Imaginemos por un momento que los fantasmas existen. No esos entes risibles cubiertos por una sábana y cargados de cadenas, ni tampoco decimonónicas apariciones espectrales…
Imaginemos por un momento que los fantasmas existen. No esos entes risibles cubiertos por una sábana y cargados de cadenas, ni tampoco decimonónicas apariciones espectrales…