motivo de su adaptación y nominación a los premios Oscar, en El Mar de Tinta hemos querido conocer de primera mano la novela de Hillary Jordan. “Mudbound” es un torbellino de emociones intensas que atrapan al lector desde la primera página. Berenice ofrece una estupenda edición que incluye una entrevista con su autora.

Mudbound” vio la luz en 2008. El debut de la novelista estadounidense no pudo ser mejor. Aplaudida por la crítica y los lectores de todo el mundo, pronto se convirtió en un gran éxito. Actualmente, Jordan trabaja en la secuela. Estamos ansiosos por descubrir la continuación de  esta historia fraguada en lo más profundo del Misisipi.

Tierra

Delta del Misisipi, 1946. El matrimonio formado por Henry y Laura McAllan deja la ciudad para trabajar en una granja algodonera. Henry está entusiasmado, viviendo su gran sueño: poseer unos acres y explotarlos con sus propias manos. Para Laura la cosa es diferente. Culta y amante de la música, se ve arrastrada a un mundo desagradable y hundido en el cieno. La granja Mudbound es en una tumba en vida, especialmente cuando Papaíto, su suegro, se instala con ellos. Su carácter furibundo pronto choca con la sensibilidad de Laura, haciendo de su día a día un infierno.

Todo cambia cuando Jamie, hermano menor de Henry y héroe de guerra, llega a Mudbound. Su atractivo modo de ser se gana la simpatía de las niñas McAllan y la admiración de Laura. Pero sus fantasmas le acercan a Ronsel Jackson, un negro que, como él, sirvió en el frente. Sin embargo, debido al color de su piel, sus medallas no le sirven de nada. En Misisipi los negros se doblegan ante los blancos. Entre uno y otro surge una amistad, pero el odio racial está cerrando sus fauces alrededor de la granja. Se huele el peligro.

Desigualdades e injusticia social

Mudbound” es lo que todo buen libro debe ser: atractivo, ágil y conmovedor. Muestra como pocos la dureza del trabajo en el campo y los conflictos interraciales en una América que todavía respiraba temor. La Segunda Guerra Mundial trajo consigo la presencia de gente de color en el ejército y su posibilidad de ascenso. La igualdad era ficticia. Cuando estos jóvenes regresaban a sus hogares sureños, nada había cambiado.

Hillary Jordan opta por la sencillez. La novela se desarrolla en breves capítulos protagonizados por los principales personajes: la familia McAllan (exceptuando a Papaíto) y los Jackson. Sus voces aportan matices y puntos de vista diferentes. Aquí es esencial llamar la atención sobre el cuidado que se ha tenido en la traducción para mantener la forma de hablar típica del Delta de Ronsel y sus padres. Sus penurias como arrendatarios, la bajeza con la que son tratados por sus vecinos, en contraposición al optimismo que vive Henry. Es el paradigma de hombre enamorado de la tierra. Su falta de vista le impide ver lo que se cuece alrededor. Su mujer, Laura, tiene otras aspiraciones y sueños que el Delta pretende arrancar.

[quote]Cuando pienso en la granja, pienso en barro. Delineando las uñas de mi esposo, encostrándose en las rodillas y el cabello de mis hijas. Chupando mis pies como un ávido recién nacido el pecho. Avanzando por los tablones del suelo con marcas en forma de bota. No conocía la derrota. El barro lo cubría todo. Soñaba en marrón.[/quote]

Los personajes son interesantes, profundos. Jordan ha echado el resto perfilando unos caracteres complejos que se transforman. La tierra actúa como elemento distorsionador, un personaje más que remueve las vidas de sus habitantes y trastoca sus mentes. No sólo la guerra trae consigo fantasmas: la propia tierra los produce. Las lecturas de “Mudbound” son muchas. Dejaremos al lector la posibilidad de descubrirlas a su antojo.

Aires de cambio

Quizá lo más destacable de la novela sea su capacidad de transmisión. Es intimista y abrumadora. La dureza del sur, la brutalidad de la guerra y el sinsentido del racismo se ven arremolinados en una atmósfera sofocante. La asfixia que vive Laura en Mudbound es contagiosa, como también lo es la tensión que vive Ronsel. Es una novela en la que los contrarios chocan, pero también se complementan. Hay espacio para la vida, la felicidad y el optimismo. “Mudbound” será incómoda para algunos lectores, dada su crudeza y realismo. Una historia en la que hay buenos, malos y toda una gama de grises.

Sin ser una novela típica anti racista, hay un claro mensaje en contra de la barbarie (sea interracial o no). La sociedad norteamericana post Segunda Guerra Mundial estaba más inclinada hacia los cambios, pero el sur siempre fue más problemático (especialmente las zonas rurales). Hillary Jordan crea un microcosmos en el Delta en el que se mezclan personas de toda condición. La amistad entre Jamie y Ronsel, aunque ficticia, es un claro ejemplo de lo que vendría después. Las marchas por los derechos civiles tardarían unos años, pero el germen se respiraba ya.

Dura en su planteamiento, “Mudbound” es sencillamente brillante en su desarrollo. Un disfrute que no podrán dejar de paladear.

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