Perillán

Es más que probable que a Terry Pratchett ni se le pasara por la cabeza, cuando escribió “El color de la magia”, que estaba sentando las bases de un universo fantástico el cual, a día de hoy, cuenta con la friolera de 40 novelas ambientadas en el mismo. La saga del Mundodisco ha proporcionado al autor británico una inmensa popularidad y, en cierto modo, ha eclipsado sus incursiones literarias fuera de los dominios de Gran A’Tuin.

Sin embargo, los “otros libros” de Pratchett no tienen nada que envidiarle a los de su serie más popular. Novelas como “Buenos presagios” (escrita en colaboración con Neil Gaiman), la trilogía de «El éxodo de los Gnomos», o la nueva trilogía en la cual comparte autoría con Stephen Baxter, están a la altura de cualquiera de los volúmenes ambientados en el Mundodisco. Y, a veces, pueden llegar a superarlos. Ese es el caso de “Perillán”, la nueva obra de Pratchett publicada en la excelente colección Fantascy de Penguin Random House.

Un héroe involuntario

El espabilado Perillán es un muchacho que se gana la vida como alcantarillero, buscando monedas y objetos de valor que acaban en el intrincado laberinto de las cloacas londinenses. Cuando una noche acude en ayuda de una joven que está siendo atacada por un par de rufianes, poco podría imaginar las consecuencias que tal acción tendrá en su, hasta el momento, tranquila existencia.

La misteriosa mujer, que adoptará como nombre “Patience” al no desear que se conozca su verdadera identidad, está en el centro de lo que podría convertirse en un grave incidente internacional. Así, Perillán tendrá que protegerla de quienes desean capturarla, recurriendo a toda su astucia de golfo callejero. Afortunadamente, contará con la ayuda de varios personajes, como el anciano Solomon Cohen (con quien convive desde hace tiempo), la filántropa millonaria Angela Burdett-Coutts, o el avispado periodista Charlie Dickens.

El Londres de los alcantarilleros

La época victoriana (que abarca desde 1837 hasta 1901, si nos limitamos a acotarla atendiendo a la duración del reinado de la reina Victoria) fue una época de marcados contrastes sociales. Y, si centramos nuestra visión en la capital del Imperio Británico, el abismo que separaba a ricos y pobres alcanzaba unas dimensiones abrumadoras.

El Londres victoriano era una ciudad sobre poblada en cuyas zonas más deprimidas se hacinaban cientos de  miles de personas. En aquellas áreas desfavorecidas, los niños se veían obligados a aportar ingresos a la familia (cuando la tenían, ya que el número de huérfanos era considerable) a una edad muy temprana. Y la naturaleza de los oficios que desempeñaban deja bien claro a qué nivel de inhumanidad les empujaba la miseria.

A partir de los cuatro años, algunos comenzaban a trabajar en fábricas textiles o en tareas relacionadas con la minería, donde eran explotados inmisericordemente y, con el tiempo, acababan desarrollando enfermedades mortales como la tuberculosis. Otro trabajo, menos esclavizante pero no igual de duro, era el de deshollinador (cuyos riesgos menciona Perillán en la novela). Así, la vida de un alcantarillero, en comparación con la de otros jóvenes, no era ni de lejos tan exigente y arriesgada, aunque desde una perspectiva moderna pueda parecer una profesión francamente repugnante.

Victorianos ilustres

Uno de los aspectos que más diferencian a “Perillán” del grueso de la producción literaria de Terry Pratchett es la cantidad de personajes reales que se pasean por sus páginas. Ya hemos mencionado, por ejemplo, a la adinerada Angela Burdett-Coutts y al gran Charles Dickens, autor de obras clásicas como “Oliver Twist”, “David Copperfield” o “Historia de dos ciudades”. Resulta curioso comprobar como determinadas palabras pronunciadas por el joven Perillán se convertirán en el título de alguna de las novelas de Dickens (tras apuntarlas en el cuaderno que le acompaña a todas partes).

Otros personajes históricos que aparecen en “Perillán” son Henry Mayhew (quien dedicó buena parte de su vida a denunciar las condiciones de extrema pobreza de buena parte de la población londinense), Benjamin Disraeli (joven político que acabaría siendo Primer Ministro del Reino Unido) y Sir Robert Peel (jefe de la policía londinense). Por otro lado, también aparece cierto barbero asesino afincado en la calle Fleet, pero (aunque muchos piensen lo contrario), se trata de un personaje de ficción.

Una nueva obra maestra

A estas alturas de su carrera, alabar el talento de Terry Pratchett puede parecer innecesario, pero no por ello vamos a dejar de hacerlo en El Mar de Tinta. En “Perillán” nos encontramos ante el mejor Pratchett, el de los personajes carismáticos, diálogos ingeniosos y tramas que combinan el humor con la denuncia social. Y todo ello en una novela (aderezada con ilustraciones del genial Paul Kidby) la cual, como suele ser habitual con la obra del maestro británico, no quisiéramos que acabase nunca.

“Perillán” es el libro perfecto para acercarse a la escritura de uno de los mejores autores humorísticos británicos de las últimas décadas, indicado especialmente para quienes sientan reparos a la hora de lanzarse a la lectura de la extensa saga del Mundodisco. Algo que, sin ninguna duda, decidirán hacer una vez hayan comprobado de lo que es capaz Sir Pratchett.

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