Un guiso de lentejas

Nocturna Ediciones, en su afán de recuperar obras clásicas descatalogadas e incluso olvidadas, ha catapultado de nuevo a la luz a una autora difícil de ignorar. Mary Cholmondeley (1859 – 1925), incansable en su trabajo por reivindicar el papel de las mujeres en la sociedad, al igual que su amiga Virginia Woolf, luchó toda su vida por los libros y su obra literaria. En esa línea, la autora consiguió crear «Un guiso de lentejas» (1899 original, 2019 en Nocturna Ediciones), que se convirtió en un elemento muy importante para el movimiento New Woman y el surgimiento del movimiento feminista de la Inglaterra del siglo XIX y principios del XX.

En la actualidad, gracias a esta editorial joven e independiente, esta mujer aguerrida vuelve a asaltar las librerías con una novela meticulosa y delicada, donde el público tiene la oportunidad de disfrutar de un gran clásico olvidado, de manera asequible y en castellano.

La vida de una feminista

Mary era hija de un vicario inglés y eso la marcó de por vida. En una época donde la mujer estaba relegada únicamente a los cuidados y al hogar, la joven pasó gran parte de su vida atendiendo a su madre enferma y dedicándose a los quehaceres diarios de la iglesia y de la casa familiar. Los libros, que no eran ajenos a su familia, pues muchos eran y fueron parte del mundo literario, sirvieron como vía de escape de la rutina y la monotonía y, para nuestra suerte, hicieron de Mary una gran novelista.

La publicación de su primer libro con pseudónimo en el año 1886 dio alas a una Mary que jamás se daría por vencida en su determinación por convertirse en una gran novelista. Diez años después su familia se trasladó a Londres y la vida de la joven cambió lo bastante para concebir una obra que cambiaría las cosas. Gracias a su gran observación y reflexión, Chomoldeley pudo captar las grandes diferencias entre el más puro provincianismo inglés y el esnobismo propio de la capital, y con ello las esencias de las personalidades de mujeres y hombres que las plasmó con gran maestría. De esta inquietud nació una novela, que a veces incluso se funde en un ensayo, que se convirtió en el alimento ideal para el protofeminismo ya imparable de la época. Nadie podía ya parar ese sentimiento de libertad de las mujeres y Mary se convirtió en una abanderada de la cuestión.

Época victoriana vs libertades

«Un guiso de lentejas» es la historia, como no podía ser de otra manera, de dos mujeres fuertes, a las que les une una amistad profunda y las ganas de perseverar con sus sueños. Rachel es una joven criada en la riqueza, pero que acaba desprovista de su fortuna cuando le toca heredarla. Su afán es encontrar el amor y formar una familia, pero dada su posición social puede volverse complicado. Hester, por su parte, vive en un ambiente que recibe con recelo sus inquietudes como novelista y que prefiere que mantenga con decoro su posición como hermana de un vicario en la campiña inglesa.

Ambas amigas, lejos de los estándares propios de su época, determinarán qué desean realizar con su vida, no sin antes instalarse en una encrucijada emocional y moral de la que puede que no puedan escapar tan fácilmente. La lucha de las dos mujeres es componente clave y afronta grandes compromisos para con el público lector, representando una escena que hemos leído en otras ocasiones pero que nos demuestra que aún tenemos mucho que aprender de otras novelistas.

El guiso de lentejas que cocina Chomoldeley no es otro que aquel que protagoniza el episodio bíblico donde Esaú le vende a su mellizo Jacob el derecho a la primogenitura por un plato de estas legumbres. En la novela, la sátira es un elemento trascendente que funciona como vehículo ilustrando una sociedad donde exactamente se da eso: la gente es capaz de todo por conseguir lo que desea, sin importar aquello a lo que tenga que renunciar. Rachel y Hester, durante toda la novela, tienen que jugar a este pasatiempo de manera en la que puedan salir airosas de sus encierros mentales y casi físicos, para alcanzar aquello que encuentran satisfactorio y que dará sentido a sus vidas, tal y como ellas se lo plantean. Este planteamiento, totalmente atrevido para la época, nos adentra en los principios de las agrupaciones feministas y proderechos de las mujeres.

Dos mujeres en una

Al llegar este punto, dados los datos que os hemos esbozado desde El Mar de Tinta, no es difícil adivinar que las dos protagonistas de la novela son, claramente, la dualidad que vivió Chomoldeley desde sus propias experiencias sociales. Hester y Rachel son la diatriba interior que vivió la autora inglesa, tanto en lo profesional como en lo personal. Por esa razón, ambas mujeres son retratos reales de los pensamientos, ilusiones y sentimientos de la época, puesto que ambas vivían también en Mary y en sus contemporáneas.

En definitiva, “Un guiso de lentejas” debe convertirse en uno de esos libros de cabecera que debemos atesorar, como claro ejemplo de la literatura vanguardista en una época de oscuridad para la figura de la mujer. Al igual que otras muchas escritoras que se llevan reivindicando por su papel en la literatura escrita por mujeres, Chomoldeley merece volver al estrado y compartir méritos con sus compañeras, lo que gracias a Nocturna se puede tornar realidad, al menos en nuestras estanterías.

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