Tu rostro con la marea

Quería transportarnos a una época apasionante y lo ha conseguido. Fernando García de Cortázar ha dado el salto de la realidad a la ficción publicando “Tu rostro con la marea” (Ediciones Martínez Roca). Una primera novela de misterio, amor y conflictos sin abandonar la materia prima: la historia europea del siglo XX.

Empleando el lenguaje de las emociones García de Cortázar construye la vida de un personaje fascinante. El escritor Ángel Bigas se mueve por la incesante actividad de las tertulias literarias de Madrid, la embajada de España en Rumanía, los complicados años de los últimos zares de Rusia, la Italia fascista… Transitar los caminos que Ángel Bigas dibuja espontáneamente es asistir a la trepidante aventura que otros esculpieron hace casi cien años.

El hombre de las mil caras

Gabriel Ocampo, Marqués de Briñas, y Hortensia, su mujer, son amigos del historiador Fernando Urtiaga y de Agustín Rotaeche, un hombre sabio de importantes influencias sociales heredadas de su familia. Los cuatro protagonizan un debate sobre el terrorismo y los recuerdos del reciente asesinato de Javier Ybarra por ETA (1977). La pareja conversa sobre qué hacer al respecto. Hortensia se muestra combativa, confiada en el poder de los generales. Gabriel prefiere que el destino juegue sus propias cartas.

“Tiene gracia. Parecemos los personajes de aquella novelita de Ángel Bigas -comentó Agustín de pronto. Y añadió-: “El sitio”. La intervención de Rotaeche abre un debate paralelo que se convertirá en el epicentro de la obra. Ángel Bigas resulta ser, además de literato, un tipo que vivió al límite en las incipientes décadas del siglo anterior. Diplomático, periodista, viajero, un hombre seductor y divertido, alguien capaz de despertar críticas y alabanzas de intensidad similar.

Tras aquel encuentro con el matrimonio, el interés hacia la figura de Ángel Bigas por parte del joven Fernando aumenta día a día. Agustín le facilita información. Sin embargo, tras la muerte de éste se abre un vacío insalvable a los pies de Fernando en su carrera de fondo por saber más del misterioso escritor. Cuál será su sorpresa al enterarse de que Agustín le ha dejado en herencia un puñado de documentos sobre Ángel Bigas. Sólo había que tirar del hilo para conocer en profundidad su pasado.

Una mancha en el currículo

La biografía de Ángel Bigas no habría sido tan turbulenta ni hubiese generado tanto interés de no ser por el contexto en el que Fernando García de Cortázar le introduce. Al convulso empiece de siglo se añade su presunta implicación en el asunto Turquesa. En 1934 comienza el bienio radical cedista y se produce una revolución obrera de significativa dimensión en Asturias. Poco antes del momento álgido de los enfrentamientos llega a la costa un vapor llamado Turquesa cargado con un alijo de armas. El clima belicista en plena República es irrefrenable.

Nos topamos así con partes de la historia reales y partes ligeramente modificadas para acoplarlas a la vida del protagonista, tal y como aclara García de Cortázar en la nota bibliográfica. Desde luego, el libro es el alzamiento de una compleja arquitectura asentada en hechos y maquillada a placer con auténtica maestría y un espléndido ejercicio de paciencia.

Recopilando testimonios

El texto consta de tres capítulos. El primero abarca unas treinta páginas que nos narran la relación entre Agustín y Fernando, cómo se conocieron y de qué manera arrancan las averiguaciones sobre Ángel Bigas de manos del segundo. Este apartado se engloba dentro del título “Abrid mi tumba, al fondo se ve el mar”. Fernando denomina así a un artículo que firmó para El Correo Español-El Pueblo Vasco en octubre de 1977, cuando Agustín Rotaeche aún vive para apreciar el interés que Fernando profesa hacia Ángel Bigas.

A continuación, asistimos a una recopilación de cartas antiguas, entrevistas, declaraciones de diferentes personajes que en algún momento se cruzaron en la vida de Bigas. El grueso de la historia se engloba precisamente en esta segunda sección cargada de detalles y viajes, experiencias que van desde cuestiones meramente políticas y diplomáticas, a sentimientos y emociones fruto del enamoramiento sincero.

El testimonio inicial es el de Javier Arieta Bigas, sobrino del fallecido. Tras sus palabras vendrán las de su hermana Carmen, las de Indalecio Prieto, las del escritor Ramón Pérez de Ayala, o la correspondencia que Bigas se intercambió con su amigo Andrés Hurtado desde Bucarest entre 1914 y 1918. El largo etcétera de personalidades se entremezcla con artículos del ABC sobre el asunto Turquesa o el Diario de las Sesiones de las Cortes del año 1935. Por último, leemos la reflexión de Urtiaga al concluir la investigación.

Entre la realidad y la ficción

Fernando García de Cortázar estrena su primera novela y dado el éxito de crítica lo más probable es que no sea la última. Hasta ahora sesenta títulos en formato de ensayo avalan al bilbaíno: “Breve historia de España”, “Los perdedores de la historia de España” o “Historia de España desde el arte” galardonada con el Premio Nacional de Historia, son algunos ejemplos.

Como todos los ensayistas que terminan cayendo en la tentación de la fantasía, García de Cortázar posa en el relato ciertos aspectos de su propia existencia, como la ubicación de la que parte (Bilbao) o que el protagonista de la investigación tenga su nombre y desarrolle una labor profesional muy afín a la suya.

García de Cortázar no parece un recién iniciado en el bello arte de la prosa creativa. Al leer “Tu rostro con la marea” uno se pregunta si esta historia no ha estado años vagando por la cabeza del autor, esperando simplemente a ser materializada. Su valor añadido reside en el Premio de Novela Histórica Alfonso X El Sabio otorgado por Ediciones Martínez Roca, el canal de televisión HISTORIA y la Fundación Caja Castilla La Mancha. Sin duda, merece hueco de honor en las bibliotecas más exigentes de dicho género.

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