Titán

Sólo un año después de que la sonda Huygens descendiera sobre la superficie de Titán, Ben Bova publicó una novela ambientada en las inmediaciones de la prometedora luna de Saturno. La mezcla de intriga política e impactantes descubrimientos científicos le hizo merecedor del premio John W. Campbell Memorial en 2007.

Corre el año 2095 y el hábitat Goddard ha establecido por fin su órbita alrededor de Saturno. Se trata de una nave colonia inspirada en el cilindro de O’Neill que alberga a diez mil personas, la mayoría exiliados o disidentes de los gobiernos teocráticos de la Tierra. La delegación científica tiene como misión preferente el estudio de Titán, cuya helada superficie parece estar bullendo de vida.

Política y tecnología

Como contrapunto al panorama que esboza de la Tierra, Ben Bova plantea una sociedad organizada al filo de lo desconocido, cuyas decisiones políticas se imbrican inevitablemente con el desarrollo tecnológico y las consecuencias de descubrimientos científicos.

La acción se desarrolla en varios frentes, con un amplio abanico de personajes. Por un lado, la sonda Titan Alpha se posa con éxito sobre la superficie de la luna pero -inspirado tal vez en el fallo de diseño de la Huygens que obligó a los ingenieros a cambiar la trayectoria prevista para poder mantener la comunicación con la sonda- no envía ningún dato al centro de control de la Goddard.

Por otro lado, asistimos a la pugna electoral entre dos candidatos al puesto de administrador central. Uno de los candidatos centra su campaña en la explotación de los anillos de Saturno. Las reservas de agua que contienen podrían ser exportadas a diferentes asentamientos humanos en el Sistema Solar, haciéndolos inmensamente ricos. El otro candidato vierte su interés hacia dentro, solicitando que se revise el protocolo de crecimiento cero de la población, aceptado unánimemente al comienzo de la epopeya. Como colonia cerrada y autónoma, la Goddard no tiene recursos ilimitados para sostener un crecimiento descontrolado de la población.

La vida en una colonia espacial

Si esperan una novela sobre la colonización de Titán, en la misma línea de la trilogía de Marte de Kim Stanley Robinson -tal y como parece indicarse en la cubierta de la edición de La Factoría de Ideas-, se llevarán una decepción. Encontrarán que la trama relega a segundo plano la exploración de la luna, centrándose en los intereses que mueven a un puñado de personas influyentes en la Goddard. Por supuesto, este comentario no pretende ser una crítica, simplemente queremos señalar que son enfoques diferentes, para evitar equívocos.

De todos modos, Ben Bova plantea algunos lugares comunes de las colonias espaciales concebidas en la literatura de ciencia ficción. Debido a su condición de burbuja de vida inmersa en un ambiente hostil, la supervivencia se ve plenamente dependiente de la tecnología, lo que conducirá a un continuado e insoslayable diálogo entre políticos, ingenieros y científicos. Al tratarse de asentamientos relativamente aislados, surge de forma casi inevitable el debate sobre la autonomía política y la gestión de los recursos a su alcance en aras de una economía propia. También el control de la población en un hábitat como la Goddard es un tema sobre el que se podría discutir largamente; sin embargo, el autor plantea este aspecto crucial de la vida en la colonia -que alcanza a influir en las expectativas y la propia concepción del mundo de sus integrantes- acompañado de una absurda frivolidad masculina.

La novela se lee en poco tiempo. Se divide en capítulos cortos y su prosa es muy ágil. Muestra un estilo bastante plano, en cuanto a aspectos literarios, salvo en algunas partes consagradas a describir el paisaje de Titán. Como curiosidad, nos gustaría señalar que un desliz en la traducción de las cifras que baraja la sonda Titan Alpha a la hora de calcular los intervalos de tiempo que conllevan sus acciones en nanosegundos, arroja duraciones de decenas de años donde deberían figurar minutos.

El gran tour

Resulta pasmoso que las obras de un autor como Ben Bova no hayan visto prácticamente la luz en España. A excepción de la novela que nos ocupa, solo nos consta que haya sido editado en nuestro país otro título: “Historia de la luz”, por Espasa, y no es de ciencia ficción.

Ben Bova tiene una amplia trayectoria como escritor y editor en el mundillo del género. Enseñó Ciencia Ficción en Harvard y fue editor en “Analog Science Fiction and Fact” tras la muerte de John W. Campbell en 1971. Permaneció en el puesto hasta 1978 y en ese periodo ganó el premio Hugo al mejor editor profesional cinco años seguidos. Entre 1978 y 1982 fue editor en la revista “Omni”. También presidió la Science Fiction and Fantasy Writers of America entre 1990 y 1992, fue elegido miembro de la American Association for the Advancement of Science  y es presidente emérito de la National Space Society.

Como escritor tiene una decena de sagas y cerca de treinta títulos sueltos. “Titán” se engloba dentro de “El gran tour”, un grupo de novelas de desarrollo independiente que pretenden ensalzar la importancia de la exploración espacial tripulada y relatan hitos llevados a cabo por la humanidad en su colonización del sistema solar.

En definitiva, estamos ante una obra que, pese a no recrearse demasiado en los detalles, se sustenta en un marco propio de la ciencia ficción dura. Desde El Mar de Tinta queremos llamar la atención sobre esta entretenida e interesante lectura que gustará a los amantes de la rama más clásica del género y servirá de introducción a un autor que no podemos dejar de lado.

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