Relojes de hueso

Atrapar el tiempo, permanecer eternamente joven y contar con unas habilidades que trastocan la materia. Los horologistas llevan siglos luchando contra los anacoretas para establecer el equilibrio en el mundo y evitar que el mal prevalezca. La última novela de David Mitchell, “Relojes de hueso”, descubre lo que hay más allá del tiempo y el espacio. Una increíble apoteosis literaria del aclamado autor de “El atlas de las nubes”.

La primera edición en castellano se debe a Literatura Random House (sello de Random House Mondadori), quienes han cuidado cada detalle, comenzando por la portada. Se trata de un trabajo monolítico, pues la narración abarca diferentes épocas. Iniciándose en los tumultuosos ochenta, sigue la vida de Holly, su protagonista, a través de diferentes voces narrativas. Una verdadera explosión de ingenio.

El inicio

Holly es una adolescente impulsiva que, como toda chica de dieciséis años, busca a toda costa su independencia. Su mejor aliado es su hermano pequeño, Jacko, un niño con una inteligencia fuera de lo común. Tras una acalorada discusión con su madre, se marcha de casa y emprende un viaje de auto descubrimiento que, sin embargo, no la llevará muy lejos.

De camino a Londres, se encuentra con una anciana extraña con la que comparte un té y una conversación bastante extravagante. La mujer acaba pidiéndole un favor: que le de asilo durante un tiempo. Creyendo que lo mejor es llevar la corriente a una loca, Holly acepta.

A partir de ese momento la vida de Holly cambia radicalmente. Su hermano pequeño desaparece sin dejar rastro y las voces que escuchaba en su cabeza de pequeña (la “gente de la radio”) vuelven a entorpecer su existencia. Su mayor obsesión a lo largo de su vida será averiguar qué le sucedió a Jacko. Pero existen fuerzas más poderosas que también están interesadas en el chico. Puede que la “gente de la radio” no sólo esté en su cabeza después de todo.

El bien contra el mal

“Relojes de hueso” nos ha dejado un sabroso poso. Su mezcla de realismo crudo y fantasía pura, nos han sorprendido gratamente. Y no es que David Mitchell no se haya consagrado ya como un escritor sobresaliente. Sus novelas  “Escritos fantasmas”, “El bosque del cisne negro” y “Mil otoños” ya confirmaron un hecho: que en el mundo fantástico hay más vida de la se esperaba.

Siguiendo la brillante estela de Neil Gaiman, maravilloso representante de la fantasía moderna, Mitchell muestra uno de los clichés más famosos de la literatura: la constante lucha entre el bien y el mal. En este caso, los buenos (llamados horologistas en clara alusión al vocablo griego empleado para referirse al paso del tiempo) luchan contra los malos (los anacoretas) para evitar que los últimos se alimenten de las almas de personas con poderes especiales y burlen así a la muerte.

El tema no es novedoso, pero si lo son los representantes de una y otra facción, quienes se mueven a través del tiempo gracias a la migración de sus almas. A los horologistas les ha ido peor en la lucha a pesar de sus capacidades (leer la mente, manejar la materia a sus antojo, o vislumbrar el interior de los seres a través de un ojo chakra). Holly parece poseer en su cabeza algo que podrá cambiar las tornas. Pero los anacoretas también saben buscar adeptos a su causa. El combate se mantiene a través de los siglos (desde los ochenta hasta el año 2043) con un apoteósico final, como no podía ser menos.

La lucidez en la escritura de David Mitchell da lugar a un estilo cercano y agradable. Puede estar en la cabeza de una chica joven y, veinte páginas más allá, en la de un treintañero cínico y egocéntrico. Los flash backs internos de los capítulos (visionados del pasado de los personajes) son un recurso empleado con inteligencia. La sutileza de las descripciones y el estupendo ritmo narrativo hacen de “Relojes de hueso” un trabajo más que loable del autor.

Atrapar el tiempo

Tras triunfar a nivel mundial con “El atlas de las nubes” y su posterior plasmación en la gran pantalla, todo parecía indicar que acababa de nacer un novelista de altos vuelos. Aquella peripecia digna de un ventrílocuo, con sus numerosas voces narrativas, parecía irrepetible. Pero nada más alejado de la realidad. En “Relojes de hueso” el autor vuelve a narrar la vida del personaje principal, Holly, a través de las vivencias de diferentes personajes. Puede dar pie a pensar en un “más de lo mismo” en un mundo como el literario donde las novedades son difíciles de encontrar. Sin embargo, la presente novela supone un soplo de aire fresco. Que emplee una metodología similar para dos libros tan diferentes como “El atlas de las nubes” y “Relojes de hueso” y que el resultado sea excelente en ambos casos, sólo puede decir cosas buenas de un escritor.

En la novela se hace especial hincapié en el tema del tiempo y su brevedad. La mayor obsesión de los anacoretas es mantenerse jóvenes, para lo que no dudan en matar.

[quote]El general que conocí ha abandonado ese rostro desahuciado, dejándome a solas con el reloj, las estanterías llenas de preciosos libros que nadie lee nunca y una certeza: que haga lo que haga en mi vida, por mucho poder, riqueza, experiencia, conocimiento o belleza que acumule, yo también terminaré como este viejo vulnerable[/quote]

Ante esta realidad caben dos opciones. La primera, tomar la vía rápida y convertirse en anacoreta sin medir las consecuencias. O aprovechar hasta el último momento del tiempo que se nos da. En el libro las dos opciones están presentes de alguna manera en todos los personajes. Que se tome un camino u otro culminará en un final en algunos casos, inesperado. “Relojes de hueso” apunta a la reflexión y al disfrute y, desde El Mar de Tinta, les exhortamos a que lo aprovechen leyendo esta buena historia.

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