Studs Kirby

La Cúpula recopila en  un solo volumen las historias aparecidas en la colección “Mundo Idiota” (Brut Comix) que tenían como protagonista a Studs Kirby, uno de los personajes más carismáticos del particular universo de Peter Bagge. Con su estilo fácilmente reconocible, el autor nos desnuda entre risas y sin ningún pudor la personalidad controvertida de nuestro locutor radiofónico favorito.

El dibujo de Bagge es “feo”. Pero es “feo” con todo sentido. Su estilo baila entre las vanguardias cubistas, el expresionismo y el más refinado naïf con el único fin de describir. Cada una de las viñetas de Bagge nos revela el interior de sus personajes con descripciones crueles que van más allá de un gesto, un peinado o una vestimenta. Y se expresa. La mayor virtud del arte que veremos en éste tomo (y en toda su obra) es que se subordina por completo a la expresión de estados de ánimo,  pensamientos y actos de los personajes que vemos dentro de las viñetas.

Los sinsabores de Studs Kirby no funcionarían igual con un dibujo más realista. Perderíamos gran parte de lo que nos cuenta el autor porque en Bagge los cuerpos deformados y las caricaturas absurdas tienen el mismo papel que la música en el cine. Son la base sobre la que se sostiene la ambientación de la historia y la guía que nos indica el tono con el que interpretar la narración.

Libertarismo, objetivismo y sátira

Peter Bagge se ha reconocido como «libertario» y el fondo de esa ideología se reconoce fácilmente en sus historias. Y, enredado con ella, el rastro del objetivismo promulgado por Ayn Rand, al que Bagge tampoco hace ascos, se deja notar con fuerza.

Sus personajes tienen, en principio, los condicionantes para obtener el triunfo en sus vidas y alcanzar los objetivos que pretendan. Por desgracia, la pereza, la estupidez o la combinación de ambas conducen a desenlaces siempre negativos, cuando no desastrosos. El individualismo que ambas ideologías y filosofías comparten como base de sus proposiciones se deforma profundamente en Studs Kirby.  Creando una personalidad egoísta e inmadura que nunca medirá las consecuencias de sus actos ni pretenderá jamás reconocer que sus fracasos no han sido provocados por otra persona que por él mismo.

Studs es un patán arrogante que utiliza su programa de radio para esparcir su vitriolo contra todo lo que se escape de los rígidos márgenes de su entendimiento. Kirby es la antítesis del Howard Roark de “El Manantial”, novela escrita por la citada Ayn Rand. Mientras éste es un hombre que se enfrenta al mundo en defensa de su individualidad, aquel es un pelele sin criterio propio que hace el ridículo una y otra vez pretendiéndose superior y recibiendo en la mayoría de las ocasiones su castigo merecido.

Y que no se asuste nadie: las desventuras de Studs Kirby son divertidísimas. Bagge utiliza el más viejo recurso, la risa, para mostrar lo que quiere.  El protagonista se emborracha, se pelea, filosofa, liga y trabaja rodeado de un cuadro de secundarios tan ridículos como él que interactúan de modo que sólo pueden llevar a la carcajada continua.

U.S.A.! U.S.A.! U.S.A.!

Si algo hemos visto de los artistas norteamericanos es que saben reírse de su propia cultura. Y Peter Bagge es de los más ácidos que han aparecido en las últimas décadas. Los personajes que desfilan por las historias de Studs Kirby  son negativos graciosos de los tipos humanos que puede uno encontrarse navegando por la llamada “América Profunda”.

El ultraderechista, el izquierdoso conspiranoico, los restos de los hippies, los líderes de los mass-media, los WASP anquilosados en su propia decadencia como White trash… Los arquetipos de la gente de la calle excitados hasta el paroxismo para provocar la risa en el lector. La risa o la indignación, que también podríamos darnos de bruces con ella a poco que rebusquemos.

Herederos de la utopía perdida

Se considera a Peter Bagge el sustituto natural de Robert Crumb en el trono del cómic underground. Pertenece éste a una generación de autores (Chester Brown, Daniel Clowes, Charles Burns…) criados tras el fin de la utopía hippie y que se alimentaron de las fuentes de la cultura pop  y el rock&roll de finales de los setenta y primeros ochenta pero aderezadas con las paranoias psicotrópicas del propio Crumb o de Gilbert Shelton entre otros.

Tras abandonar la  revista «Weirdo» (en la que trabajó como editor sustituyendo al mismísimo Robert Crumb) y publicar las historias que tenemos aquí en su propia colección titulada «Neat Stuff», Peter Bagge alcanzó el éxito mundial con su serie Odio, centrada en las andanzas de otro auto-excluido social llamado Buddy Bradley y que también publicó La Cúpula en España

Otras obras del mismo autor son «Apocalipsis Friki», «Sudando Tinta» o la más reciente «Todo el mundo es idiota menos yo».

 

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