Tungsteno

Resulta difícil encontrar una obra en lo audiovisual que consiga sorprender hoy. Está todo tan canonizado y estructurado que lo ordinario es topar siempre con los mismos armazones. El cómic, sin embargo, se complace cada vez más en obsequiar a la parroquia con bofetadas a rodabrazo. Pero de esas que se reciben con gusto y con alegría, claro. Van a tener que creernos si les aseguramos que este “Tungsteno” es un cachetazo de los mencionados. Dicho esto, pasen y disfruten con el centésimo acierto de La Cúpula.

Si hablamos de “serie negra” les saltará de las neuronas un flash en el que verán las calles sucias de una gran ciudad. Callejones, bares llenos de humo y tipos de mirada dura, tocados con sombrero y envueltos en gabardinas raídas. Es lo lógico y lo acostumbrado, porque el género nació sobre el asfalto gastado de una gran urbe norteamericana. Marcello Quintanilha parece no gustar de ello y saca su historia de los barrios bajos de Chicago o Nueva York  y la sitúa en la luminosa y alegre Salvador de Bahía. Se necesita valor para ello y que no quede un remedo barato de “Corrupción en Miami” o “Hawaii 5.0”. No se pregunten si está logrado, que ya les decimos que sí.

Luz y oscuridad

Dos méritos principales acumula la obra. Un guión que roza la excelencia y la capacidad para hacernos obviar que nos encontramos en el luminoso Brasil de playas y carnavales. El escenario, a vista de pájaro, está lleno de luz. Adivinamos los vivos colores del mar, del cielo y de las calles para advertir de inmediato que hay algo más. La viva tonalidad del decorado no consigue ocultar lo muy oscuro de la historia y los personajes que la conforman. Es suma habilidad de Quintanilha vestir de alegría unas almas tan negras y un relato tan duro como  “Tungsteno”.

Tungsteno 1

La pesca con explosivos por parte de unos jóvenes es el fulminante que inicia la deflagración de historias y vidas que se entrecruzan y solapan. Los personajes son tan reales y vívidos y como plásticos y cinematográficos. El ritmo es colérico, impetuoso. El guión se ha construido con total solidez y no deja resquicios por los que escabullirse o donde encontrarle reparos. Avanza a una velocidad inusitada y te imposibilitará abandonar so pena de sufrir los efectos de la fuerza centrífuga y acabar vaya usted a saber dónde.

Técnica al servicio de la historia

Marcello Quintanilha se declara amante de la fotografía, y a fe nuestra que es cierto. El dibujo es técnicamente perfecto y encuadre y composición no le andan muy lejos. Cada viñeta está donde debe estar y cuenta lo que tiene que contar. Una sobresaliente habilidad para acertar el plano exacto que necesita en cada instante define las planchas de “Tungsteno”, dotando a la obra de un sabor a pantalla grande que se agradece y disfruta por igual. El resultado final es un thriller muy bien ejecutado en el que la ambientación resulta secundaria aunque esté lograda a la perfección.

Tungsteno 2

A pesar de ello, si nos ha parecido que el arte de Quintanilha es excesivamente académico. Tiene un excelente dominio de la figura humana y no supone para él problema alguno. Por el contrario, la expresividad de los rostros que dibuja nos aparece como demasiado afectada. Y lo hemos dicho, no existe objeción posible a su factura.  Impecable en todo caso, bebe de muchas fuentes y adolece un poco de ese puntito de extravagancia que tanto agradecemos en El Mar de Tinta. Esto no quita que debamos calificarlo como sobresaliente y recomendable como pocos. Ya saben, si no nos quejamos no estamos contentos. Ustedes nos sabrán perdonar.

Tungsteno 3

Brasileño en Barcelona.

Marcello Quintanilha (Niterói, Brasil, 1971) se hizo acreedor de fama en su país publicando en revistas como “General”, “Nervos de Aço” o la edición brasileña de “Heavy Metal”. Su primera novela gráfica, “Fealdade de Fabiano Gorila”, publicada en 1999, le permite clavar una pica en el difícil mercado franco-belga, donde publica “Sept balles pour Oxford”.

Desde entonces vive en Barcelona donde además de trabajar como ilustrador para “El País” o “La Vanguardia” siguió publicando álbumes en Brasil. “Tungsteno” debe ser su desembarco definitivo en España, donde esperamos seguir recibiendo obras suyas.

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